Actualmente estamos asistiendo a una auténtica revolución de la movilidad de las grandes ciudades. Una lenta transición influenciada principalmente como consecuencia de la demonización del diésel, las restricciones a los vehículos más contaminantes y la llegada de otras alternativas, como el carsharing, el motosharing o los polémicos patinetes eléctricos.
Son muchos los países y los fabricantes de automóviles que ya han puesto fecha de caducidad al motor de combustión. El coche eléctrico se anuncia a bombo y platillo como la única solución a todos nuestros problemas. Sin embargo, basta con tener unos mínimos conocimientos para saber que todavía quedan muchos obstáculos por superar en este sentido.
A menudo tendemos a pensar que la desaparición de los vehículos de combustión interna es inevitable, al menos en Europa. No es de extrañar, los fabricantes de automóviles están invirtiendo miles de millones en la creación de nuevos vehículos eléctricos e infraestructura asociada. Pero ojo, porque algunas marcas japonesas no es lo único en lo que están gastando su dinero.
Compañías de renombre como Toyota, Mazda, Subaru, Yamaha y Kawasaki están mostrando un notorio interés en diversas formas de mantener vivos los motores de combustión interna. La idea es que todas las opciones compartan el escenario de la movilidad del futuro y, por supuesto, que lo hagan de una forma mucho más limpia que la actual.
Las cinco firmas niponas buscan mantener vivo el diésel
En un reciente anuncio conjunto, el quinteto de empresas japonesas aseguró que «usarían combustible para lograr la neutralidad de carbono, yendo más allá de las iniciativas de electrificación para brindar más opciones para el uso de motores de combustión interna«. Esto implicará innumerables actividades, gran parte de ellas en el mundo de la competición.
Por ejemplo, la asociación existente entre Toyota y Subaru se extenderá a la investigación y prueba de combustibles sintéticos derivados de la biomasa en la competición. Ambas compañías competirán en el campeonato Super Taikyu con un GR86 y un BRZ. Por su parte, Mazda lo hará con un Mazda3 que funciona con diésel 100% derivado de biomasa.
Según Mazda, las carreras serán la mejor manera de seguir probando y desarrollando el biodiésel. Más concretamente, el combustible en sí es suministrado por una empresa japonesa llamada Euglena Co., que está especializada en productos de «microalgas». En el enlace puedes más información acerca de este diésel de nueva generación CO2 casi neutral.
Kawasaki y Yamaha, por su parte, buscan desarrollar conjuntamente un motor de motocicleta de hidrógeno. Esto no es nada nuevo, ya que Kawasaki lleva nada menos que 11 años desarrollando tecnología para motocicletas híbridas. También Yamaha ha estado trabajando en la tecnología de combustión de hidrógeno durante los últimos años.
A la pareja pronto se unirán los otros dos grandes nombres de la industria de las motos japonesas. Honda y Suzuki han revelado que «explorarán conjuntamente la posibilidad de lograr la neutralidad de carbono mediante el uso de motores de combustión interna en vehículos de dos ruedas«. Parece ser que todavía queda un hilo de esperanza para la combustión interna…
Pues me alegro que haya marcas que innovan y van más allá de la electrificación como única solución a la contaminación ambiental y buscan soluciones prácticas pensando en los ciudadanos y no en los gobiernos y sus normativas.