Mediada la década de los setenta, BMW decidió reestructurar su gama de vehículos e introducir en el segmento D un modelo que, seguramente al contrario de sus expectativas, casi cuarenta años después sigue vigente: la Serie 3. Desde 1975 hasta hoy, su evolución ha ido marcada con el desarrollo tecnológico y estético en la industria del automóvil, pero nunca con cambios radicales, como acostumbran otros modelos. Así pues, desde la primera generación se puede identificar perfectamente con la última hornada, no deja lugar a dudas que es un Serie 3.
Sustituyendo a los BMW 1500/2000, muy frecuentes en pruebas de rally de clásicos, la Serie 3 nació en 1975 (chasis conocido como E21), con con unos rasgos característico que perduran hasta hoy: tres volúmenes, tracción trasera, gran superficie acristalada, su prominente parrilla y, como no, el doble faro redondo. Su carácter deportivo fue marcado desde el principio, pues solamente se ofrecía con dos tipos de carrocería: coupé y descapotable.
En 1982 llegó la segunda generación, E30, con pocos cambios estéticos, pero sí en motores, acabados y carrocerías. Se añadieron versiones sedán y familiar, lo cual hizo que su mercado potencial aumentara considerablemente y la marca diera un salto un gran salto cuantitativo, haciéndose con un hueco importante en cuanto a número de ventas tanto en Europa como en América.
Durante los once años que se fabricó, estrenó un gran número de motorizaciones de cuatro y seis cilindros (siempre en línea) e, incluso, llegó a convivir con la siguiente generación. Pero su gran acierto fue en 1986 con el lanzamiento del M3, la versión más radical de la gama. Durante esta generación llegó a tener tres ediciones con dos evoluciones, además de ediciones especiales, que iban desde 197 hasta 238 CV. Su destino, a priori, era únicamente Europa, aunque llegó a comercializarse en su versión primitiva en Estados Unidos. Estaba disponible en coupé y descapotable.
Para 1990 BMW ya tenía preparada la siguiente apuesta: E36. Éste fue otro éxito para la marca de Múnich. Su estilo suponía un cambio importante estéticamente y sus líneas eran mucho más redondeadas y adecuadas a la nueva década. A las carrocerías ya conocidas, se añadió también la versión Compact, de dimensiones más reducidas que el sedán y tres puertas. Aunque en el mercado americano se introdujo en 1992, experimentó un gran salto en 1995 al ser el primer BMW que se produjo fuera de Europa, concretamente en en la nueva planta estadounidense de Carolina del Sur.
Durante esta década, tuvo una importante competencia en su propio país, pues Mercedes-Benz y Audi lanzaron sus ofensivas en el segmento con los nuevos Clase C y A4, respectivamente. Pero BMW se mantuvo al frente, haciendo valer la gran experiencia de los años anteriores. Tampoco faltó un nuevo M3, ofreciéndose también con carrocería sedán. Estaba disponible con una mecánica 3.2 de seis cilindros en línea y 240 CV, el tope de gama de su generación.
1998 vio la aparición del chasis E46, otro gran cambio en la Serie 3. Sus ángulos se redondearon aún más, aunque mantenía las líneas maestras. También introdujo nueva tecnología en sus motores, especialmente los diésel, cuya base aún sigue vigente, donde destacan los de cuatro cilindros, como el 320d, una de las mecánicas que ofrecía más potencia con su cilindrada (136 y 150 CV). Se mantuvieron las mismas carrocerías, aunque BMW desechó el Compact en 2004 con la salida al mercado de la Serie 1.
El M3 de esta generación aumento en más de 100 CV su potencia, llegando hasta los 340 de base y 360 si se optaba por la versión CSL, mucho más ligera, siendo prácticamente un coche de competición para la carretera. Pese a que su competencia mejoraba con nuevas generaciones, el E46 siguió siendo una referencia en su segmento y uno de los coches más vendidos en nuestro país.
En 2005 se introdujo la quinta generación de la Serie 3. En esta ocasión las líneas eran más agresivas con una sensación de mayor músculo. Creció mucho, tanto en longitud como en anchura, y su chasis, E90, tuvo algunas variantes en función de la carrocería (E91 familiar, E92 coupé y E93 cabrio). Por primera vez, BMW se centraba en la eficiencia con nuevas soluciones en el mercado como la recuperación de la energía en las frenadas y el sistema start/stop, que para el motor al detenerse el coche.
Por primera vez contó con un motor de ocho cilindros, montado, por supuesto, en el M3. Se trataba de un bloque de cuatro litros de cilindrada que es capaz de rendir 420 CV. Además, tanto los diésel como los gasolina recibieron numerosas mejoras e incorporaciones, como el 335i, primero con doble turbo y que, sin ser M3, superaba los 300 CV. También hay que mencionar que fue la generación menos longeva, solamente seis años la separan de la siguiente.
Y llegamos a la actualidad, con el lanzamiento de la sexta generación en 2011. Para nombrar a su chasis, BMW cambió el uso de la E para pasar a F, así, éste nuevo es conocido como F30. A simple vista, estéticamente no supone ninguna revolución respecto a su antecesor. De momento solamente está disponible en versión sedán, pero próximamente habrá nuevas carrocerías, sumadas a motorizaciones revolucionarias en la marca, como una mecánica híbrida. En cuanto a eficiencia, la marca sigue trabajando en su progresión y, por ejemplo, cabe destacar que su coeficiente aerodinámico es de 0,26, uno de los mejores del mercado.
Imágenes: BMW
Me quito el sombrero con este artículo!!
Enhorabuena por el artículo Miguel, me ha gustado un montón! Como se nota que coleccionas BMW’s…
Gracias jeje, sí hace poco me llegó el M1 que había encargado 🙂