Si haces un poco de memoria probablemente recuerdes que el final de la primera entrega de la saga A Todo Gas y el comienzo del segundo film carecían de sentido. The Fast and the Furious termina con Brian O’Conner (Paul Walker) alejándose en su coche, mientras que 2Fast 2Furious comienza con Brian en las calles de Miami al volante de un Nissan Skyline GT-R.
¿Cómo terminó Paul Walker al otro lado del país con un coche completamente distinto? Pues lo cierto es que existe una explicación y está rodada en vídeo, aunque es difícil que lo sepas a menos que hayas visto este cortometraje lanzado en DVD antes del estreno de la segunda película.
Ninguna de las dos películas explica la transición, pero el estudio hizo un cortometraje protagonizado por Paul Walker en el que muestra al público lo que sucedió. Titulado The Turbo Charged Prelude to 2 Fast 2 Furious, el vídeo muestra a O’Conner huyendo de la ciudad y dirigiéndose hacia el este.
Durante su aventura, O’Conner se dedica a competir en las calles con un Mitsubishi 3000GT, a fin de conseguir suficiente dinero como para comprar un GT-R en un concesionario de vehículo usados. Una vez lo consigue, lo restaura y lo lleva por todo el país, enfrentándose cara a cara con un Ferrari 360 Spider en el camino.
Una vez más, Craig Lieberman, productor principal de las primeras películas de Fast & Furious, nos explica en su último vídeo que este cortometraje originalmente solo estaba disponible con un DVD de edición especial de la primera película, lanzado solo tres días antes de que 2Fast 2 Furious se estrenara en los cines.
Lieberman nos guía a través de lo que fue necesario para hacer el cortometraje, explicando -entre otras cosas- que el Mitsubishi no estaba realmente turboalimentado. También reconoce lo absurdo de encontrar un Skyline R34 en un concesionario de coches usados, señalando que el modelo era uno de los préstamos de Motorex utilizados en la segunda película.
Y tú, ¿conocías esta historia?