El Alfa Romeo Montreal fue un sorpresa que nos llegó en 1967 por parte de la marca italiana. La misma marca nos cuenta que los organizadores de la Feria Mundial de 1967 que estaba orientada al futuro, invitaron a Alfa Romeo a proporcionar un vehículo conceptual que impresionase a toda la industria.
Alfa Romeo encargó al estudio de diseño Bertone que implementara estas demanda en un nuevo modelo. Por aquel entonces, Marcello Gandini acababa de abrir la famosa Carrozzeria. En ese momento tenía 30 años, pero acababa de crear el mítico y exitoso Lamborghini Miura por lo que estaba listo -tal y como demostró tiempo después con la creación del Lancia Stratos y el Fiat 132– para crear el Alfa Romeo del futuro que le pedían desde Canadá. Gandini diseñó una carrocería coupé impresionante con detalles únicos que destacaba gracias a algunos elementos como los faros o las rejillas.
Con una longitud de solo 4.22 metros, el vehículo se presentaba con un aspecto extremadamente compacto. Solo había espacio para dos asientos de emergencia detrás del conductor y el acompañante.
Las llamativas entradas de aire ubicadas detrás de las puertas y un gran portón trasero de vidrio nos hacían ver el diseño de motor central planteado que luego, no se tradujo en el concept -ni en el modelo de calle posterior- y es que debido a las limitaciones de tiempo, Alfa Romeo utilizó la base del Alfa Romeo Giulia para los modelos de exposición que finalmente enviaron a Canadá en los que por cierto, habían incluido el motor colocado en la parte delantera.
Ya en su sitio, el concept de Alfa Romeo se situó en la Expo de Montreal entre decenas de espejos de tal manera que parecían multiplicarse hasta el infinito.
Los prototipos inicialmente sin nombre y pintados de blanco, recibieron el nombre no oficial de Montreal. Cada día que pasaba el concepto en la exposición que duró seis meses y recibía una media de 50.000 personas diarias, Alfa Romeo recibía centenares de consultas respecto a la traducción de ese concept en un modelo de producción en serie.
Debido al interés suscitado, el departamento de desarrollo recibió la orden de poner en práctica el proyecto «Montreal». Con vistas a conocer los costes reales de producción, los ingenieros se pusieron a trabajar. El chasis permanecía en gran medida intacto y se hacía uso del probado chasis del Alfa Romeo Giulia.
El espectacular diseño de la carrocería de Marcello Gandini solo se modificó ligeramente. Los detalles conceptuales incompatibles con los requisitos de la producción en serie fueron eliminados. En principio, la parrilla – ligeramente modificada – permanecía más o menos intacta y los famosos faros se conservaban con sus mecanismos. Cuando se encendía la luz, dos listones se plegaban mecánicamente y liberaba las cuatro ópticas por completo.
También se adaptaron las rejillas situadas en los laterales y que en un principio habían sido diseñadas por Gandini para proporcionar refrigeración en un diseño de motor central, pero que ahora se utilizaban para ventilar la cabina. El conductor y el pasajero delantero se sentaban en unos cómodos asientos. Una gran cantidad de instrumentos, dispuestos en un conjunto futurista, proporcionaban información sobre el estado operativo del vehículo.
El corazón de cada Alfa Romeo Montreal ofrecía rendimiento de conducción acorde al diseño elegante y deportivo del exterior por lo que optaron por un motor V8 superdeportivo Tipo 33.
A la mecánica se le añadieron sistemas como el suministro de aceite con lubricación por cárter seco que permitía que el motor se instalase en una posición más baja. Para lograr una entrega de potencia adecuada para el uso diario, la cilindrada se amplió hasta los 2.6 litros. Además, un sistema de inyección mecánica de Società Pompe Iniezione Cassani & Affini (SPICA) suministraba gasolina a los ocho cilindros. El V8 ofrecía unos vivos e impresionantes 147 kW (200 CV) a 6.400 rpm. La velocidad máxima de 7,000 rpm y el sonido robusto también revelaban los genes de competición de la mecánica.
Una transmisión deportiva de cinco velocidades del fabricante alemán ZF era la responsable de transmitir la potencia del motor al eje trasero, que estaba equipado con un diferencial de deslizamiento limitado.
En la primavera de 1970, el Alfa Romeo Montreal celebró su debut público en el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra. La prensa comercial certificó al modelo como un coupé con comportamiento de conducción de un Gran Turismo.
La velocidad máxima era de unos 220 km / h y el cómodo chasis y las mediciones permitían certificar un 0 a 100 km/h en 7.6 segundos.
El Alfa Romeo Montreal se fabricó en cooperación entre la planta de Arese y la Carrozzeria Bertone. Debido al alto precio de su etiqueta, el coupé nunca tuvo un éxito arrollador y por eso solo se construyeron y comercializaron 3.925 unidades hasta 1977.
La buena calidad de construcción ha asegurado que muchas de estas unidades todavía sigan hoy en día inspirando a los fanáticos de la ingeniería italiana que llegan a paga entre 45.000 y 80.000 euros por unidades en buen estado.