Por desgracia, los accidentes de tráfico están a la orden del día, y cuando hablamos de períodos vacacionales, todavía más. Sólo en lo que llevamos de 2016, el número de víctimas mortales por accidentes de tráfico se sitúa ya en 233 personas –en un total de 200 siniestros-, y aunque se trata de una cifra muy inferior a la de hace varios años, suponen un aumento del 7% respecto a 2015.
Si bien es cierto, el 2015 fue un año en el que la cifra de fallecidos representaba el mínimo histórico desde 1960, alcanzando solo las 1.126 personas muertas en la carretera, pero eso no impide que la DGT esté mirando con preocupación el aumento del número de siniestros a lo largo del presente año y esté tomando medidas al respecto cómo la instalación de nuevos radares que detectan el uso del cinturón de seguridad y del teléfono móvil al volante.
Más allá de la reflexión sobre nuestra actitud al volante (que tampoco estaría mal, todo sea dicho), hemos de pensar que aunque tengamos la suerte de no vernos involucrados en un accidente, el hecho de encontrarnos con uno al circular por nuestra red de carreteras es más frecuente de lo que parece.
Y llegado ese momento, ¿Sabrías lo que hay que hacer en caso de accidente?
Pues junto al grupo de desalmados que ni siquiera se plantearían parar y socorrer a los ocupantes del vehículo accidentado (sí, los hay, y más de los que creemos), hay también un gran conjunto de personas a los que los nervios, el miedo o el desconocimiento les juegan una mala pasada y les impiden actuar correctamente ante esta situación.
Como bien sabréis, no es ningún secreto que la mayoría de las veces los servicios de emergencias no hacen precisamente honor a su nombre y por eso se producen muchas más víctimas mortales de lo deseado. Concretamente, el 66% de las muertes en accidentes de tráfico tienen lugar en los primeros 20 minutos tras el fatídico suceso, por lo que tener claro un protocolo de actuación nos ayudará a socorrer a las víctimas rápidamente y con ello evitar lesiones graves e incluso que haya fallecidos.
Conocido como PAS (Proteger, Alertar y Socorrer), este protocolo flexible fue establecido para evitar que a causa de las circunstancias alguien pudiera olvidar cosas tan importantes y obvias como la seguridad o el aviso a los servicios de emergencia.
A pesar de que cada caso concreto es un mundo, tratar de seguir con el máximo rigor posible el orden de actuación es realmente importante para garantizar la seguridad del tráfico, auxiliar a las víctimas y colaborar con los agentes de seguridad o el personal sanitario.
Proteger el lugar, a los heridos y la circulación
A la hora de actuar como auxiliador en un accidente de tráfico, antes de nada y para evitar que se produzca un nuevo accidente, es primordial hacer segura la zona del mismo.
Lo primero es intentar colocar el coche en un lugar seguro, a ser posible en el arcén a más de 100 metros del siniestro, parando el motor y cortando el encendido, señalizando tu posición con las luces de emergencia -de noche y en condiciones de visibilidad reducida no olvides, además, dejar encendidas las luces de posición o alumbrar la escena si ésta es muy oscura-, poniéndote el chaleco reflectante antes de salir de tu vehículo y colocando los triángulos a como poco 50 metros del accidente, de forma que se vea a 100 metros de distancia.
Hecho esto, aproxímate al vehículo o vehículos implicados, pon el freno de mano y quita el contacto para evitar males mayores. Luego, acércate a las víctimas para conocer su estado y mantente a su lado en todo momento, ¡es la mejor forma de protegerlos! Eso sí, bajo ningún concepto muevas o saques del vehículo a los heridos salvo que sea estrictamente necesario (por peligro de incendio, por ejemplo).
Si tuvieras que hacerlo, muévelos como si se tratara de un bloque rígido, manteniendo alineado el eje cabeza-cuello-tronco [de hecho, lo ideal es que cada herido se mueva entre cuatro personas].
Además, antes de sacarle trata de romper o apartar todos aquellos elementos que puedan oprimirle o retenerle, como el cinturón, telas o hierros, y es muy importante que tengas presente que si el accidentado es un motorista jamás le retires el casco, puedes causarle lesiones muy graves.
Comunica el accidente a los servicios de emergencia
Una vez has asegurado la zona, mantén la calma y llama inmediatamente al 112, ya que la supervivencia de los heridos depende en gran medida de la rapidez con la que realices la llamada y de la información facilites en ella.
Por ese motivo, trata de facilitar a la operadora la mayor cantidad de datos que te resulte posible: identifícate; indica la carretera, el sentido y el punto kilométrico en el que te encuentras; el número, la gravedad y el estado de los heridos; el número de vehículos implicados; el estado del tráfico y si se ha producido un incendio o cualquier otra circunstancia especial que pudiera darse.
En cualquier caso, sigue al pie de la letra todas las instrucciones que te faciliten. Ten en cuenta que los servicios de ayuda disponen del cabrestante como herramienta de apoyo en caso de accidentes automovilísticos. Por otro lado, si prefieres actuar de forma autónoma, hoy en día es posible conseguir uno online, para que lo tengas siempre a la mano y puedas actuar con rapidez.
Socorre a los accidentados, pero no te hagas el héroe
Una vez asegurada la zona y dado el aviso, ayuda a los accidentados dentro de tus posibilidades y conocimientos, a veces tan sólo unas palabras de aliento serán suficientes hasta que llegue el personal especializado, pues si no sabes sobre primeros auxilios es mejor dejárselo a los expertos. Como ya hemos señalado anteriormente, recuerda que además de una obligación moral, socorrer a los accidentados es una exigencia que se recoge tanto en el Código Penal como en el Reglamento General de Circulación.
Llegados a este punto, hay varias cosas que debes saber y tener en cuenta:
- Como norma general, no des de comer ni beber a los heridos, ni siquiera agua, pero sí cúbreles con una manta para que no pierdan calor.
- No des ningún tipo de medicamento a los heridos, ya sean pomadas, pastillas, cremas o productos similares.
- Tras valorar la situación de los heridos, realiza sólo aquellas actuaciones que puedan evitar una amenaza inmediata para la vida del accidentado.
- Evita que los heridos anden, es preferible que se mantengan en una posición estable que les beneficie.
Una de las cosas más importantes que puedes hacer es intentar que los heridos estén conscientes en todo momento, así que trata de hablar con ellos con palabras tranquilizadoras. Si las víctimas respiran con dificultad, ayúdalas a abrir sus vías respiratorias inclinando suavemente su cabeza hacia atrás ¡Pero mucho cuidado! No debes mover el eje de su columna vertebral.
A la hora de prestar ayuda a los afectados, no te dirijas primero al que más grite o al que pida ayuda, sino a aquellos que veas inconscientes, con dificultades respiratorias, en riesgo inminente o con hemorragias masivas.
Por otra parte, si sangran abundantemente presiona sobre la herida con un trapo limpio o similar (si lo tuvieses, sino es mejor no hacer nada) durante aproximadamente 10 minutos y, en caso de que éste se empape, pon otro trapo encima. Por el contrario, si el herido ha sufrido quemaduras, no le quites la ropa ni revientes sus ampollas, lo mejor que puedes hacer es echar agua fría durante unos minutos en la zona afectada.
Una vez hayan llegado los servicios de emergencias, déjales actuar por su cuenta y facilítales toda la información posible, salvo que ellos mismos te indiquen lo contrario.
¡Gracias por este tipo de artículos! Siempre resultan muy útiles