Tanto si eres un aficionado al mundo del motor como si no, probablemente una de las primeras cosas en las que te fijes en un vehículo sea la cifra de aceleración de 0 a 100 km/h, junto con otros datos como la potencia del motor, la velocidad máxima o el consumo de combustible, pero, ¿qué es lo que realmente hace que un automóvil sea más rápido?
Hoy vamos a ahondar en esta cuestión aprovechando un vídeo oficial de BMW en el que nos revelan las claves del 0 a 100 km/h. Para ello hemos de partir de un concepto muy sencillo: la aceleración. Hoy en día, que un coche alcance los 100 km/h es algo indispensable, ya lo haga en tres, ocho o 15 segundos, pero hace varias décadas no era todo tan sencillo.
Para que os hagáis una idea, el primer automóvil capaz de romper la barrera de los 100 km/h no vio la luz hasta 1899. En aquella época, el conocido como La Jamais Contente (El nunca satisfecho) parecía un «cohete» sobre cuatro ruedas y, curiosamente, funcionaba con dos motores eléctricos -sí, los coches eléctricos no son un invento del S.XXI-.
Es más, los motores eléctricos todavía estaban al mismo nivel que la tecnología de combustión en aquel momento. Los motores tenían 34 CV de potencia y, aunque no se registró el tiempo exacto que el modelo tardó en alcanzar los 100 km/h, su conductor, Camille Jenatzy, tuvo que recorrer un kilómetro o más de distancia.
Hubo que esperar casi medio siglo para que los índices de aceleración de los automóviles mejorasen. Los registros son escasos, pero se sabe que, en la década de 1950, un vehículo pequeño tardó más de 30 segundos en acelerar de 0 a 100 km/h. Era todo un reto que incluso los modelos de corte deportivo se quedaran por debajo de la marca de los 10 segundos.
Hacia la década de los ’80, el tema de la aceleración comenzó a avanzar a pasos agigantados y, coches como el primer BMW M3 (el mítico E30), podían alcanzar los 100 km/h en cifras razonables con 200 CV de potencia -6,7 segundos-.
Hoy en día la falta de potencia del motor ya no es una excusa para no seguir rebajando las cifras así que, ¿qué más influye en la aceleración?
Lo más importante para obtener el mejor 0 – 100 km/h
Lejos de lo que mucha gente piensa, la aerodinámica no es uno de los factores esenciales en la aceleración. Las propiedades aerodinámicas de un automóvil se activan a alta velocidad y en curvas rápidas, pero no en un sprint. De lo contrario, “ladrillos” como el Mercedes-Benz Clase G nunca conseguirían unas cifras tan buenas en el 0 a 100 km/h.
Lo que realmente necesitamos al hablar de aceleraciones explosivas, especialmente en línea recta, es una buena relación potencia/peso y un agarre óptimo, tanto si nos referimos a los neumáticos como a la superficie de la carretera. Lograr un buen equilibrio entre estos factores puede llegar a ser más importante que tener un coche muy potente o un Launch Control.
Con la llegada de la electrificación y las elevadas dosis de par disponibles desde cero, el gran reto de los coches eléctricos es conseguir el máximo agarre posible sobre el asfalto. Únicamente de esta forma podrán romper la barrera de los dos segundos en el 0 a 100 km/h, algo impensable hasta hace muy poco incluso para los hipercoches híbridos.
Para medir los récords mundiales de aceleración se utilizan dispositivos calibrados y controlados por GPS. Además, las mediciones se repiten varias veces en una superficie plana y recta, y en ambas direcciones para minimizar el efecto de factores externos como el viento. Se suele hablar de 0 a 100 km/h, aunque en los EE.UU. y el Reino Unido miden el 0 a 60 millas por hora (96 km/h).
El gran problema es que hoy en día sólo nos preocupan los números. Los coches siempre se han vendido por mejoras, y si un modelo de nueva generación no es más rápido, mejor en todo y más prestacional, el público y los medios lo crucificamos. Esto, inevitablemente, lleva a que los ingenieros se preocupen más por las cifras que por el lado más visceral de la conducción.
En la actualidad los coches deben ser prácticamente perfectos para poder ofrecernos elevadas dosis de potencia sin que nos matemos en la primera curva. En algún punto de la línea, los límites de la mayoría de los deportivos actuales excedieron los del pavimento, y conseguir domarlos solo se logra con numerosos sistemas de asistencia y mucha tecnología que disminuyen el placer de conducción.
El progreso es humano. Ahora danos máquinas que sean más seguras, más duraderas, más eficientes, más livianas, más accesibles en sus límites y más rápidas. Fabrícalas todos los días durante los próximos 50 años y nadie se quejará. Pero los números son solo una pieza del rompecabezas, no el todo ¿Qué fue del sonido, la retroalimentación de la dirección, ese deslizamiento de la zaga…?
¿Por qué los coches eléctricos dan mejores cifras?
