Parece ser que el escándalo del ‘Diéselgate’ no sirvió de escarmiento a los fabricantes de vehículos alemanes. Hace apenas unas horas hemos conocido que la Comisión Europea acaba de presentar cargos contra Daimler, BMW y el Grupo Volkswagen por colusión. Según apunta la acusación, las compañías pactaron bloquear el despliegue de la tecnología de reducción de emisiones durante largos períodos de tiempo.
Dos años después de que las instituciones europeas llevaran a cabo diversos registros en las sedes de las compañías, los organismos anti-monopolio de la Unión Europea han determinado que estas empresas alemanas pactaron entre 2006 y 2014 el retraso en la llegada al mercado de los sistemas de reducción catalítica selectiva (SCR), los cuales emplean una inyección de urea para reducir las emisiones nocivas de óxido de nitrógeno en los automóviles diésel (AdBlue).
Igualmente, también se están planteando algunas inquietudes acerca de una posible colusión con los filtros “Otto”, que reducen las emisiones de partículas nocivas en los modelos con motor de gasolina. Por extraño que parezca, fue Daimler quien alertó a la Unión Europea sobre los pactos. De su declaración se desprende que la marca con sede en Stuttgart buscaba librarse de la multa aportando la información (dicho de otra forma, buscaban salvar el cuello).
Acusados de pactar para violar las leyes de competencia europeas y de privar a los consumidores europeos la oportunidad de comprar automóviles con la mejor tecnología disponible, habrá que seguir muy de cerca el caso para conocer cuáles son las conclusiones de las autoridades, ya que de ser cierta la denuncia, la sanción económica podría alcanzar el 10% de su facturación global (en 2018, 97 mil millones de euros BMW, 167 mil millones Daimler y 174 mil millones el Grupo VAG).
A raíz de estas informaciones, BMW ha publicado el siguiente comunicado:
«BMW Group examinará las objeciones e información proporcionadas por la Comisión Europea y enviará una respuesta a las autoridades. Dado que este asunto se refiere a procedimientos en curso de la Comisión Europea, la compañía no hará comentarios sobre el contenido de las objeciones en este momento. La revisión de BMW Group del pliego de cargos y cualquier posible impacto financiero resultante está en curso. BMW Group considera este procedimiento como un intento de equiparar la coordinación permisible de las posiciones de la industria con respecto al marco regulatorio con los acuerdos ilegales de cártel.
Sobre la base de los conocimientos actuales, la Comisión está investigando específicamente si los fabricantes de automóviles alemanes cooperaron en grupos de trabajo técnicos para restringir la competencia en el desarrollo y la implementación de tecnologías de reducción de emisiones. Desde el punto de vista de BMW Group, esta situación no puede compararse con investigaciones de cártel que involucran acuerdos territoriales y de precios, por ejemplo. Fundamentalmente, los ingenieros participantes de los departamentos de desarrollo de los fabricantes se preocuparon por mejorar las tecnologías de tratamiento de gases de escape. A diferencia de los acuerdos de cártel, toda la industria estaba al tanto de estas discusiones, que no implicaban ningún «acuerdo secreto» y no pretendían perjudicar a los clientes o proveedores .
Un punto central de los procedimientos de la Comisión Europea es la alegación de que los fabricantes llegaron a un acuerdo sobre el tamaño de los tanques de AdBlue para los sistemas SCR (reducción catalítica selectiva). Se dice que esto restringe la competencia por el mejor método de control de emisiones para los vehículos diésel. Otro objetivo de los fabricantes fue el establecimiento de una infraestructura de llenado de AdBlue amplia y fácil de usar a largo plazo como condición previa para la instalación de tanques más pequeños y livianos. Los fabricantes y las asociaciones de la industria automotriz mantuvieron conversaciones con la industria petrolera sobre este asunto. Los grupos de trabajo sí discutieron la introducción de tanques de AdBlue más pequeños, sujetos a la disponibilidad de una infraestructura de llenado adecuada. Esto fue explicado en público, por ejemplo, por la Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA) en una «Conferencia de Emisiones Diésel» en junio de 2009 en Bruselas. Sin embargo, como se hizo evidente, esta infraestructura no estaría disponible lo suficientemente rápido y el Grupo BMW finalmente instaló tanques de AdBlue más grandes. Comprometer la eficiencia del control de emisiones para optimizar el tamaño del tanque nunca fue una opción para el Grupo BMW .
La Comisión Europea alega además que las empresas afectadas acordaron no introducir el filtro de partículas de gasolina (PPF) o retrasar su introducción, restringiendo así la competencia por la mejor tecnología para reducir las partículas. Cabe señalar que las discusiones entre los fabricantes estaban directamente relacionadas con las deliberaciones de los legisladores en ese momento con respecto a la introducción de límites para el material particulado. El objetivo de los fabricantes y sus asociaciones era participar en la discusión sobre la definición de límites futuros, técnicamente alcanzables. Esta es una práctica habitual en todas las industrias con respecto a las próximas propuestas regulatorias. Para alcanzar una posición en la industria sobre la legislación propuesta, los fabricantes primero llegaron a un acuerdo entre ellos y luego a través de las asociaciones de automóviles VDA y ACEA.
BMW Group concede gran importancia a los hallazgos confirmados por la Comisión Europea en su comunicado de prensa del 18 de septiembre de 2018 de que las investigaciones en curso se refieren únicamente a posibles violaciones de la ley de competencia y no a la manipulación ilegal del sistema de control de emisiones. No hay ninguna acusación de este tipo contra BMW Group«.