Si pensabas que el señor Pere Navarro, director de la DGT, se estaba pasando proponiendo medidas restrictivas para reducir la siniestralidad vial en España, espera a ver lo que nos tiene preparada laUnión Europea (UE). A partir del 7 de julio de 2024, todos los vehículos de nueva matriculación deberán equipar de serie un «Registrador de Datos de Eventos» (Event Data Recorder o EDR), más conocido como ‘caja negra‘.
Parece ser que los políticos no confían en exceso en los conductores y, en lugar de educarnos en seguridad vial o de mejorar las características de muchas carreteras, quieren que los coches sean nuestros nuevos padres. Así, las ‘cajas negras’ se sumarán a otros ADAS ya disponibles de serie. De hecho, los propios EDR ya eran obligatorios desde verano de 2022 en vehículos de nueva homologación.
¿Qué implica la ‘caja negra’ en el coche?
Las cajas negras nacieron como grabadoras de vuelo en las aeronaves a finales de los años ’60. Como ya sabrás, pese a su nombre, en realidad no son negras (ojo, pregunta de Trivial), sino naranjas, a fin de que sea más fácil encontrarlas tras un accidente. La idea es replicar este tipo de dispositivo en los automóviles nuevos de la UE para conocer mejor las causas de los siniestros.
Un registrador de datos puede ayudar a las autoridades a comprender qué sucedió exactamente a través del análisis de los datos almacenados en el dispositivo. Concretamente, según señala la Comisión Europea, la ‘caja negra’ registra determinados parámetros -velocidad, frenada, posición e inclinación del coche y reacción de los ADAS- durante un breve período de tiempo: cinco segundos antes del accidente y 0,3 segundos después del impacto.
Adicionalmente, el EDR analiza si se activa el sistema de llamadas de emergencia eCall. Si bien cada fabricante es libre de desarrollar el sistema por su cuenta, el EDR debe almacenar la información «con un alto nivel de precisión y una supervivencia garantizada de los datos«. También almacena la información relativa a la marca y modelo del vehículo, así como el equipamiento instalado.
Lo más habitual es que vaya integrado en la unidad de control del airbag y no se pueda apagar. De esta forma, se activa automáticamente al saltar los airbags y los tensores de los cinturones de seguridad. Otro ejemplo de activación es un cambio de velocidad lateral o longitudinal de más de 8 km/h en 0,15 segundos. Lo que te alegrará saber es que todos los datos son del propietario del vehículo.
Se trata de un sistema de circuito cerrado y los datos se recopilan de forma anónima, a fin de evitar que puedan ser manipulados. Los datos solo serán accesibles a las autoridades mediante la propia ‘caja negra’ o la interfaz OBD en caso de accidente. Serán obligatorias en turismos M1 hasta nueve pasajeros y en vehículos comerciales N1 hasta 3.500 kg.