El cinturón de seguridad es quizá uno de los sistemas de seguridad más simples y a la vez más efectivos que ha implementado la industria del automóvil en toda su historia, sin embargo, lo que empezó como un invento muy primitivo, no para de evolucionar, ni siquiera en nuestros días.
En la década de los años 30 ya se utilizaban los arneses en aviación pero no fue 1956 cuando un señor llamado Robert McNamara introdujo los cinturones en los coches. Eran cinturones ventrales, al estilo de los de los aviones comerciales actuales, y la seguridad que aportaban era bastante escasa. Ese cinturón fue el precursor del que tú y yo nos abrochamos a diario, el cinturón de tres puntos de anclaje, que inventó Nils Bohlin al servicio de la Volvo, por aquélla época. Posteriormente, cuando el invento demostró su eficacia, Volvo liberó la patente –Aquí puedes conocer la historia del cinturón de seguridad-.
Hoy hemos decidido hablaros de un interesante e innovador sistema de seguridad que aunque no es nuevo, esperamos que se ponga de moda con su relanzamiento en la última generación del Ford Mondeo.
El cinturón inflable ubicado en los asientos exteriores de la parte trasera combina los atributos de un airbag y los de un cinturón de seguridad convencional. Puede parecer una de “esas cosas que encarecen los gastos en caso de reparación” pero la realidad es bien diferente -El objetivo es el de reducir las lesiones, sobre todo la de los menores y las personas más mayores-.
Los últimos estudios confirman que el sistema inflable del cinturón de seguridad está diseñado para reducir las lesiones en la cabeza, el cuello y las lesiones en el pecho de los pasajeros de los asientos traseros.
En caso de accidente, el cinturón rápidamente se expande para dispersar las fuerzas y la presión que ejerce el mismo sobre el cuerpo –sí, en caso de accidente el cinturón hace daño, mucho daño, pero también puede salvarte la vida-.
Personalmente he probado el sistema –no en activo, sino como un cinturón convencional- y lo cierto es que es muy similar que un sistema de retención convencional. De hecho, si me apuráis, este cinturón de Ford parece más cómodo que un cinturón convencional ya que da más sensación de descarga de presión y se siente como más acolchado –esto son impresiones personales aunque al ser más ancho, también es algo lógico ya que la fuerza se reparte en una mayor superficie (imagina el ejemplo de los esquís)-.
Ojo, no es algo nuevo. El sistema ya se ofreció en los EE.UU. en el Ford Explorer de 2011 e inmediatamente se popularizó gracias a que más de un 40% de los compradores del modelo optaban por equipar el sistema. En el caso del Mondeo, este opcional tiene un coste de 200 euros, una cifra que hace que el sistema se vuelva mucho más interesante, ¿no?.
Al igual que con Airbag convencional, este sistema se activa cuando los sensores de impacto detectan un choque.
El cinturón se hincha gracias a un cilindro lleno de gas comprimido ubicado bajo el asiento trasero. Mediante un conector muy particular especialmente diseñada para cumplir la función de una hebilla convencional, el sistema se conecta con el depósito de aire comprimido a través del anclaje.
El sistema es muy rápido ya que el cinturón es capaz de desplegarse en menos de 40 milisegundos.
A diferencia del resto de Airbags que generan calor debido a la detonación de la carga explosiva, el cinturón de Ford se infla gracias a gas comprimido frío por lo que las quemaduras leves quedan descartadas.
Personalmente me ha parecido interesante y has de saber que lo más probable es que el sistema se expanda. Curiosamente el cinturón hinchable estará disponible en el Ford Edge que hará su debut europeo este mismo año.