Hace unos días nos llegaba la información sobre el primer Ferrari alimentado por Bioetanol. Se trata del FF, que por un coste de adaptación reducido es posible acometer la modificación que permita al vehículo funcionar con este combustible.
Mecánicamente, todos conocemos el Ferrari FF, se trata de lo último de la marca, con un motor V12 de 660cv situado delante y tracción a las 4 ruedas. Curiosamente la adaptación mecánica da como resultado además 215cv adicionales, es decir 875cv de potencia final.
Pero todo tiene una explicación.
Si se ajusta el motor aumentando la relación de compresión, y adaptando la inyección a la nueva relación estequiométrica, se consigue una mayor potencia para el motor (9% con una mezcla estándar más habitual del 20% de alcohol), mejora el rendimiento térmico y se reduce el consumo (alrededor de un 7% con respecto a lo que se obtendría solo con gasolina, para este supuesto) y se consigue una combustión más perfecta, con menor índice de carbonización y emisión de gases contaminantes (lo que significa menos emisiones de CO2 y HC a medida que aumenta el porcentaje de alcohol en la mezcla).
Por esto, si se analiza lo conseguido, no es tan rocambolesca la ganancia de potencia, como la modificación general en sí, ya que además esta prueba se hizo con una mezcla de bioetanol del 85% (E85), de ahí que en parte el resultado sea el que es.
En cualquier caso, conseguir lo logrado, en el V12 de un Ferrari, es sin duda algo magistral, no tanto por las nuevas prestaciones del modelo que arrojan cifras como una aceleración de 0 a 100 en poco más de 2 segundos, como por el menor consumo del conjunto o la mencionada merma de emisiones contaminantes.
Ahora solo habría que conocer la adaptación realizada, más en profundidad, dado que para poder emplear el bioetanol como combustible en mezclas tan altas, es necesario adaptar determinadas partes de la mecánica para evitar aumentos de consumo, mayores relaciones de compresión para las que el motor pudiera no estar preparado, empobrecimientos de la mezcla, deterioro de las bujías por exceso de temperatura y presión, o corrosión por el ataque de alcoholes entre otras.
Puede, eso sí, que de esta manera, el problema de autoignición que venían padeciendo algunos modelos de Ferrari se solucione, quien sabe (aunque nada tenía que ver con su combustible…).