El Opel Grandland X 1.2 Turbo y el Peugeot 3008 1.2 PureTech son primos hermanos, tanto que no sólo comparten mecánica, sino también plataforma y numerosos componentes o elementos de equipamiento. Cada uno tiene sus virtudes, pues los chicos de la compañía gala han querido apostar con mayor contundencia por el diseño y las sensaciones mientras que desde Opel se han centrado en la funcionalidad, así que realmente estamos ante productos claramente diferenciados.
Pensemos que ambos modelos están destinados a competir contra grandes modelos -algunos ya bastante veteranos en el mercado- como el Ford Kuga, el BMW X3, el Toyota RAV4, el Honda CR-V, el Mazda CX-5, el Renault Kadjar, el Kia Sportage, el SEAT Ateca, Volkswagen Tiguan, el Škoda Karoq o el Hyundai Tucson, por lo que hay que tener muy en cuenta que estamos ante un segmento realmente concurrido de buenos y nuevos competidores que no se lo van a poner nada fácil a las opciones gala y germana.
Cada uno tiene sus pros y sus contras, como todo en esta vida, pero a fin de ser más concretos vamos a centrarnos en los cinco puntos clave en los que sobresale un modelo frente al otro. Como de costumbre, podéis leer la prueba individual de cada modelo pinchando sobre los enlaces del post, en ellas encontraréis todos los detalles de cada SUV y una extensa galería de imágenes de los mismos. Igualmente, os dejo el enlace de la prueba del Peugeot 3008 1.6 BlueHDI 120 CV EAT6 GT Line para aquellos que prefieran la opción diésel.
Peugeot 3008
1. Uno de los puntos fuertes del Peugeot 3008 es su diseño. El modelo ha dado un cambio a su diseño exterior absolutamente radical respecto a su predecesor, el cual estaba dotado de unas formas más redondeadas y una apariencia algo más tosca que no le favorecía demasiado. Con la llegada de la nueva generación han creado un coche totalmente nuevo, con personalidad propia y que no pasa desapercibido entre los demás cuando circulemos por la vía pública gracias a sus formas sinuosas y deportivas. Además, se ha convertido en todo un SUV gracias a diferentes detalles como las molduras protectoras de los pasos de rueda o una altura libre al suelo elevada que nos permitirá en ocasiones determinadas poder abandonar el asfalto por terrenos en buen estado.
Por su parte, el Opel Grandland X no es ninguna revolución en diseño, pero tampoco podríamos hablar de un coche ni mucho menos feo, simplemente de una opción más de entre todas en el mercado. Resulta atractivo porque sigue la última línea de diseño de Opel, pero en un segmento C-SUV en el que uno de los principales motivos de compra es el atractivo visual, considero que la firma alemana debería haber apostado un poco más en este sentido.
2. Junto a un diseño interior también rompedor, el modelo francés emplea materiales ligeramente más sofisticados y que transmiten una mayor sensación de empaque, como el cuero o los botones de aluminio. Como dice la marca, es “un amplificador de sensaciones”. La impresión visual tecnológica y futurista se complementa con el afamado i-Cockpit, la tecnología ha tomado el control absoluto del interior. Este no es otra cosa que el conjunto que conforman el cuadro de mandos, el pequeño volante y el asiento. Una combinación de elementos que se ha configurado siempre en torno a la comodidad y usabilidad del conductor, para tenerlo todo siempre a la vista. Además, ofrece un panel de instrumentos totalmente digital y configurable.
3. A pesar de compartir el mismo bloque motor, el Peugeot 3008 ofrece una calidad de rodadura superior porque se ha trabajado más en la suavidad. En términos generales el aislamiento y la sonoridad son muy buenos, salvo si apretamos a fondo el acelerador para realizar un adelantamiento, momento en el cual el nivel sonoro del bloque tricilíndrico aumentará considerablemente, aunque no es ni mucho menos uno de los bloques de tres cilindros más molestos del mercado. Rodando de forma habitual por carretera la mecánica se muestra bastante silenciosa, a lo que ayuda un reducido ruido aerodinámico y de rodadura para poder disfrutar de largos viajes sin un continuo sonido del motor en nuestros oídos.
4. A la hora de afrontar una carretera de curvas o en aquellos momentos en los que queremos algo más de diversión, el Peugeot 3008 se siente más dinámico que el Grandland X por varias razones: el pequeño volante y una dirección más rápida, el modo Sport y una suspensión ligeramente más firme que evita los balanceos. Al activar el modo “Sport” se modifica la reacción del motor y el cambio, así como el sonido -apenas perceptible- y la asistencia de dirección. Puede que no notemos un cambio radical en el comportamiento del vehículo, pero es verdad que se vuelve algo más dinámico para aprovechar más cada curva y, sobre todo, para divertirnos un poco al volante.
