Cuando hablamos de automóviles, cada uno tiene sus gustos y sus razones para decantarse por un fabricante u otro, y lo mismo ocurre con el tipo de vehículo que cada cual anhela. Normalmente todos mencionamos, en primer lugar, el origen de las marcas: el JDM, ‘los alemanes’, le macchine italiane, las bestias americanas…
Luego ya, dentro de la nacionalidad, nos quedamos con una marca y modelo de forma más específica. En cualquier caso, es indudable que los fabricantes de algunos países se han ganado el respeto de todos por aquello que mejor se les da. Los japoneses son famosos por su eficiencia, a los alemanes se les reconoce por su ingeniería, los italianos nos deleitan con su diseño…
Y hay otros que simplemente están ahí sin llamar demasiado la atención y son igual de buenos en su conjunto. Hoy me voy a centrar en hablaros del mercado americano, el paraíso de todo petrolhead, cuna de los muscle cars y uno de los pocos rincones del planeta donde, por ahora, no se ha aniquilado a los bloques V8.
Vale, normalmente cuando hablamos de lujo, investigación, desarrollo o ingeniería, lo último que se nos pasa por la cabeza es un coche del otro lado del Charco, pero igual de cierto es que pocos modelos del Viejo Continente son y llegarán a ser tan icónicos y deseados como el Ford Mustang o el Chevrolet Camaro.
Por suerte o por desgracia, los tiempos cambian y la mayoría de marcas están optando por europeizar sus grandes modelos, no hay más que ver precisamente el mencionado Ford Mustang, así que es un buen momento para rendir homenaje a los coches clásicos americanos más populares de las últimas décadas.
Cadillac Eldorado
El Cadillac Eldorado nacía en 1953 como una propuesta lujosa para los Estados Unidos, y no debió de salirle mal la jugada a la compañía norteamericana teniendo en cuenta que el modelo estuvo vivo hasta 2002, cuando llegó el Cadillac XLR. La primera generación ofrecía en alguna de sus versiones espacio para hasta seis ocupantes.
Con 5,61 metros de longitud, el Cadillac Eldorado fue el primero en recibir un parabrisas panorámico. Costaba el doble que el Cadillac más barato por aquél entonces y contaba con un motor V8 de 5.4 litros que desarrollaba 210 CV (157 kW) de potencia a 4.150 rpm, estando asociado a una caja de cambios automática.
Se vendieron 532 ejemplares de la primera generación, que era una edición limitada, pero dado su éxito en 1954 llegó una «segunda generación» con sutiles cambios y ya como modelo de producción. En total ha habido nada menos que 11 generaciones que hemos visto en muchas películas, incluidas Vive y deja morir de James Bond o Miembro de Oro, con Austin Powers.
El nombre Eldorado evoca al legendario jefe de una tribu de América del Sur o, según Mary Ann Zukosky, secretaria del departamento de ventas de Cadillac en aquél momento, a ‘El Dorado’, el mito de la ciudad perdida de oro en América del Sur que los exploradores españoles trataron de encontrar durante siglos.
Cadillac Fleetwood
El Cadillac Fleetwood más popular no es el que General Motors vendió entre 1976 y 1996, sino el prefijo que pudimos ver en varios de los modelos de Cadillac que datan de 1935. Hasta 1984, todos los modelos de la serie Fleetwood eran de tracción trasera. Para 1985, «Fleetwood» se usó en los nuevos modelos de tracción delantera que se fabricaron hasta 1992.
Antes de 1934, todos los modelos de Cadillac podían pedirse con carrocerías construidas por la división Fleetwood de General Motors, ubicada en Fleetwood, Pennsylvania, en lugar de a la habitual Fisher Body; y entre 1935 y 1941, los automóviles con el nombre de Fleetwood se ensamblaron allí.
