Los dummies: el último eslabón de nuestra historia
La información obtenida a partir de investigaciones con cadáveres y estudios con animales ya había sido utilizada en la construcción de algunos simuladores humanos hacia 1949, fecha en la que nace Sierra Sam, el que se conoce como el primer dummy moderno. Su nombre rinde homenaje a su creador, Samuel W. Alderson, quien lo desarrolló en el Laboratorio de Investigación Alderson junto con la compañía de ingeniería Sierra. Sin duda, fue uno de los principales puntos de inflexión en materia de seguridad de la historia.
El motivo de su nacimiento fue la necesidad de probar la fiabilidad de los asientos eyectores de los aviones del ejército estadounidense, pero pronto se dieron cuenta de que los soldados sufrían más accidentes al volante de un coche que a los mandos de un avión, así que se pensó en su utilidad para testar la seguridad de los vehículos.
Desde entonces, la evolución de los dummies fue imparable y Alderson produjo la serie VIP-50, especialmente construida para General Motors, Ford y el National Bureau of Standards en una época donde los crash test empezaban a generalizarse. Una de las marcas pioneras en este tipo de pruebas fue Mercedes-Benz en la época de los 40, pero en la década de los años 50 las pruebas de choque comenzaron a ser algo común con la intrusión de otro de los grandes avances de la seguridad del automóvil: el cinturón de seguridad. En el vídeo inferior podéis ver los efectos de un choque sin cinturón.
General Motors -que no había quedado del todo contenta con el diseño- decidió investigar por su cuenta y riesgo combinando las mejores características de los modelos de la serie VIP y Sierra Stan para desarrollar un dummy más confiable y duradero, naciendo en 1971 el Hybrid I, seguido de su versión femenina. Un diseño que General Motors optó por compartir con sus competidores.
Apenas un año después nace el Hybrid II, un maniquí mejor documentado gracias a que tenía rodillas, hombros y columna vertebral con una respuesta más real. De hecho, fue el primer dummy que cumplió con el estándar norteamericano (American Federal Motor Vehicle Safety Standard -FMVSS) para ensayos de cinturones de seguridad de pecho y cintura.
En 1976 nace el Hybrid III, dando un paso cualitativo con cerca de 100 posibilidades de medición. Aun así, este fue diseñado para investigar los efectos de impactos frontales, por lo que su confiabilidad para reproducir los efectos de otro tipo de impactos era limitada. Para mayor inri, en los años ochenta aparece una nueva prueba dentro de los test, las pruebas de choque laterales que hasta el momento no se estaban haciendo.
Las exigencias de los múltiples test hicieron que la familia del Hybrid III continuara ampliándose con el paso de los años hasta contar con una versión masculina de percentil 50, otra de percentil 95, una femenina de percentil 5, y las recreaciones de un niño de seis años de edad y otro de tres. En la actualidad, el Hybrid III posee además piezas intercambiables, algo que le dota de múltiples aplicaciones prácticas, aunque en los crash test se utilizan diversos dummies con distintos tamaños o percentiles según se quiera simular un hombre, mujer o niño, así como el tipo de impacto. La familia SID –Side Impact Dummy-, BioRID o CRABI son algunos ejemplos.
Años después del Hybrid III conocimos a THOR, un dummy con alta biofidelidad capaz de aportar información sobre otras partes del cuerpo como el pie, el talón, la cara o las rodillas. Este, a su vez, fue “superado” por el T.H.U.M.S. de Toyota, que en 2010 alcanzó su versión 4.0. Es quizá uno de las maniquíes más realistas hasta la fecha, pues reproduce muy fidedignamente la estructura ósea, el cerebro, los órganos internos -modelados con características similares a las de los órganos humanos (flexibilidad, dureza, etc)- y toda la instrumentación necesaria para conseguir información fiable acerca de las lesiones causadas por los accidentes en el organismo.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que íntimamente relacionada con los dummies está la industria del automóvil. Afirmar que los coches no han sufrido evolución alguna es simplemente una sandez. Si bien es cierto que es una industria que a menudo se estaca, comparar los coches de hace más de 50 años con los actuales es algo absurdo. Mientras que en 1930 era ataúdes con ruedas, hoy en día, sobrevivir a un accidente de tráfico es posible gracias a las amplias medidas de seguridad que ofrecen la mayoría de los coches.
Uno de los últimos avances en tecnología dummy es la incorporación de maniquíes más obesos en las pruebas de choque de los Estados Unidos. Los estudios subrayan que las personas obesas tienen un 78% más de probabilidades de morir en un accidente de coche, así que para dar cabida al creciente número de conductores con exceso de peso, Humanetics ha desarrollado una gama de maniquíes obesos.
Un prototipo ya ha sido producido, su peso es de 123,8 kg -un peso no muy difícil de encontrar en USA- y su índice de masa corporal es de 35, lo que sitúa al héroe anónimo inerte dentro de lo que sería una obesidad media. Hasta la fecha, estos maniquíes tenían un peso de 77.1 kg.
Por otra parte, los estudios también revelan que el riesgo de lesión aumenta en un 20% en los conductores de 50 años de edad, en un 40% en conductores de 80, y de manera constante a partir ese punto, es por esto que se está desarrollando una nueva tecnología que no tardará en implementarse en los muñecos de prueba y que permitirá recoger más datos y detalles para proteger también a los más mayores.
A día de hoy y, a causa del elevadísimo precio de las pruebas de choque y los dummies junto a las limitaciones que estos sufren, no es raro encontrar fabricantes que utilizan simulaciones por ordenador como alternativa, ya que, además, estas ofrecen muchas más posibilidades para realizar el test. Las reproducciones virtuales se llevan a cabo a través de la digitalización del esqueleto, los órganos internos y el cerebro con resonancias magnéticas y tomografías axiales computerizadas (más conocidas por las siglas TAC) de cada componente por separado para analizar sus reacciones de forma precisa. En este sentido, Stephen Rouhana, Jefe Técnico de Seguridad, Investigación e Ingeniería Avanzada de Ford -al que bien podríamos considerar padre de los dummies digitales infantiles- afirma: «Nuestros sistemas de retención están desarrollados para reducir lesiones graves y muertes, demostrando ser muy efectivos, pero se siguen produciendo lesiones causadas por colisiones. Cuanto más sepamos sobre el cuerpo humano, más podremos tenerlo en cuenta para mejorar aún más nuestros sistemas de retención. Construir un modelo humano digital de un niño nos ayudará a diseñar futuros sistemas que proporcionen una protección aún mejor para nuestros jóvenes ocupantes de vehículos».
Fuentes: elcorreo.com, Wikipedia, ABC.es, historiasdelahistoria.com, Circula Seguro, Criminalística.mx