Como te contábamos hace algunas semanas, la disminución global en los pedidos de los clientes en el segmento de la clase de lujo eléctrica podría llevar a la firma de los cuatro aros a considerar el final temprano de la producción de los Audi Q8 e-tron y Q8 Sportback e-tron. Y no solo eso, la reestructuración podría implicar incluso el cierre de la planta, y la cosa no pinta bien.
Así lo señalan al menos desde Automotive News, ya que las recientes conversaciones con otros fabricantes de automóviles como NIO no están dando sus frutos. El director de operaciones de Audi, Gerd Walker, ha declarado que no han encontrado un «concepto viable y sostenible» para la factoría, a pesar de que 26 interesados se han puesto en contacto con ellos.
Además, el Grupo Volkswagen ha decidido no fabricar otro vehículo en la planta ni buscar otro uso para las instalaciones. Como señalaba la propia Audi, existen “problemas estructurales de larga data en la planta de Bruselas” donde se fabrican los SUV eléctricos. Estos problemas pasan por elevados costes logísticos y un diseño de planta difícil de adaptar a los cambios.
Esto se debe, esencialmente, a su ubicación, cerca del centro de la ciudad. Por lo tanto, encontrar un inversor para la planta es ahora la única esperanza realista para evitar el cierre y la posible pérdida de 1.500 puestos de trabajo a partir de octubre, seguidos de otros 1.100 el año que viene. ¿Animarán los aranceles de la UE a algún otro fabricante chino a comprar la planta? Pronto lo sabremos…
Una mala situación en el Grupo VAG
Como ya sabrás, la planta de Audi no es la única que corre peligro dentro del Grupo Volkswagen. La situación es más crítica de lo que parece (en el sector de la automoción europeo en general, como te comentábamos recientemente) y la firma alemana ha advertido acerca del posible riesgo de cierre de varias plantas de producción en su país natal.
En palabras de Oliver Blume, director general del Grupo Volkswagen, “la industria automovilística europea se encuentra en una situación muy exigente y grave. Están entrando nuevos competidores en el mercado europeo y Alemania, en particular, como lugar de producción, se está quedando cada vez más atrás en términos de competitividad”.
Añade que “la situación es extremadamente tensa y no se puede resolver con simples medidas de reducción de costes”. Esto podría dar lugar a «una reestructuración completa« de las diferentes compañías que integran el Grupo, y «el cierre de plantas de producción y de componentes no puede descartarse«. De llevarse a cabo, sería la primera vez en la historia de la firma en tener que tomar medidas tan drásticas.
Los sindicatos, por su parte, ya han puesto el grito en el cielo, pues Volkswagen confirmó que se ha sentido obligado a poner fin a su acuerdo de protección del empleo, un programa de seguridad laboral que ha estado vigente desde 1994, para asegurar “ajustes estructurales urgentemente necesarios”. Según el principal sindicato industrial alemán, IG Metall, este plan “sacude los cimientos” del fabricante de automóviles.