Los Cadillac Fleetwood son famosos porque, a lo largo de la historia, han sido objeto de deseo de numerosos cargos políticos de todo el mundo. Es más, en España el propio Franco tuvo un Cadillac Fleetwood de 1948. Comprado en los ’70, el modelo ha estado expuesto en el Museo de la Automoción de Salamanca y se vendió hace unos años.
Si eres un aficionado a la gran pantalla, también te sonará el Cadillac Fleetwood por ser el protagonista de la última entrega de los Cazafantasmas. El Ecto-1 original de los Cazafantasmas de 1984 era un Cadillac Miller-Meteor de 1959, pero para la última entrega del film se apostó por un Cadillac Fleetwood Station Wagon de 1980.
Chevrolet Impala
La primera generación del Chevrolet Impala fue presentada en otoño de 1957 y resultó ser un gran éxito desde su lanzamiento al mercado en 1958. Ofrecido como coupé y como descapotable, lucía una imagen deportiva que recordaba al Corvette y se situó como tope de gama del también popular Bel Air.
Ya en su momento, el Impala ofrecía algunas opciones consideradas realmente innovadoras para la época, como su nuevo motor V8 de 5,7 litros y su sistema de suspensión Air-Level. Era uno de los Chevrolet más rápidos del mercado y pareció dar con la fórmula mágica del éxito, porque es un modelo que todavía se vende al otro lado del Charco.
Chevrolet es una marca que de una forma u otra aparece en la gran pantalla. Eso se debe a su buena relación con el mundo de Hollywood, y es que muchos de sus vehículos han aparecido en más pelis de las que nos podemos creer desde sus inicios hasta nuestros días.
El Impala, rival del mítico Cadillac Eldorado o el Oldsmobile Holiday 88, no iba a ser menos, y no solo lo hemos visto como vehículo policial en múltiples películas, sino también en grandes films como ‘Batman’ (1989) y ‘Batman Vuelve’ (1992). Si, el Batmóvil era un Impala extremadamente modificado…
Chevrolet Camaro
Aunque Chevrolet desapareció casi por completo en Europa, en Estados Unidos sigue dando guerra y el Camaro es toda una referencia en lo que muscle car se refiere. El Chevrolet Camaro es uno de esos modelos míticos que nos hace girar la cabeza a su paso gracias a su estética y el grutural sonido de su mecánica.
Van ya nada menos que seis generaciones del modelo y, como sabrás, todo comenzó en 1966 con el Chevrolet Camaro SS MY 1967, un modelo que nació con el simple objetivo de plantarle cara al Mustang. Fue mostrado por primera vez en un pre-estreno para la prensa en Detroit, Michigan, el 12 de septiembre de 1966.
Más tarde hizo su debut como versión de producción en Los Ángeles, California, poniéndose a la venta el 29 de septiembre de 1966. Curiosamente, compartía el diseño del bastidor delantero con el Chevrolet Nova de 1968. Estaban disponibles casi 85 opciones de fábrica y 40 opciones de concesionario, incluyendo tres paquetes principales.
En plena era de los pony cars, Chevrolet presentó este modelo en dos versiones: el Camaro Rally Sport (RS) y el Camaro Super Sport (SS). Este último contaba con dos opciones de motor, ambas V8: una de 5.7 litros con 292 CV (215 kW) de potencia y otra de 6.5 litros con 335 CV de potencia (246 kW).
Chevrolet Corvette
La presentación del primer Corvette tuvo lugar en el Hotel Waldorf Astoria el 17 de enero de 1953. Aquel año, más de 1,4 millones de personas contemplaron el diseño curvilíneo y el enfoque futurista del Corvette en exhibiciones celebradas por todo el país, entre ellas la exposición “Motorama” de General Motors.
La entusiasta respuesta animó a Chevrolet a acelerar los planes de producción, y a finales de junio de aquel año, los Corvette empezaron a salir de la planta especializada en montaje de Flint (Míchigan). En 1953 solo se fabricaron 300 unidades, todas de color blanco y con el interior en rojo.
El Corvette es el deportivo fabricado de forma ininterrumpida durante más años en el mundo.
