Estoy seguro de que todos recordáis el Aston Martin Cygnet, aquél curioso proyecto de la firma de británica sobre la base del Toyota iQ que más bien podríamos definir como una metedura de pata de las grandes. Es más, Aston Martin lo quiso hacer tan exclusivo que sólo podías adquirirlo si eras cliente del fabricante. Ya en 2013, Aston Martin cesó su producción, pues su existencia era un sinsentido y las bajas cifras de ventas lo decían todo.
Pero hay quien no se da por vencido y en pleno 2018 la división Q by Aston Martin acaba de sorprendernos con un nuevo Aston Martin Cygnet que esconde en sus entrañas nada menos que el bloque V8 de 4.7 litros que podíamos encontrar en el anterior Vantage S. Concebido como la redención del modelo, no es otra cosa que el encargo de un adinerado cliente de la firma de Gaydon que se dejará ver en el FOS de Goodgood.
En él se pueden apreciar unos pasos de rueda ensanchados que acogen llantas de cinco radios y 19 pulgadas, dos poderosas salidas de escape, una jaula antivuelco que resulta ser una parte integral del chasis, asientos Recaro de competición, un arnés de cuatro puntos, un volante en Alcántara extraíble y un nuevo salpicadero de fibra de carbono.
Dada la naturaleza del proyecto, no hay ninguna información sobre el coste del mismo, pero viendo todas las ‘chucherías’ que decoran el exterior e interior del modelo, no ha debido de resultar precisamente barato.
La transmisión ‘Sportshift II’ de siete velocidades es completamente nueva y para el equipo de frenos se ha optado por pinzas monobloque de seis pistones con discos de 380 mm en la parte delantera y pinzas de cuatro pistones unidas a discos de 330 mm en la parte trasera. La configuración de la suspensión tiene doble horquilla en ambos ejes.
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