Aunque Lexus es conocida en el mundo del automóvil por contar con una gama repleta de vehículos premium asociados a mecánicas híbridas, en su día también pasaron algunas locuras por la cabeza de los ingenieros de la marca. El modelo del que os vamos a hablar hoy está basado en la primera generación del Lexus GS300, sin embargo, era mucho mejor que éste en algunos aspectos y respondía oficialmente al nombre de Landau.
A finales de los años ’80 y principios de los ’90, Toyota e Italdesign eran como el pan y la mantequilla. De hecho, cuando Lexus apareció en el mercado en 1989, los modelos de lujo de Toyota tuvieron una oportunidad frente los alemanes no sólo por estar bien acabados y ofrecerse a un precio razonable, sino esencialmente por haber sido diseñados por el equipo del mismísimo Giorgetto Giugiaro.
Cuando el Lexus GS300 llegó al mercado en 1993, éste era idéntico al Toyota Aristo de 1991, pero los responsables de la marca cometieron un grave error en el mercado estadounidense, donde el público es aficionado a los grandes motores. Mientras que el Toyota Aristo estaba disponible con la potente mecánica del Lexus LS400, el bloque V8 de 4.0 litros 1UZ-FE, el Lexus GS300 nunca llegó a recibir esta mecánica y la tracción a las cuatro ruedas como se esperaba. Es quizá por ello que el Landau se diera a conocer al mundo con el volante situado a la derecha…
Y es que contrariamente a lo que muchos creen, el Lexus IS F no fue el primer modelo más pequeño que el LS del fabricante japonés que incorporó un propulsor V8 bajo el capó. Otra cosa es que llegara al mercado.
El Lexus Landau fue presentado como prototipo en el Salón de Ginebra de 1994 y, a pesar de compartir la mecánica V8 con los Lexus GS300 y el Toyota Aristo, era 61 centímetros más corto que éstos y 5 centímetros más alto para dar cabida a los pasajeros en las plazas traseras, ya que su peculiar diseño obligó a incorporar el tanque de combustible bajo los asientos posteriores, de forma similar a la que se integran ahora las baterías de litio en los modelos híbridos de la marca.
Su diseño distanciaba mucho del concepto de sedán de lujo que podamos tener en nuestra cabeza, asimilándose más bien a un Fiat con clase que a un Lexus, pero el bloque V8 con 250 caballos asociado a una transmisión automática y un avanzado sistema de tracción total parecían indicar lo contrario. Además, su interior rezumaba calidad y lujo, con cuidados tapizados de cuero, aunque su diseño no distaba mucho del de un Daewoo o un Hyundai de los ’90 y el espacio en las plazas traseras era bastante limitado.
Su escaso éxito durante la cita suiza es, probablemente, el principal motivo por el cual el Landau se quedó como un mero one-off obra de Italdesign, siendo necesario el paso de 17 años para que Lexus volviera a crear otro modelo Landaulet. Sin embargo, en esta ocasión el fabricante no necesitaba la experiencia de Giugiaro en materia de diseño, pues se trataba de un Lexus LS600 híbrido con batalla extendida destinado a convertirse en el coche oficial de la boda entre el príncipe Alberto II de Mónaco y Charlene Wittstock en 2011.
Su burbuja de cristal es en realidad una sola pieza de policarbonato específicamente diseñada por una compañía francesa. A pesar de tener un grosor de tan sólo 8 mm, pesaba 26 kilogramos.
Si lo recuerdo en una «Automovil» de aquellos años que tengo, aparece… sinceramente, puliendo un poco detalles de diseño me gusta mas que el actual CT200
El diseño es de Giugiaro. Lexus planteo un compacto de lujo. Mucho lujo.
k coche mas feo.