Con la presentación del CX-9 los chicos de Mazda ya pueden dar por completa la renovación de la oferta crossover. Mostrado al público por primera vez en el Salón del Automóvil de Los Ángeles, llegará a los concesionarios de los mercados internacionales la próxima primavera dispuesto a plantar cara a las firmas generalistas y de alto standing.
Exteriormente el diseño KODO corre por por toda la carrocería imprimiendo unos trazos suaves, limpios y elegantes capaces de hacer girar cabezas. El sello deportivo lo ponen las enormes llantas de aleación y una parrilla frontal tan grande que empequeñece los grupos ópticos delanteros, por supuesto, ya con tecnología LED.
En el interior el salto cualitativo es importante, aumentado el uso de materiales nobles para recubrir las distintas superficies. Además del cuero, el aluminio o la piel, se usan plásticos blandos más agradables al tacto en aquellas zonas que suelen toquetearse más y los huecos porta-objetos reciben un suelo de goma para que no resbalen las cosas.
La distribución del salpicadero está muy conseguida, siendo atractivo a la vista sin perder practicidad. La consola central está presidida por una pantalla de buen tamaño a color que se controla desde los mandos junto al apoyabrazos. Aquí mismo también hay sitio para el freno de mano eléctrico y un par de posa-latas.
Lo que sí se ha confirmado, al menos para Estados Unidos, es que se jubila el veterano motor de 3,7 litros y seis cilindros por un novedoso 2,5 SKYACTIV Turbo que desarrolla una potencia de 227 CV y un par máximo de 420 Nm. Si bien no son cifras de libro (se rumoreaban 280 CV), si consigue reducir el consumo en un 20% respecto al anterior CX-9, algo que también tiene que ver con el menor peso del conjunto.
Por el momento no podemos contarte mucho más pero Mazda espera que este nuevo CX-9 sea más global, con una previsión estimada anual de 50.000 unidades. Sus principales destinos seguirán siendo Estados Unidos, Australia, Oriente Medio y Rusia.
Que imponente.