El MINI Clubman de segunda generación se ha actualizado recientemente y, tras las versiones convencionales, era de esperar que fuéramos a conocer un nuevo MINI John Cooper Works Clubman. Lo que no nos imaginábamos es que se fuera a convertir en uno de los modelos homologados para circular por carretera más potentes de los sesenta años de historia de la compañía.
A nivel estético, el compacto deportivo recibe un sutil lavado de cara que contempla una parrilla de mayor tamaño, llantas de 18 pulgadas de serie, nuevas ópticas con tecnología Full LED y un paragolpes trasero modificado que permite acomodar un sistema de escape de mayor tamaño (colas 95 mm de diámetro). Por el contrario, en las entrañas del modelo hay numerosos cambios de lo más suculento.
El más importante de ellos es el motor turboalimentado de 2.0 litros y cuatro cilindros que ahora produce 306 CV (225 kW) de potencia y 450 Nm de par motor, lo que significa un extra de 75 CV (55 kW) y 100 Nm respecto a su predecesor. Gracias a este notable incremento de potencia, el MINI John Cooper Works Clubman es capaz de declarar un 0 a 100 kilómetros por hora en solo 4,9 segundos, 1,4 segundos menos que el modelo actual.
La velocidad máxima está limitada a 250 km/h y el consumo de combustible medio es de 7,1 – 7,4 l/100 km, con unas emisiones promedio de CO2 de 161-169 g/km (Euro 6d-TEMP).
El motor está asociado a una nueva transmisión deportiva Steptronic de ocho velocidades que promete cambios de marcha mejorados y un mayor confort acústico. La caja de cambios cuenta con un embrague de bloqueo del convertidor y está equipado con un sistema reforzado de tracción total ALL4 y un bloqueo mecánico del diferencial integrado en el eje delantero.
El bloqueo mecánico del diferencial está interconectado con el DSC (Control Dinámico de Estabilidad) y «funciona de manera transversal para reducir la compensación de velocidad entre las ruedas delanteras«. Como explicó la compañía, «el efecto de bloqueo tiene como resultado la transferencia del par motor a la otra rueda en caso de que una rueda delantera pierda tracción«.
En condiciones normales la tracción es delantera, pero puede distribuir el par a las ruedas traseras en una fracción de segundo si se detecta un posible deslizamiento. Otras actualizaciones incluyen una suspensión revisada, un nuevo sistema de escape deportivo y un sistema de frenos optimizado. Este ahora cuenta con pinzas fijas traseras de cuatro pistones que muerden unos discos de 330 milímetros de diámetro (360 mm delante).