5. Por último, hay que destacar que, en materia de equipamiento y líneas de acabados, el 3008 ofrece diversas variantes «deportivas». La más light de todas es el acabado GT Line, con elementos como el techo Black Diamond, las llantas de aleación de 18 pulgadas o diversos elementos decorativos que hacen parecer a este SUV algo más dinámico.
Aquellos que quieran ir un paso más allá, tienen el Peugeot 3008 GT, el cual esconde en sus entrañas el motor 2.0 BlueHDI 180 CV asociado a la caja de cambios automática de seis velocidades EAT6 y presenta una estética más deportiva gracias a pasos de rueda específicos y llantas Boston bitono diamantadas de 19″ de serie, proyectores Full LED e intermitentes secuenciales , una oferta exclusiva de color de carrocería y elementos de diseño exterior específicos. El Grandland X, por su parte, viene muy equipado, pero está más enfocado al confort que al dinamismo.
Opel Grandland X
1. Mientras que el interior del 3008 es puro diseño y sensaciones, el del Opel Grandland X es pura funcionalidad y confort. Para tratarse de un C-SUV las cotas son generosas y en términos de diseño resulta bastante práctico, especialmente en cuanto a que no aglutina tantas funciones en la pantalla del sistema de infoentretenimiento como sí que lo hace el 3008 (el Opel tiene más botones para funciones como el climatizador, lo cual resulta más cómodo y menos peligroso). Respecto a la comodidad, disponemos opcionalmente de los excelentes asientos ergonómicos probados y certificados por AGR (la Asociación Médica Alemana dirigida por expertos independientes en salud de la espalda), que son únicos en el segmento.
Por otra parte, el volante multifunción cuenta con diversos botones para que todo quede al alcance de la mano, pero estos no son excesivos y su tacto es agradable. Tras el mismo, encontramos un sencillo y clásico cuadro de instrumentos, siendo semi-configurable la pantalla central del mismo. Lo cierto es que la ergonomía está bastante lograda en conjunto y la postura de conducción resulta cómoda.
2. He de reconocer que en el Grandland X no me ha convencido en exceso el tacto blando del embrague que impide salir desde parado con naturalidad, pero sí el de la palanca de cambios, la cual carece de las holguras típicas de los últimos modelos de PSA. Tiene un guiado cómodo para su uso y unas relaciones muy largas para favorecer los consumos, con un escalonamiento acertado y sin grandes caídas de vueltas. Por el contrario, el cambio manual de PSA ofrece un tacto meramente aceptable. Denota calidad al posar la mano en él, pero cuenta con desarrollos largos y un escalonamiento también demasiado largo para aprovechar su uso en carretera y, en algunas ocasiones, las marchas no entran con la soltura que cabría esperar.
Se combina con un tacto suave y agradable del embrague (también del resto de pedales), pero la posición de los pedales no es del todo ergonómica, ya que se encuentran a diferentes alturas, muy cerca del volante y en una disposición un tanto horizontal que nos recuerda ligeramente a la conducción de una furgoneta. Además, si tuviera que sacarle una pega al cambio del 3008 es la holgura de la palanca cuando tenemos alguna marcha engranada. Como he podido comprobar anteriormente, es algo que le ocurre a diversos de modelos PSA.
3. El Opel Grandland X ofrece mucho equipamiento por menos dinero, aunque hay que señalar que este no es tan «lujoso» como el del 3008, pero sí más funcional y práctico. En España los niveles de terminación son los denominados Selective, Business -tiene como enfoque principal las empresas y autónomos-, Excellence y Ultimate. En seguridad todos incluyen ABS, EBD, TCS, ESP, TPMS, múltiples airbags, alerta de cambio de carril involuntario, lector de señales de tráfico, asistente al arranque en cuestas, sistema de llamada de emergencia OnStar, anclajes ISOFIX, etc.
Si nos vamos al tope de gama, encontraremos tapizado en piel, los asientos delanteros y traseros calefactables, climatizador automático de dos zonas, control de crucero, sistema de navegación con pantalla de 8 pulgadas, bluetooth, control por voz y USB, sistema de visión 360º, asistente al aparcamiento, pedales de aluminio, sistema de sonido Denon con subwoofer y radio DAB, faros antiniebla, cargador de móvil sin cables, toma de 230v, llantas de 19 pulgadas, pintura bicolor o parabrisas térmico.
4. El precio es otro de los puntos fuertes del Grandland X. Por ejemplo, el precio de las opciones diésel es de los mejores del segmento, mientras que las variantes de gasolina están más o menos en la media. En cualquier caso, su precio es inferior al del Peugeot 3008 por más de 1.000 euros, ofrece gran equipamiento de serie y tiene la peculiaridad de venderse en Amazon.