Representaban un lanzamiento prometedor para un coche que acabaría siendo sinónimo de prestaciones, tecnología, diseño y ambición. Impulsado por el legendario director de estilo de GM Harley Earl, suya fue la idea de usar una carrocería de fibra de vidrio para el Corvette.
El Corvette debe su nombre a las «corbetas», un tipo de barco pequeño y rápido. En su inicio equipó un motor V6 y, en 1955, empezó a ofrecerse con un motor V8. En su última generación, destaca por ser el primer Corvette de motor central, una idea que lleva años gestándose en la compañía.
Dodge Charger
Si bien el Dodge Charger actual poco o nada tiene que ver con sus orígenes, lo cierto es que entre 1966 y 1974 este modelo fue un auténtico muscle car. Nacido para plantar cara a modelos como el Plymouth Barracuda o el Ford Mustang, no tardó en hacerse un hueco en el corazón de los americanos.
Derivado del Dodge Coronet, una de las versiones más atractivas fue el modelo de 1968, que rápidamente se convirtió en un éxito de ventas. Sin embargo, probablemente una de las versiones más icónicas y más recordadas por todos es el Dodge Charger R/T de la década de 1970.
Sí, es el modelo que conduce Vin Diesel en Fast & Furious. En la oferta mecánica del modelo se podían encontrar inicialmente opciones V8 con entre 230 y 335 CV, pero una de las versiones más salvajes fue el mítico 426 HEMI. Declaraba oficialmente 425 CV, pero rozaba los 500 CV en el banco de potencia.
A partir de 1974 el Dodge Charger abandonó el segmento de los muscle cars para adentrarse en un mundo más lujoso y refinado, siendo la opción más potente de la gama el motor 440 V8 de 275 CV. En la actualidad sigue siendo un modelo icónico con versiones de alto rendimiento, pero dista mucho de sus predecesores.
Dodge Viper
El ya extinto Dodge Viper fue todo un icono entre los coches clásicos americanos y, si eres de finales de los ’80 o de la generación de los ’90, probablemente haya decorado alguna pared o estantería de tu habitación. Por desgracia, la baja demanda acabó con él en agosto de 2017.
Nacido en la década de 1990, la primera generación del deportivo era conocida como Phase SR I y se fabricó entre 1992 y 1995. Contaba con un bloque V10 de 8.0 litros y 405 CV asociado a una transmisión manual de seis relaciones que le permitía acelerar de 0 a 96 km/h en sólo 4,6 segundos.
Siguió sus pasos el Phase SR II, que apareció en 1996 con un motor ligeramente más potente (421 CV), aunque este era más bien un restyling que una nueva generación. Con él llegó la versión GTS de 456 CV, así como el RT/10 en 1997 y la versión ACR en 1998. El Viper de segunda generación (Phase ZB), llegó con un motor V10 de 8.3 litros de 500 CV y un par de 712 Nm.
Para el Phase ZB II, Dodge atacó al mercado con un V10 de 8.4 litros capaz de entregar a su público 600 CV y 760 Nm de par motor, un modelo que sobreviviría hasta la presentación del nuevo Viper SRT 2013 en el Salón del Automóvil de Nueva York. La última variante, conocida como Phase VX, fue la última generación del Viper y la más rápida y poderosa de la historia.
Ford GT40
Durante las décadas de 1950 y 1960, Ferrari fue el fabricante de automóviles más exitoso en el automovilismo deportivo. Sin duda alguna, eran los más rápidos, los más fiables y contaban con los mejores pilotos, sin embargo, Ford Motor Company se asoció con Shelby American para desafiar a Ferrari y al resto de marcas europeas.
Nacía así el Ford GT40. El GT hacía referencia a Gran Turismo, mientras que el número 40 representa la altura total del vehículo, que era de 40 pulgadas (1.016 mm), tal y como dictaban las normas de participación. Inicialmente se le conocía como Ford GT, el nombre «GT40» fue la denominación del proyecto de preparar los automóviles para las carreras de resistencia.
