Mucho se ha hablado durante los días de frío de los riesgos que las bajas temperaturas tienen para nuestros coches. Además de la nieve o el hielo, el frío en sí puede resultar un problema y si este es muy extremo, pueden generarse problemas de cristalización o gelificación de algunos componentes del combustible.
A pesar de que en los últimos meses hemos sufrido un cambio en la comercialización de vehículos según combustibles, el más extendido en nuestro mercado continúa siendo el diésel por la longevidad del parque móvil existente.
Pues bien, la pregunta es clara y simple, ¿a qué temperatura se congela el diésel?. Esta pregunta tan concreta requiere una respuesta precisa porque sin la preparación adecuada, tu coche con motor diésel no irá a ninguna parte en los días de frío extremo. Afortunadamente, el problema se evita fácilmente utilizando un aditivo para combustible, que también puede revertir la gelificación una vez que esta comienza.
El diésel como tal no llega a congelarse hasta que alcanzamos temperaturas muy bajas, pero el problema llega antes y es que cuando alcanzamos a los 9 grados bajo cero, algunos componentes del diésel, como la parafina, empiezan a gelificarse al convertirse en pequeños cristales.
Una vez que las temperaturas caen entre -9 y -12 grados centígrados, se produce la gelificación, un problema que termina obstruyendo el tanque de combustible y las líneas de combustible. En este punto, es posible que empecemos a tener problemas y debamos de remolcar nuestro coche o dejarlo aparcado hasta que las temperaturas vuelvan a la normalidad.
Antes de que te eches las manos a la cabeza, podemos conducir un vehículo diésel, incluso en condiciones bajo cero, siempre que se utilice un aditivo de combustible. Diseñado para motores diésel, un aditivo de combustible -como el que ofrecen muchas de las distribuidoras en España- ya mezclado en su combustible, reduce el punto de congelación del mismo hasta cifras que pueden resultar complicadas de alcanzar de forma «natural».
Un aditivo de combustible diésel actúa alterando los cristales que se forman en el combustible durante el clima frío. Específicamente, el aditivo reduce el tamaño de los cristales, lo que evita que el combustible diesel se encere o gelifique. El aditivo cambia las propiedades químicas del combustible, lo que le permite fluir a temperaturas muy por debajo de cero.
Un aditivo también es útil si el diésel ya se ha gelificado. Aunque llegados a este punto habrá que limpiar primero el depósito y desatascar las líneas de combustible, un aditivo específico para esto puede revertir los efectos de la gelificación en menos de media hora.
Hemos escuchado muchas veces que para que la gelificación del diésel no se produzca, podemos echar un pequeño porcentaje de gasolina en el depósito de nuestro coche diésel. Sin duda esto es algo que se hacía en los coches antiguos y funcionaba sin problema, sin embargo, cuidado, porque en los coches diésel modernos, echar un poco de gasolina en el depósito puede salirte muy caro tal y como ya te explicamos en otro artículo.
A continuación te dejamos el proceso de gelificación o congelación del diésel no aditivado.
Vale, ahora que has entendido qué es lo que pasa con el diésel, ¿a qué temperatura se congela la gasolina?. En este mismo supuesto de temperaturas extremas, los conductores de vehículos cuyo combustible sea la gasolina pueden estar mucho más tranquilos y es que para que pase lo mismo, la gasolina deberá de alcanzar los 107 grados centígrados bajo cero.