En una medida que promete sacudir la industria automovilística global, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha confirmado la imposición de un aranceles del 25% a los vehículos importados que no sean ensamblados en el país.
Esta decisión, que entrará en vigor el próximo 3 de abril, afecta directamente a los principales socios comerciales de EE.UU., incluyendo Canadá, México, Corea del Sur, Japón y la Unión Europea.
Detalles de los nuevos aranceles
A partir de las 12:01 a. m. EDT del próximo 3 de abril y salvo que no tengamos un giro inesperado de última hora (como prórrogas o cambios de opinión), los automóviles y camiones fabricados fuera de EE.UU. estarán sujetos a este impuesto adicional, que se suma a la tarifa base del 2,5% que ya se aplicaba a las importaciones de esta clase de bienes.
Además, componentes clave como motores, transmisiones y sistemas eléctricos también serán gravados con un arancel del 25%, aunque su implementación podría retrasarse.
Uno de los aspectos más complejos de la medida es su relación con el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA). Los vehículos y piezas que cumplan con las reglas de origen del tratado recibirán una exención parcial, aplicándose el arancel solo sobre el valor del contenido no producido en EE.UU.
Repercusiones en la industria con unos aranceles injustos
La decisión ha generado una reacción inmediata en los mercados. Según la firma GlobalData, casi la mitad de los vehículos vendidos en EE.UU. el año pasado fueron importados. Como consecuencia, las acciones de los principales fabricantes han sufrido caídas significativas:
- General Motors (GM): una caída del 8% en negociaciones posteriores al cierre.
- Ford y Stellantis: registraron caídas del 4,5%.
- Toyota, Honda y Hyundai: se dejaron un 3% y un 4% respectivamente.
- Tesla: Tesla cerró en rojo con un 1,3% menos, a pesar de fabricar en EE.UU. ya que algunas piezas de las caras son importadas.
El impacto en los precios también es preocupante. Cox Automotive estima que estos aranceles podrían incrementar el precio de un vehículo fabricado en EE.UU. en aproximadamente 2.750 euros, mientras que los producidos en Canadá o México podrían encarecerse hasta 5.500 euros. Asimismo, podría reducirse la producción en Norteamérica en un 30%, lo que equivale a 20.000 unidades menos por día.
Reacciones internacionales a los aranceles
Líderes internacionales han calificado la medida como un nuevo golpe al comercio global y se espera que en las próximas horas la Unión Europea y Canadá adopten medidas lo que podría desatar una escalada en la guerra comercial.
Justificación de la medida
Trump fundamenta estos aranceles en una investigación de 2019 sobre seguridad nacional bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962. Argumenta que la creciente cuota de mercado de los automóviles importados afecta la capacidad de la industria estadounidense para desarrollar tecnologías avanzadas.
Aunque el presidente espera que estas medidas incentiven la producción en EE.UU., los expertos advierten que podría generar sobrecostes para los consumidores y fabricantes. La incertidumbre en los mercados y la posibilidad de represalias podrían afectar gravemente a la industria automovilística a nivel global.
¿Llegará la sangre al río o tendremos una nueva oleada de cambios en estos aranceles?