En 1926, Ettore Bugatti presentó el Bugatti Type 41, un modelo digno de la realeza que a día de hoy es tratado como lo que es, una obra de arte sobre ruedas. Con más de seis metros de largo, el Bugatti Type 41 presentaba un extraordinario motor de ocho cilindros en línea de 12,8 litros bajo su largo capó. Tal era su disposición que el capó requería dos personas para levantarlo, mientras que la distancia entre ejes del coche abarcaba 4,3 metros.
El extraordinario motor desarrollaba hasta 300 CV a 1.800 rpm y era capaz de acelerar el Type 41 y a sus nada menos que 3,5 toneladas hasta una increíble velocidad máxima de 200 km/h. Entre las características avanzadas del motor se encontraban unos árboles de levas que accionaban tres válvulas por cilindro, cámaras de combustión cada una con dos bujías en lugar de una (una disposición que era mucho más común en ese momento) y un avanzado sistema de lubricación por cárter seco que se usaba en los modelos de carreras.
El primer modelo de producción -con una elegante carrocería roadster- se vendió en 1932 pero, a pesar de las características excepcionales del Royale, no llegó a ser un éxito económico. La Gran Depresión –una crisis económica mundial que se prolongó durante toda la década– y sus consecuencias hicieron que los posibles compradores se abstuvieran.
Hasta 1933 se fabricaron seis unidades del coche y 25 motores, pero sólo se vendieron cuatro del Bugatti Type 41 Royale.
Aunque muy innovador en todos los sentidos, el Royale y su sofisticado motor ocupaban un lugar muy especial en el corazón de Ettore y por eso tomó su ingenioso diseño de motor y lo aplicó para transformar la red ferroviaria francesa con un nuevo tipo de vagón expreso.
A pesar de lo bien desarrollada de la infraestructura ferroviaria francesa, esta funcionaba con pesadas máquinas de vapor. Esta situación se vió amenazada por la creciente competencia de automóviles y autobuses.
El innovador tren de Ettore, inspirado en el Royale quería impulsar a los ferrocarriles franceses a una nueva era. Las modificaciones permitieron reconfigurar el motor de ocho cilindros del Royale y utilizarlo en las nuevas unidades ferroviarias de cuatro ejes que desarrolló para los ferrocarriles franceses. En sólo nueve meses diseñó y desarrolló el modelo para ofrecer una nueva generación de viajes en tren de lujo y a alta velocidad.
En las primeras pruebas de homologación, la combinación de potencia, construcción ligera y eficiencia aerodinámica del hermoso y elegante tren le permitió alcanzar una velocidad máxima de 172 km/h, un récord para los viajes en tren en ese momento. Sus superficies y formas se optimizaron para mejorar la aerodinámica.
En 1934, una versión evolucionada se convirtió en el tren más rápido del mundo, estableciendo un nuevo récord de 196 km/h. Un rendimiento como este permitió a las compañías ferroviarias reducir drásticamente los tiempos de viaje, haciendo posibles servicios exprés cómodos y de larga distancia.
Los vagones que Bugatti desarrolló y fabricó fueron verdaderamente revolucionarios en términos de aerodinámica y rendimiento. También representaron momentos decisivos en términos de estética.
Ettore fue pionero en un diseño que dio como resultado el primer tren que colocó al conductor en una cabina específica ubicada en el centro (por eso lo llamamos «autorail» en francés). Esto permitió al conductor realizar tareas operativas y logísticas con mucha mayor facilidad, eficiencia y seguridad, brindándole una visión completa de 360° para evitar cambiar de lugar cuando el tren alteraba su dirección.
El estilo interior y la funcionalidad de los trenes Bugatti fueron igualmente radicales, permitiendo a los pasajeros crear un entorno personalizado a partir de una configuración totalmente flexible.
La configuración permitía que los asientos giraran, permitiendo a los pasajeros elegir entre mirar en el sentido de la marcha o sentarse mirando en sentido contrario.
En total, Bugatti fue responsable del desarrollo y fabricación de 88 trenes. Estos notables logros permitieron a Bugatti no sólo sobrevivir a la agitación de la década de 1930, sino también emerger más fuerte.
De los 88 trenes construidos por Bugatti, hoy en día sólo queda un ejemplar: «Le Présidentiel», que fue uno de los primeros vagones entregados por Bugatti y operados por ETAT.
Actualmente, el lugar de descanso de Le Présidentiel se encuentra en la Cité du Train de Mulhouse, dirigida por Sylvain Vernerey. En el museo de Mulhouse se pueden ver más de 150 trenes y máquinas ferroviarias que datan de 1827, lo que la convierte en la exposición más grande de Europa -de este tipo-.
Fuente | Bugatti