Muchos son los fabricantes de automóviles que nos están augurando un futuro lleno de vehículos eléctricos, al igual que ocurre con nuestros gobiernos, pero parece ser que hay algo que todos ellos no han tenido en cuenta (o no quieren tenerlo, más bien): las reservas de cobalto para alargar la autonomía que proporcionan las baterías de ion litio.
Es por ello que muchos fabricantes están buscando diversas alternativas ante el futuro eléctrico que se avecina, unos acudiendo a otros combustibles como puedan ser el hidrógeno, el GLP/GNC o los combustibles sintéticos; y otros buscando nuevas formas de crear las baterías. En este contexto aparecen las baterías en estado sólido, las cuales son más densas, más pesadas, con mayor capacidad y no inflamables.
El último en sumarse a la extensa lista de compañías que están apostando por este tipo de baterías es BMW, quien ha firmado recientemente un acuerdo con Solid Power, la compañía estadounidense de fabricación de baterías para eléctricos. Al parecer, ambas compañías buscarán avanzar en la tecnología de baterías en estado sólido de próxima generación a fin de lograr que su uso sea posible en vehículos eléctricos de alto rendimiento.
Como su nombre indica, las baterías en estado sólido cuentan con un material sólido y conductor, en lugar de un líquido o un electrolito en forma de gel como el que se encuentra en las baterías actuales de iones de litio.
Numerosos expertos consideran que las baterías en estado sólido podrían comenzar a reemplazar a las baterías de iones de litio a principios de la próxima década, ya que los beneficios que ofrecen son muy reseñables. A los comentados anteriormente se unen también unos costes más bajos y unos tiempos de carga significativamente más cortos. Es por ello que diversos fabricantes de automóviles, entre ellos Toyota y Porsche, también están trabajando en el desarrollo de este tipo de baterías.