En un sorprendente giro de los acontecimientos (o quizá no tanto para los que seguimos el sector a diario), Audi ha decidido que tal vez, sólo tal vez, no sea el momento de despedirse tan rápido de los motores de combustión interna. Señores, esto no se trata de una estrategia empresarial, se trata de un cambio de normativa y es que en los últimos años la UE ha pasado del blanco más radical al más absoluto de los negros para terminar moviéndose en una tonalidad de gris que aún no está clara del todo.
Hoy sabemos que la firma alemana, que había anunciado a bombo y platillo junto a otras marcas europeas, que su último modelo con ICE vería la luz en 2026, ahora dice que necesita «reconsiderar» el calendario.
¿La razón? Bueno, parece que la transición a los coches eléctricos no está cuajando tan rápido como habían imaginado. Y es que resulta que no todo el mundo está entusiasmado con la idea de deshacerse de los motores de gasolina y diésel de la noche a la mañana, sobre todo en mercados donde la infraestructura no avanza tan rápido como debería.
Gernot Döllner, CEO de Audi, lo dejó claro en la presentación anual de resultados
«En todas las regiones del mundo, vamos a examinar la vida útil de los motores de combustión. 2032 era la fecha que habíamos comunicado, pero tenemos reecalcular».
Es decir, que donde dije digo, digo Diego. Audi ahora sostiene que los ICEs seguirán siendo fundamentales, sobre todo como base para sus modelos híbridos. Y aquí viene la gran «novedad»: la marca va a seguir lanzando versiones PHEV de varios modelos, incluyendo el A3, el A6, el Q5 y el futuro Q3. Sí, esos mismos motores de combustión interna que iban a desaparecer en pocos años y que ya os anunciamos años atrás que iban a seguir comercializándose como “refritos” finalmente se van a seguir vendiendo.
Audi dice sí a la electrificación, pero con matices
Según Gernot Döllner, la extensión de la vida de los ICEs tendrá un impacto positivo en el modelo de negocio de Audi. En 2024, los coches eléctricos representaron menos del 10% de sus ventas globales y claro, renunciar al 90% de su negocio parece cuanto menos, algo arriesgado. Ahora tras años vendiendo el eléctrico como lo mejor para los negocios de la automoción europea, resulta que no van a dejar de vender algo que al fin y al cabo sigue generando buenos números.
El matiz a todo esto, es que van a seguir vendiendo los mismos ICE que nos han vendido en los últimos años. No van a «invertir mucho» en nuevas generaciones de motores diésel, aunque seguirán disponibles mientras la legislación lo permita.
Entonces, ¿Qué significa esto para los consumidores? Muy fácil, que todo seguirá como hasta ahora y que Audi seguirá vendiendo coches de combustión interna durante bastante más tiempo del previsto, siempre y cuando haya demanda y siempre y cuando la normativa lo permita. Y viendo los datos de ventas, parece que esa demanda no va a desaparecer de la noche a la mañana.
La nueva estrategia de Audi: un poco de todo
Audi seguirá apostando por una «oferta flexible». Es decir, que en lugar de ir con todo a por los EV, prefieren mantener abiertas todas las opciones: gasolina, diésel, híbridos enchufables y, por supuesto, eléctricos.
Se trata de un plan maestro para no perder cuota de mercado mientras esperan a que el resto del mundo decida si de verdad quiere pasarse a los coches eléctricos.