Sí, ya me he cansado de estar callado. Cansado de escuchar multitud de mensajes excepcionalmente positivos de cara al coche eléctrico y al mismo tiempo estar ofertando soluciones tan abusivas para el cliente como favorables para los bolsillos de las empresas.
El mundo del vehículo eléctrico me gusta, me atrae y no estoy para nada en contra. Creo que es el paso adecuado para ir reduciendo las emisiones si queremos respirar un aire un poco mejor en las grandes ciudades pero el esfuerzo de los usuarios no debería estar cargado de trabas y listillos que quieren hacer «el agosto».
¿Te imaginas ir a repostar gasolina sin plomo pero tener que abonar el parking además del combustible? Esta insólita situación nunca la verás en el mundo ICE pero es habitual para los clientes del vehículo eléctrico, situando puntos de recarga en parkings privados que te cobran por ambas cosas, la electricidad y el estacionamiento, elevando el coste ese tan ventajoso que en un principio supone tener un eléctrico.
Y sí, es cierto que las cuentas deben salir cargando en casa y que los puntos externos son solo para ocasiones puntuales pero la dirección que toma el mercado es que estos vehículos sirvan para todo y terminen sustituyendo a los de combustión tradicional (las marcas no hacen más que anunciar el fin del motor de combustión así que los eléctricos serán para todo).
Tampoco entiendo que se anuncien a bombo y platillo instalaciones de puntos de recarga con uno o dos puestos, ni tener que llevar en el móvil 700 aplicaciones diferentes para poder activarlos en función de la empresa. Con un lector de tarjetas de crédito sería mucho más sencillo.
Con precios abusivos como los de Ionity (sale más caro que viajar en un Range Rover V8) muchas empresas están optando por diferentes suscripciones para reducir el coste de la carga… es decir, es como si en Cepsa, Repsol o BP te dieran la posibilidad de abonar 15 € al mes para tener la gasolina un poco más barata. ¡Es de locos!
Las gasolineras en muchos casos tienen programas de puntos o fidelidad gratuitas para reducir los precios, tarjetas específicas o incluso vales descuento para los supermercados pero nunca una cuota plana (que no incluye «x» kW, solo el derecho a un precio menor así que estas pagando para pagar menos… entiéndelo como quieras).
Si de verdad se desea darle una vida real, útil y sencilla al coche eléctrico hay que hacer que los usuarios se sientan cómodos, no perciban las incomodidades respecto a los coches de combustión y reducir gestiones, aplicaciones y demás historias para no dormir que empañan mucho el uso de ese tipo de coches.
Es verdad que será complicado luchar contra esos puntos de carga que se han «cabreado» con tu coche y por más que intentas cargar, el punto dice «no, hoy no». La electrónica es mucho más caprichosa que la vetusta pero efectiva manguera de la estación de servicio. Aquí en el peor de los casos tardarás 5 minutos y si se complica te vas a la siguiente.
Sí señores, el tiempo es otra de las cosas que son como la homologación de las autonomías, una gran mentira. Hay muchos factores en juego que afectan tanto a los coches eléctricos (y afectan de verdad en una proporción muy superior a los de combustión) que puedes llegar a sentir presión si decides viajar a la aventura, salvo que tengas un Tesla que más o menos cuenta con una infraestructura sencilla, fácil y coherente: llegas, enchufas y te vas. El propio punto sabe quién paga.
En Iberdrola, Endesa, Wenea, EasyCharger… hacen un trabajo bueno pero claro, hay ocasiones en las que no todo funciona a la perfección o tú coche no se entiende bien con el punto, cargando a una velocidad inferior. Esto provoca que los 30 minutos prometidos por la marca se queden en una hora o algo más, con velocidades de carga muy inferiores.
Con este artículo no quiero tirar por tierra al vehículo eléctrico que repito creo que es una solución factible a largo plazo. Quiero criticar las muchas malas decisiones que se van tomando en su entorno y que parece están pensadas por personal que no usa esos coches y no entiende su día a día. Lo que cabrea ver un ICE en una plaza EV o peor aún, un EV en una plaza EV pero sin enchufar.
Y aquí termino la reflexión. Creo que hay mucho trabajo por hacer en todos los sentidos. De nada sirve el avance tecnológico si para entenderlo hace falta hacer un master. Simplicidad, sencillez y coherencia serían perfectas para darle un empujón a los «cero emisiones».