5. Aunque en la tabla comparativa que os he preparado podréis ver que ambas marcas homologan el mismo consumo para estos vehículos, lo cierto es que he podido comprobar que el Opel Grandland X consigue hacer unos consumos inferiores de entre 0,1 y 0,5 litros a los 100 kilómetros. Durante la prueba, el consumo medio se detuvo en los 6,5 litros, ascendiendo a los 7,3 litros en ciudad y bajando hasta los 6,1 litros en carretera. Por su parte, el Peugeot 3008 declaró, en los mismos recorridos, 6,8 litros de media, 7,7 litros en ciudad y 6,2 litros en carretera. En cualquier caso, ya sabéis que este aspecto varía mucho en función de la conducción de cada uno.
Tabla comparativa
Modelo | Peugeot 3008 1.2 PureTech GT Line | Opel Grandland X 1.2T Excellence |
Largo | 4.447 mm | 4.477 mm |
Ancho | 1.841 mm | 1.856 mm |
Alto | 1.624 mm | 1.609 mm |
Batalla | 2.675 mm | 2.675 mm |
Vía delantera | 1.593 mm | 1.595 mm |
Vía trasera | 1.601 mm | 1.610 mm |
Altura delante/detrás máx. | 1.000 / 990 mm | 1.010 / 960 mm |
Anchura delante/detrás máx. | 1.460 / 1.410 mm | 1.470 / 1.410 mm |
Espacio piernas delante/detrás máx. | 1.110 / 840 mm | 1.110 / 820 mm |
Capacidad maletero | 520 (1.482) litros | 514 (1.652) litros |
Peso | 1.325 kilos | 1.350 kilos |
Neumáticos delanteros | 225/55 R18 V | 225/55 R18 |
Neumáticos traseros | 225/55 R18 V | 225/55 R18 |
Suspensión delantera | McPherson | McPherson |
Suspensión trasera | Rueda tirada con elemento torsional | Rueda tirada con elemento torsional |
Frenos delanteros | Discos ventilados | Discos ventilados |
Frenos traseros | Discos macizos | Discos ventilados |
Diámetro de giro entre bordillos | 10,67 metros | 11,05 metros |
Motor | 1.2 PureTech – 3 cil. en línea | 1.2 Turbo – 3 cil. en línea |
Cilindrada | 1.199 cm³ | 1.199 cm³ |
Potencia | 96 kW (130 CV) @ 5.500 rpm | 96 kW (130 CV) @ 5.500 rpm |
Par | 230 Nm @ 1.750 rpm | 230 Nm @ 1.750 rpm |
Transmisión | Manual 6 velocidades | Manual 6 velocidades |
Aceleración (0-100 km/h) | 10,8 segundos | 11,1 segundos |
Aceleración (80-120 km/h) | 7,0 segundos | 7,3 segundos |
Vel. Máxima | 188 km/h | 188 km/h |
Consumo (urb./extraurb./comb.) | 6,0 / 4,5 / 5,1 l/100 km | 6,0 / 4,5 / 5,1 l/100 km |
Emisiones CO2 | 117 g/km de CO2 (Euros 6) | 117 g/km de CO2 (Euros 6) |
Capacidad depósito | 53 litros | 53 litros |
Puntuación EuroNCAP | 5 estrellas | 5 estrellas |
Precio mín (gama sin desc.) | 24.400 euros | 22.264 euros |
Precio máx. (gama sin desc./extras) | 38.650 euros | 35.277 euros |
Conclusiones
En resumidas cuentas, podríamos decir que aquí no hay un claro ganador, sino más bien dos vehículos muy similares que están enfocados a un tipo de público distinto o que tiene gustos/necesidades dispares. Deben decantarse por el Peugeot 3008 aquellos que le den gran importancia al diseño, tanto exterior como interior, así como a la sofisticación de los materiales del habitáculo, las versiones y los detalles más deportivos o el equipamiento con un plus de «lujo». Además tampoco defraudará a aquellos que buscan suavidad y cierto dinamismo a la hora de afrontar curvas, pues su puesta a punto está algo más enfocada a ello que en el caso del Grandland X.
A favor del Opel Grandland X hay que señalar que es un modelo recomendable para aquellos que prefieren contar con otro tipo de comodidades antes que llevar un coche que luzca mucho. Es más barato y ofrece un gran equipamiento de serie, especialmente en lo que a comodidad se refiere, prescindiendo un poco de opciones más premium, pero sin que eches nada en falta. Todo es más ergonómico, práctico y funcional, por lo que resulta más recomendable para familias, especialmente para aquellas a las que les gusta viajar, pues además logra unos consumos algo más bajos.