A lo largo del legado de 115 años de Bugatti, la marca siempre se ha basado en traspasar límites, y la creación de una nueva plataforma para la próxima generación de hiperdeportivos no es una excepción.
Si bien las plataformas Veyron y Chiron habían formado la columna vertebral de Bugatti durante dos décadas, el Tourbillon presentaba la oportunidad perfecta para redefinir la cima de la excelencia automotriz una vez más con una arquitectura completamente nueva.
Bugatti Tourbillon, un nuevo proyecto
Para Bugatti, empezar con una hoja de papel en blanco no era una necesidad, sino una oportunidad. El equipo aprovechó esta oportunidad para repensar cada elemento del coche. Permitiendo que el Tourbillon surja como algo completamente único, algo aún más emocional y dinámico que su legendario predecesor.
Uno de los aspectos más innovadores del Tourbillon es el tren motriz que combina un motor V16 de aspiración natural y tres motores eléctricos. Como te puedes imaginar, esta combinación representa una maravilla de ingeniería y diseño. La plataforma completamente nueva permitió al equipo de Molsheim integrar el tren motriz y todas sus demás características técnicas de la manera más óptima.
En la parte delantera del vehículo, cinco de un total de ocho radiadores están estratégicamente ubicados. Dos radiadores en el exterior canalizan el aire directamente al motor, mientras que los del centro dirigen el flujo de aire desde la icónica parrilla en forma de herradura para enfriar la cabina y los componentes eléctricos con la máxima eficiencia.
Detrás del maletero se ha integrado perfectamente el eje eléctrico, compuesto por dos motores eléctricos de 250 kW. Esta configuración no sólo proporciona capacidad total de tracción en las cuatro ruedas, sino que también permite la vectorización del par, lo que mejora drásticamente el rendimiento y el manejo al desviar el par a cualquiera de las ruedas delanteras según sea necesario.
Una batería de 24 kWh en forma de T
El núcleo de la nueva plataforma es una batería en forma de T alojada centralmente que entrega la energía eléctrica y actúa como parte estructural del monocasco. Situada en el medio para lograr un centro de gravedad perfectamente equilibrado, la unidad de batería de 24 kWh permite una autonomía de más de 60 km en modo eléctrico puro. Esta nueva arquitectura también ofrece una posición de asiento fija con pedales y volante móviles, minimizando tanto la altura como el peso del tourbillon.
En la parte trasera se encuentra el corazón del Tourbillon: el V16 de aspiración natural combinado con un tercer motor eléctrico trasero. La gran longitud de este motor requirió que los ingenieros de Bugatti emplearan un nuevo enfoque en el diseño, que acercó el motor al conductor. Al reubicar los tanques de combustible a los lados, la marca pudo mantener bajo control la distancia entre ejes y la longitud del hiperdeportivo mientras maximizaba el espacio interior.
La estructura de protección integrada dentro del enorme difusor proporciona una mayor optimización del peso, evitando la necesidad de una viga trasera completa.
Como puedes imaginar, el Tourbillon es una declaración de intenciones y ahora sólo queda disfrutar de él e imaginarnos el futuro modelo de la marca.
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