Ya sabéis que la tendencia actual es la electrificación del mercado automotriz y eso conlleva cifras todavía mejores en el 0 a 100 km/h. Esto se debe a que los coches eléctricos son capaces de entregar su par máximo desde el arranque, no es necesario que alcancen cierto número de «revoluciones» para aumentar la velocidad. Además, no tienen transmisión.
Ofrecen una curva de par plana, especialmente a bajas revoluciones. El par máximo se produce desde el primer momento porque el paso de corriente es continuo y uniforme. Al pisar el acelerador, se activan una serie de resistencias o potenciómetros que transmiten la señal al controlador para que este sepa cuanta energía debe mandar al motor.
Aquí hemos de tener en cuenta que dicho controlador puede enviar numerosos niveles de potencia con los que el conductor podrá ir regulando la velocidad según le pise más o menos, pero a mayor velocidad, mayor gasto de batería y viceversa. Además, cuanto mayor es la velocidad, menor es la fuerza total neta, y por eso la curva de par comienza a disminuir en los gráficos.
Si os interesa este tema y queréis comprenderlo mejor, os recomiendo que le echéis un vistazo al tutorial que os preparamos acerca de la entrega de par en motores de combustión y en motores eléctricos, donde podréis entender cómo funciona cada tipo de mecánica, qué significan todas las variables que influyen en el proceso e incluso ver ejemplos de gráficas de potencia.
¿Cómo consigo el mejor 0-100 km/h con mi coche?
Tanto la teoría como la práctica son importantes en la aceleración óptima, especialmente en los coches con caja manual en los que la habilidad del conductor desempeña un papel importante. Es esencial conocer con exactitud el nivel de RPM óptimas a las que acoplar el embrague, así como los puntos de cambio entre marchas para aumentar la velocidad lo más rápido posible.
En algunos coches de corte deportivo -en su mayoría con caja automática- se utiliza un software de alta tecnología para ayudar al conductor: el conocido Launch Control. Esta función realiza la mayor parte del trabajo, controlando los componentes técnicos de tal manera que, cuando se presiona el pedal del acelerador, se alcanzan las RPM óptimas y los neumáticos se agarran el asfalto con plena tracción.
En otras palabras, la centralita calcula las condiciones adecuadas para soportar la sobretensión inicial, de modo que el automóvil acelera con la combinación adecuada de agarre y deslizamiento de neumáticos. Como ya os habréis dado cuenta al comparar modelos deportivos, a medida que la tecnología avanza, las cajas automáticas han superado a la transmisión manual.
Si bien hace unos años muchos conductores eran capaces de acelerar en un coche manual mucho más rápido que en un coche automático, ahora resulta casi imposible conseguirlo en la mayoría de los modelos del mercado, sobre todo en aquellos que cuentan con Launch Control. Pero ojo, eso no quiere decir que un cambio automático sea más divertido…
Es innegable que las transmisiones automáticas son más cómodas en el día a día, pero los más fanáticos de la conducción no renuncian al cambio manual por nada en el mundo. Por y para ellos, vamos a ver algunos consejos para lograr la mejor aceleración desde parado con nuestro vehículo manual, sea cual sea el modelo:
- Antes de arrancar el motor, desactiva el control de tracción, de lo contrario la centralita cortará la potencia del motor si las ruedas se deslizan mínimamente, por lo que la velocidad será algo menor.
- Acelera el motor mientras el coche está detenido: eleva el motor hasta su nivel de RPM óptimas (busca los datos técnicos de tu coche) con el embrague pisado. En ello influye el nivel de tracción entre los neumáticos y el asfalto. Cuanto mayor sea la fricción, mayores serán las RPM iniciales que se pueden elegir.
- Identifica el punto de máxima tracción. Lo ideal es un deslizamiento de las ruedas entre el 5% y el 30%. Si hay demasiado deslizamiento, lo notarás de inmediato porque las ruedas girarán sin que apenas avances.
- El punto final implica cambiar de marcha en el momento clave. Cambia con fluidez y, lo más importante, en el momento adecuado. Al acelerar a toda velocidad, el cambio debe estar perfectamente sincronizado, así que localiza las RPM ideales.
- Si subes de marcha demasiado temprano, las RPM nominales disminuirán y perderás tiempo, ya que la potencia del motor será demasiado baja. Si por el contrario cambias demasiado tarde y dejas que las RPM aumenten demasiado, podrías pasarte fácilmente del punto de máxima potencia de salida.
Incluso si eres todo un profesional, es poco probable que logres llevar a cabo una aceleración óptima en solo uno o dos intentos. Necesitarás bastantes intentos antes de encontrar la combinación correcta de RPM iniciales, deslizamiento y puntos de cambio para lograr el grado óptimo de tracción y velocidad. Solo entonces serás realmente rápido.
Para obtener los mejores resultados en el 0 a 100 km/h, debes calentar primero el motor del coche y apagar los componentes auxiliares, como el climatizador u otros sistemas que utilicen energía. También debes tener en cuenta los factores externos, como el aire, la temperatura al nivel del suelo y el agarre de la superficie de la carretera.