Cuando uno de los fabricantes de automóviles más exclusivos del mundo trabaja con una de las marcas de diseño y fabricación de muebles más lujosas del Reino Unido se obtiene una pieza única y, por supuesto, muy cara. Ese es el resultado de la unión entre Bentley y Lenley para realizar una edición especial del Continental Flying Spur, tan limitada que solamente se fabricarán diez unidades y con destino a uno de los sitios donde queda dinero, China.
Está edición del pequeño sedán (por debajo del Mulsanne) de la marca británica está dotada de elementos de la firma Linley por todo el habitáculo, lo cual le da un toque de exquisitez con unos materiales de máxima calidad. Predomina el uso de madera de palo rosa para las consolas delantera y trasera, guantera, puertas, etc.; sustituyendo así los tradicionales acabados de castaño y nogal que suele emplear Bentley. En la marquetería se ha añadido el dibujo de hélice habitual en los diseños de Linley y su logotipo de en varias partes, hecho de acero inoxidable. Como no podía ser de otra manera, todos los paneles son artesanales, cuidando hasta el mínimo detalle.
Linley también ha personalizado otras partes para darle su toque personal. Así pues, los asientos llevan una costura especial en consonancia con los acabados en madera. Además, cuenta con artículos exclusivos de la marca, como una bolsa de cuero de la marca donde dentro hay una manta de cachemir. Otro detalle es el ambientador para la parte trasera que el cliente podrá elegir en función de sus gustos personales.
En cuanto al automóvil en sí, el Continental Flyng Spur es un sedán de casi 5,3 metros de largo y 1,97 de ancho. Incorpora la mecánica de 12 cilindros en uve doble del Grupo Volkswagen capaz de rendir 560 CV. Aunque dé un peso en báscula de más de dos toneladas y media, es capaz de ponerse a 100 kilómetros por hora desde parado en 5,2 segundos y alcanzar los 312 Km/h.