Personalmente soy de los que opinan que hay que probar un coche antes de comprarlo. Tu nuevo vehículo puede enamorarte estéticamente y convencerte en cuanto a consumos oficiales y prestaciones, pero es realmente importante sentirse cómodo conduciéndolo y cerciorarse de que las sensaciones que nos transmite al volante son las deseadas.
Voy a aprovechar este post no sólo para contaros una noticia, sino también para criticar la política de la mayoría de los concesionarios de este país. Cuando vamos a comprarnos un coche y solicitamos una prueba del mismo en el concesionario, en la gran mayoría de ocasiones nos encontramos con múltiples inconvenientes: no hay la motorización que me voy a comprar, la prueba es escasa, el comercial viene dándome la chapa al lado…
NO. Las cosas no deberían de ser así. Voy a gastarme un pastizal en un coche y quiero tener claro que realmente es lo que busco. Es cierto que nosotros somos más puristas en este aspecto, pero no es aceptable tirar invertir 40.000 euros (por poner una cifra) en un coche y que la prueba se reduzca a 15 minutos, en una versión diésel cuando yo me voy a comprar un gasolina, con un comercial al lado y dando la vuelta a la manzana. Eso no es probar un coche, eso es hacer un ‘paripé’.
Si tienes un poco de suerte con tu concesionario, puede que te dejen llevarte el coche unas horas para probarlo, pero te costará camelarte al vendedor, eso no lo dudes…
Luego los concesionarios «lloran» porque la gente va a empezar a comprar coches por Internet o porque los comerciales comienzan a ser prescindibles, pero esto es como los taxistas con UBER y Cabify, o te reinventas, o mueres, así de sencillo. Hay mucha oferta de vehículos y todos son muy atractivos, el público cada vez es más exigente y muchas veces las sensaciones al volante marcan la diferencia de compra ¿Por qué no le damos más valor a este aspecto? Igual hasta crecen las ventas…
Algo así debieron de pensar en este concesionario de Subaru en Naperville (Illinois), pues han montado su propio circuito de pruebas para que los clientes experimenten las sensaciones que transmite el coche sobre diferentes firmes. En algo más de 36.000 metros cuadrados de terreno, los clientes pueden probar las virtudes de la gama Subaru sobre un tramo adoquinado, una pendiente del 10%, un tramo mal asfaltado e incluso la tracción sobre una pista deslizante.
En este caso, el circuito fue construido por el municipio, con un coste de 1,5 millones de dólares. Puede parecer una cifra elevada, pero la inversión que hacen muchos concesionarios en España por adaptarse a las pautas del fabricante no es mucho menor. Si bien es cierto que esta propuesta es exagerada y en Europa no sería viable por la regulación, sí que sirve como reflexión acerca de la importancia de probar un coche antes de comprarlo, y favorecer este aspecto puede ser una forma atractiva y económica de atraer clientes.