Para el Ford GT40 se empleó un motor V8 en posición longitudinal de 4.7 a 7.0 litros de cilindrada, en comparación con el motor V12 de 3.0 a 4.0 litros usado por su rival: el Ferrari 330 P4. Como sabrás, Ford recuperó la denominación GT hace unos años y, en su versión más actual, su mecánica EcoBoost Twin-turbo V6 de 3.5 litros alcanza hasta 660 CV.
En 1966, Carroll Shelby, el piloto/director de competición Ken Miles, y su equipo de carreras ayudaron a Ford a vencer a Ferrari en Le Mans con el Ford GT40 Mk II. El GT40 dominó la carrera, terminando primero, segundo y tercero. El poderoso GT40 también ganó Le Mans durante los próximos tres años.
Ford T
El Ford Modelo T nació el 12 de agosto de 1908. También conocido como Ford T en el mundo entero, Tin Lizzie o Flivver en los Estados Unidos y «Ford a bigotes» en Argentina, destacó por ser un coche barato, pero sobre todo por ser el gran impulsor del automóvil gracias a la producción en cadena.
Realmente, el público lo conoció el 1 de octubre de 1908 y, con su motor de cuatro cilindros y tan solo 20 CV de potencia, era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 71 km/h, con un peso contenido para su época de 540 kilogramos. Consumía un litro de gasolina cada 5 kilómetros.
Gracias a la primera cadena de montaje móvil del mundo creada por Henry Ford, se pudo reducir el tiempo de ensamblaje del chasis de los automóviles de la época de 12 horas y media a sólo 100 minutos. A pesar de que el coche era una rareza por aquél entonces, poco a poco se fue abriendo paso entre los más adinerados de los Estados Unidos.
Años después -en 1913-, Henry Ford comenzó a producir automóviles en masa en la fábrica Ford de Highland Park, Michigan. Con ello el automóvil empezó a forjarse como un símbolo de estatus social hasta lo que conocemos actualmente.
Ford Mustang GT
El Ford Mustang es uno de esos coches que hay que conducir una vez en la vida, un automóvil que representa el más puro estilo americano y tiene la firma de las barras y las estrellas por todo su ADN. Casi como una marca, cada generación del Mustang ha encarnado perfectamente el estilo y la actitud de su época.
La primera generación fue ligera, esbelta; en 1969, se había convertido en un pony car musculoso y audaz. La década de 1980 trajo un estilo arrugado y geométrico que fue un sello distintivo de la década. Ahora, el Mustang tiene un tinte retro, algo que se lleva mucho y que vuelve nuevamente a lograr captar a sus adeptos.
Si hay un coche fiel a sus principio, quizá sea el Mustang, un modelo que siempre ha tenido dos puertas, tracción trasera, un V8 bajo el capó -casi siempre- y un atractivo físico innegable -para los gustos de cada época-. Además, podemos encontrar una infinidad de ediciones especiales, como el precioso Eleanor.
De hecho, todo cambió cuando Ford contrató al famoso piloto y preparador de coches de carreras Caroll Shelby para sus creaciones más salvajes. En 1965 nacía el Ford Mustang Shelby GT350 con un .otor V8 de 2.8 litros y 306 CV de potencia. Solo dos años mas tarde lanzaban el Shelby GT500, equipado con un un V8 de 355 CV, considerado el mejor diseño de Mustang.
Ford Thunderbird
El Ford Thunderbird llegó al mercado en 1955 como respuesta a la oleada de deportivos británicos de importación y al Corvette, presentado apenas dos años antes. Con nada menos que 13 generaciones en el mercado, debes saber que su nombre procede del folklore nativo estadounidense de Arizona y Nuevo México.
Cuenta la mitología que el Thunderbird (Pájaro del trueno) gobernaba en el cielo y era el ayudante divino del hombre. Sus grandes alas batientes, invisibles para los mortales, originaban los vientos y los truenos, dando lugar a las tormentas del desierto que proporcionaban a los indígenas estadounidenses el agua para seguir viviendo en la sequedad de América del Norte.
