Ya sabéis que de vez en cuando me gusta hacer un viaje al pasado para hablaros de motores y clásicos de lo más curioso. Hoy vamos a viajar hasta la década de los ’70, una época protagonizada por la crisis del petróleo y los automóviles exóticos. Más concretamente, vamos a centrarnos en el año 1978, cuando la 64ª edición del Salón del Automóvil de París abrió sus puertas en otoño para desvelar al mundo uno de los modelos más pintorescos que ha fabricado BMW a lo largo de toda su historia: el BMW M1.
Han pasado nada menos que cuatro décadas desde aquél entonces, pero muchos todavía recuerdan aquél momento, ya que junto al BMW 2800 CS presentado diez años antes, ambos modelos representaron definitivamente la época de la firma bávara, tanto en la carretera como en el circuito. La exposición de BMW Motorsport GmbH en la cita germana acogía a toda una estrella vestida de blanco, un nuevo modelo extremadamente dinámico y extraordinariamente bajo (1.140 mm) que dejaba muy claro a simple vista cuál era el deportivo alemán más rápido en la carretera.
Con un diseño atemporal y una gran tradición en el deporte del motor, era, sin duda alguna, uno de los modelos más bonitos de la década de 1970. Fue diseñado partiendo del BMW turbo con puertas de «alas de gaviota» creado en 1972 por el diseñador de BMW Paul Bracq. Partiendo desde este diseño, Giorgio Giugiaro creó el perfil afilado del M1, con sus peculiares y rasgadas aristas y esquinas. Ambos diseñadores también colaboraron en la creación del BMW Serie 6 Coupé.
«Todo el mundo se agolpaba alrededor del nuevo deportivo de BMW con motor central», escribió la prensa. Y «la lista de pedidos es mayor que las expectativas más optimistas”.
Como ya he mencionado, la versión ‘de calle’ del BMW M1 era el deportivo alemán más veloz. Curiosamente, heredaba su motor del BMW 3.0 CSL, el que fue el primer producto que salió de la recién creada filial deportiva de la marca bávara BMW Motorsport en 1973. Aunque este es considerado como el padre de todos los modelos “M”, el primer coche de calle de la división deportiva bávara fue el mítico BMW M1.
Esta joya sobre ruedas fue el primer y único BMW de producción en disponer de motor central trasero, y bajo el capó empleaba un motor M88 de seis cilindros en línea con doble árbol de levas a la cabeza que desplazaba 3.5 litros, estando equipado con inyección de gasolina Kugelfischer.
Una versión del mismo sería más tarde utilizada también en la versión sudafricana del BMW 745i, así como en los BMW M6/M635CSi y BMW M5. Dicho motor tenía seis mariposas de admisión, cuatro válvulas por cilindro y una potencia de 204 kW (273 CV) en la versión de calle, alcanzando una velocidad máxima de 260 km/h.
Por otra parte, la serie Procar proporcionó parte del programa para las carreras del Campeonato Mundial de Fórmula 1, y el BMW M1 se colocó en la línea de salida con un motor de hasta 490 CV. La turbocompresión aumentó la potencia a 850-950 CV para carreras conforme a las normas del Grupo 5.
Finalmente, es importante mencionar que el M1 no sólo fue un coche deportivo y de carreras extraordinario, sino también una singular obra de arte. En 1979, el ídolo del pop art Andy Warhol trabajó sobre un M1 listo para competir, usando sus pinceles y pintura para convertir al M1 en una de las obras de arte más rápidas del mundo.
Ese fue el cuarto Art Car de BMW y Warhol fue el primer artista en pintar la carrocería del coche directamente con los potentes trazos de su pincel. Con el número 76, el BMW M1 Art Car luchó por el título en Le Mans a lo largo de las 24 horas completas, terminando finalmente la carrera en sexto lugar.