Casi sin saberlo, el fundador de ALPINA Burkard Bovensiepen KG, Burkard Bovensiepen consiguió hace más de 50 años –fundada el 1 de enero de 1965 en Kaufbeuren– algo que parece que a BMW se le pasó por alto, exprimir sus modelos desde un principio, eso sí, guardando las apariencias y, como no, la calidad y las garantías.
El fundador de la ya legendaria Alpina empezó trasteando con su propio BMW 1500. Reemplazó el carburador Solex por un doble carburador Webber y voila!, aquí empieza la historia de la marca, una historia que a día de hoy nos ha dejado modelos únicos que en algunos casos ocupan el lugar de esas variantes ‘M’ que los bávaros no tienen intención de sacar.
Lo que empezó siendo un preparador muy unido a BMW finalmente fue reconocido por el Ministerio Federal Alemán de Transporte como un fabricante de automóviles independiente gracias a las buenas relaciones con BMW y al reconocido prestigio que ganó durante los primeros años de historia.
Orientado para un público que busca unos acabados más exclusivos y unas prestaciones más elevadas, los modelos Alpina pueden ser adquiridos en concesionarios BMW –no en todos pero casi- y pueden ser revisados y reparados a través de la red de concesionarios del grupo alemán que ha integrado esta marca dentro de sus líneas de producción.
Claro ejemplo del buen hacer de Alpina es este E28 B7 Turbo que ahora puede ser uno de los miembros de tu garaje. Se trata de uno de los súper sedanes clásicos más raros jamás fabricados y encontrar uno a la venta es claramente motivo de celebración. Solo vieron la luz 278 ejemplares y uno de ellos está actualmente a la venta en la web de Enthusiast Auto Group.
Según apunta el anuncio, esta unidad en concreto fue la que estuvo expuesta en el Salón del Automóvil de Tokio el año de su debut. Terminado en Schwarz Blue Metallic, el automóvil «vivió» en Japón hasta 2015, año en el que fue importado y totalmente federalizado en los Estados Unidos. Su cuentakilómetros marca solo 95.506 km.
La potencia procede de un motor de seis cilindros y 3.5 litros (código B7/3) optimizado significativamente por Alpina. En él encontramos pistones más livianos, una culata modificada, renovados árboles de levas, una inyección Motronic reprogramada, un sistema de escape de alto rendimiento y, por supuesto, un turbocompresor. La transmisión es manual de cinco velocidades.
Gracias a todas estas novedades, Alpina reclamó no menos de 325 CV y 520 Nm de par, unas cifras que hoy pueden parecer insignificantes, pero que eran una auténtica bomba por aquél entonces. El modelo era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos y de alcanzar una velocidad máxima de 262 km/h, suficiente para merendarse a los nueveonce de antaño.
Este Alpina E28 B7 Turbo también incluye otras modificaciones, tales como un refrigerador de aceite Alpina, un diferencial de deslizamiento limitado, un tanque de combustible de mayor tamaño, frenos redimensionados, un juego de llantas de 17 pulgadas, aire acondicionado y diversos refuerzos ajustables en la cabina. Desde luego, su propietario no escatimó en gastos para su mantenimiento.