Más allá del origen de su nombre, hablamos de un deportivo con mucha historia. Al igual que el resto de modelos similares de la época, el Thunderbird equipaba un motor V8 Y-block, en este caso de origen Mercury. Tenía 4.8 litros de cubicaje y 198 CV de potencia en la versión automática (193 CV el manual).
El Ford Thunderbird llegó incluso a posicionarse por delante del Corvette a finales de la década de los ’50, y es que, en 1956, Ford incrementó la potencia del modelo base hasta 200 CV. La versión Mercury alcanzó los 245 CV de potencia y, equipado con un sobrealimentador Paxton, entregaba hasta 300 CV.
Plymouth Superbird
El Plymouth Superbird fue una versión extremadamente modificada del Plymouth Road Runner. Una curiosidad sobre este magnífico modelo que quizá no conocías es que fue construido por Mopar para competir en la NASCAR, y por eso su aerodinámica fue mejorada para lograr una mayor velocidad.
Para poder competir, la normativa de la NASCAR obligaba a los fabricantes a tener una versión de carretera del modelo, lo que obligó a Plymouth y Dodge a crear uno de los muscle car más salvajes de la historia. El principal rival de este automóvil era el Ford Torino Talladega, otro clásico americano.
Algunas de las modificaciones más evidentes son el enorme alerón trasero para generar la fuerza hacia abajo y su afilado morro, las cuales permitieron al Charger Daytona ser el primero en la NASCAR rompiendo la marca con 320 km/h. Tampoco pasaba desapercibida su bocina, que imitaba al Correcaminos, personaje de dibujos animados.
Nacido en 1970, se ofreció con tres opciones de motor, todos ellos V8. El más salvaje era el bloque HEMI de 7.0 litros con un par de carburadores Carter AFB que producían 431 CV (317 kW) de potencia a 5.000 rpm y 664 Nm de par a 4.000 rpm, pudiendo alcanzar los 100 km/h desde parado en 5,6 segundos.
Pontiac GTO
Nacido en 1964, hay quien dice que se trata del primer muscle car de la historia, el precursor de rivales de segmento como el Ford Mustang, el Dodge Charger o el Chevrolet Camaro. En sus primeros 11 años, el GTO estuvo basado en la plataforma A de General Motors, la base de modelos como los Buick Skylark, Chevrolet Chevelle u Oldsmobile Cutlass.
En su desarrollo colaboró John Z. DeLorean y heredó su nombre del Ferrari 250 GTO como símbolo de potencia y deportividad, combinando sus virtudes mecánicas con una carrocería de líneas rectas y amplias dimensiones. Esto cambiaría en 1966, donde recibió unas líneas más redondeadas, al estilo de botella de Coca-Cola.
Su poderoso motor V8 desarrollaba inicialmente 330 CV de potencia, pero el modelo más mítico de todos es el de segunda generación, el cual llegó en 1968 con una carrocería de estilo fastback. Heredaba de su predecesor un motor V8 de 6.6 litros con más de 365 CV de potencia.
Como os digo, esta generación fue la más popular dentro de la historia del GTO, no solo por su estética sino también por algunas de las versiones que se presentaron, tales como la denominada «The Judge» («El juez»), o las versiones «Ram-Air», que equipadas con el mismo motor, estaban desarrolladas para alcanzar hasta los 375 CV de potencia.
Cuando hablamos de coches clásicos americanos nos centramos principalmente en los muscle car y hay vida mas aya.
No está de más hablar también de superdeportivos como el Ford GT 40 o el el Vector W8.
Este es un vehículo con forma de cuña un diseño que puede recordar a un «lambo» de la época, doble turbo con un estilo extremo que es sinónimo del de finales de los 80 y principios de los 90. Es un coche del que muchos teníamos en posters colgados de las paredes, y uno de los deportivos americanos que no olvidaremos pronto.