Lo que años atrás empezó siendo una estrategia de algunas marcas, pocas, se ha ido generalizando dados los buenos resultados cosechados. La diversificación comenzó a llegar en masa a todos los fabricantes. Las mecánicas diesel empezaron a aparecer en berlinas de lujo como la Clase S de Mercedes, numerosas marcas Premium empezaron a lanzar modelos más pequeños de acceso a la gama, e incluso utilitarios después. Un tiempo más tarde Porsche nos sorprendía con un todoterreno, luego con una berlina, y desde no hace mucho lo volvía a hacer equipándolas con una mecánica turbodiesel de 3 litros.
Con todo esto la pregunta que uno se haría es ¿Dejarán en algún momento de ceder la tradición y la filosofía automovilística a favor de los intereses comerciales de las marcas?
Está claro que los mercados mandan, y que priorizar una trayectoria de tradición y filosofía por encima de una cuenta de resultados más abultada puede no ser a la larga la postura más inteligente, máxime en los tiempos que corren, y sino que se lo digan a Bentley.
Con casi 5 metros y medio de largo que mide el Mulsanne, no se puede decir que estemos ante un coche pequeño, ni siquiera de una berlina convencional, pero en contra de lo que pueda parecer, y a petición de buena parte de la cartera de clientes de la marca, sobre todo de los mercados americano y asiático, Bentley hace oficial la salida al mercado de una versión de batalla larga de su archiconocido modelo, petición que vienen recibiendo desde tiempos inmemoriales por muchos de los compradores, destinados en su gran mayoría a usar las plazas traseras del vehículo, las más beneficiadas con esta modificación.
Hacen lo mismo con el desarrollo de nuevas mecánicas diesel e híbridas que, pese al alto nivel adquisitivo que hace falta para ser propietario de uno de estos modelos, parece haber llegado el momento de pensar en la eficiencia, que no el ahorro, y sobre todo en la sostenibilidad, concepto al que ciertas marcas de super lujo han sido siempre tan ajenas, pero que de un tiempo a esta parte parecen compartir como cualquiera de las más generalistas. Tanto es así, que Bentley ya está trabajando en un motor V8 turbodiesel de 4,2 litros de origen Volkswagen que a buen seguro podría estar equipando este modelo antes de lo que pensamos, igual que una posible alternativa V6 también turbodiesel, esta todavía más en pañales, pero que no sería de sorprender se materializase también a lo largo del año que viene.
Hasta el momento, viene habiendo empresas que por una ingente cantidad de dinero, como la rusa ArmorTech, realizaban todo tipo de trabajos de blindaje y adaptación del chasis en vehículos de alta gama, aunque estos fueras más enfocados a la mejora de la vida a bordo que supone un alargamiento del chasis. Trabajo que, en el caso del Bentley Mulsanne, ya no será necesario…