La contaminación de los coches es un problema muy gordo en las ciudades, sin embargo, ¿viene toda de los motores de combustión?
Un estudio derivado del análisis de las emisiones contaminantes ha determinado que la contaminación por el desgaste de los neumáticos puede ser 1000 mayor y peor que lo que sale del escape de un automóvil.
Las partículas dañinas de los neumáticos, y también de los frenos, son un problema muy grave que sobre todo afecta a los vehículos más grandes y pesados, algo que engloba a los camiones, a los vehículos comerciales, a los SUV y ojo, a los vehículos eléctricos.
Aunque la contaminación de los motores no para de disminuir por las cada vez más estrictas normativas de emisiones, parece que la contaminación de los neumáticos y los frenos no para de aumentar por el aumento del peso medio de los vehículos.
Las emisiones que no son de escape (NEE – Non-exhaust emissions) son partículas liberadas en el aire por el desgaste de los frenos, el desgaste de los neumáticos, el desgaste de la superficie de la carretera y la puesta en suspensión del polvo de la carretera.
En la actualidad no existe una legislación para limitar o reducir la NEE, pero los expertos indican que es muy perjudicial y cada vez más preocupante.
Actualmente se cree que las NEE constituyen la mayoría de las partículas primarias del transporte por carretera, el 60% de la PM 2.5 y el 73% de las PM 10 que se detectaron en 2019 y que no están relacionadas con los gases de escape emitidos por el trafico rodado.
En países como el Reino Unido, asociaciones como la Quality Expert Group (AQEG), recomendaron que las NEE sean inmediatamente reconocidas como una fuente de contaminación del aire y es que hasta los vehículos de cero emisiones locales como los eléctricos las emiten.
Para comprender la magnitud del problema el especialista mundial independiente en pruebas y datos para la medición científica de las emisiones del mundo real realizó algunas pruebas de desgaste de los neumáticos.
Usando un modelo del segmento compacto y en perfecto estado de funcionamiento, el modelo emitió 5.8 gramos por kilómetro de partículas derivadas de sus neumáticos. En comparación con los límites de emisiones de escape regulados a 4,5 miligramos por kilómetro, la emisión por desgaste de neumáticos que permanece fuera de las regulaciones es más de 1000 veces superior.
Según los analistas, es hora de que se considere no solo lo que sale del tubo de escape de un automóvil, sino también la contaminación por partículas de desgaste de neumáticos y frenos.
Lo que es aún más aterrador es que, si bien las emisiones de escape han sido fuertemente reguladas durante muchos años, el desgaste de los neumáticos no está regulado en absoluto y con el aumento de ventas de los SUVS -más pesados- y de los vehículos eléctricos -aún más pesados- las emisiones (NEE) son muy preocupantes.
Según la empresa de análisis hay mucho desconocimiento entorno a esta materia y aunque a muchos le parecerá algo ridículo, hay margen de maniobra. Se pueden mejorar los componentes de desgaste de los neumáticos y además, llevarlos a una presión correcta permite disminuir la emisión de esta peligrosas partículas.
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Fuente | Emissions Analytics vía Motor1 USA