Con el Tivoli los chicos de SsangYong inician una nueva etapa. Da un salto de gigante en apartados tan importantes como la presentación, calidad de acabados o comportamiento, siendo además uno de los modelos del segmento más amplios y silenciosos. Su motor de gasolina no convence por prestaciones pero puede ser suficiente para los conductores tranquilosDiseño/Estética
Calidad de acabado
Equipamiento
Habitabilidad
Maletero
Motor/Transmisión
Relación valor-precio
7.3
Notable
Ahora sí han acertado. Desde hace mucho tiempo tenía ganas de decir esto de un vehículo de SsangYong pero por unas razones u otras, al final su oferta no terminaba de encajar con lo que el usuario europeo solía buscar en materia de acabados, tacto o dinamismo.
Con la introducción del Tivoli que en estos días inicia su comercialización en España, los chicos de SsangYong han dado un salto de gigante tanto en comportamiento como en presentación, situándose al mismo nivel que el resto de la dura competencia sin perder la favorable relación precio-producto.
La llegada del Tivoli era lógica tras cuatro años trabajando en el proyecto y 280 millones invertidos en su desarrollo con diferentes conceptos adelantando sus líneas maestras y que han sido mostrados en distintos salones por todo el globo.
Aterriza en un segmento al alza, cada día más popular y que cerrará este 2015 con más de 70.000 unidades vendidas sólo en España. Y es que los B-SUV están de moda y si el Juke marcó una época, ahora Captur, Mokka, 2008, Vitara y compañía se lo están poniendo muy complicado.
Presentación
En SsangYong tienen muy claro que su Tivoli no se convertirá de la noche a la mañana en un súper ventas. Se esperan entregar unas 2 ó 3.000 unidades en su primer año completo ya con las versiones diésel, 4×4 y con caja automática en los concesionarios. No es un dato elevado pero sí suficiente para que la marca encuentre una posición más sostenible de cara al futuro.
Hay varios niveles de acabado y aunque el equipamiento tecnológico es más bien justo, se adapta bien a las necesidades de la mayor parte de los usuarios. No encontrarás sistemas como el control de crucero adaptativo, la alerta de cambio de carril o el detector de objetos en ángulo muerto pero tampoco hay que ser un lince para saber que en el segmento B prima el precio y es muy bajo el porcentaje de usuarios que opta por esos elementos. Si se ofreciesen desde luego sería un “plus” pero su carencia no debería perjudicar las ventas.
Sí disfrutan en cambio de algo que ni Captur ni C4 Cactus o 2008 pueden ofrecen: la tracción total a las cuatro ruedas. Hasta ahora las ventas de este tipo de variantes eran muy bajas (7% aproximadamente) pero no es menos cierto que hasta hace no mucho sólo podían tenerla las versiones más caras del Juke y el Mokka. Con la llegada de los 500X, Renegade, Vitara y CX-3, la variedad se multiplica y con ello también las ventas. Y ahí está SsangYong dispuesta a llevarse un trocito del pastel.
Diseño
Lo primero que tengo que decir es que las fotos no le hacen justicia. El Tivoli en vivo es un todocamino mucho más juvenil y simpático, agradable y equilibrado en sus formas. Le favorecen las llantas de 18 pulgadas y la carrocería bicolor pero incluso en los básicos mantiene un nivel de prestancia más que correcto.
Varios detalles que seguro apreciarán los usuarios es que en España todos incluyen una moldura cromada que dibuja el contorno de las ventanillas, las molduras plásticas en los pasos de ruedas y el pilar A pintado negro, logrando un efecto más cuidado que en los básicos de sus rivales con manetas y espejos en negro, y ausencia de elementos cromados.
Tras la silueta del Tivoli hay muchas horas de trabajo invertidas que se perciben en los pequeños detalles como los pasos de rueda ensanchados que nacen en los pilotos posteriores, la posición centrada del antiniebla trasero que pone la guinda “deportiva” o los LEDs integrados en los propios faros principales que no dan la sensación de ser un parche de última hora.
Repito, es un automóvil que deberías ver en vivo antes de tomar una decisión o descartarlo por completo. Estoy convencido que esas primeras impresiones algo confusas por la mezcla de trazos redondeados con otros más angulosos desaparecerán al natural.