La llegada al mercado del último MINI JCW GP ha marcado un punto de inflexión en la marca. Hablamos de un utilitario deportivo que rinde 306 CV y que, aunque se apellide Cooper, de inglés tiene muy poco. Su enorme alerón trasero y su llamativo diseño radical convierten al GP en la versión más deportiva de MINI, una marca que ha expandido con creces el segmento B del vehículo deportivo.
En 2019, MINI logró su tercer año consecutivo en récord de ventas, sumando así un total de 13.578 unidades entregadas en el territorio español. En base a ello, si los deportivos del segmento B funcionan y MINI es un producto brillante, ¿qué surge como respuesta? Sí, has leído bien el título del artículo…
Abarth nació en 2007 como la gran alternativa al MINI, un vehículo con prestaciones deportivas que divide la comunidad en dos grandes bloques: los más entusiastas del coche de Mr. Bean y los de la famosa leyenda del escorpión. ¿Ya sabes por cuál te decantas? Puede que al acabar de leernos no lo tengas tan claro.
Una historia a la par
Si bien la marca Abarth es la más longeva, ambas tienen una historia más pareja de lo que parece a primera vista. Forjada en las motocicletas, Abarth nacía en 1949 con el mítico 204 A Roadster, un automóvil concebido para la competición y que supuso el punto de partida de los cimientos de ésta. Por aquel entonces, ya empezaba a dar sus primeros brotes con sus paquetes de preparación, una oportunidad de mercado que catapultaría a la marca.
No fue hasta la segunda mitad de los años cincuenta cuando apareció el Abarth 500, modelo basado en el Fiat 500 que serviría de precedente para la versión actual. Con algunas modificaciones de motor, chasis y carrocería, el Abarth 500 era capaz de alcanzar los 140 km/h, prestaciones de ensueño para un automóvil de por aquél entonces.
Como alternativa, surgen otros proyectos, tales como el Fiat Abarth 750 o el 750 GT, aunque a la marca le quedaba poco tiempo para liderar. En 1959 nacía el primer Mini de la mano de Alec Issigonis, una idea nacida del esbozo en una servilleta. El Mini Classic llegó a los años sesenta como una revolución: su tecnología de tracción delantera, motor transversal y caja de cambios bajo el motor fueron una rareza para la época.
Tenía que primar el espacio interior, por lo que Issigonis tuvo que ingeniárselas para obtener la mayor habitabilidad posible. Un motor de cuatro cilindros y 803 cc daba vida al modelo, que entregaba por el momento unos humildes 28 CV. Las múltiples victorias del Rally de Montecarlo le empiezan a sumar popularidad, siendo ya carne de deseo del ciudadano inglés.
El Mini nacía como la Alternativa a Abarth, un coche con tecnología punta y mucho espacio para los ocupantes, pese a ser un tanto pequeño.
En los sesenta, Abarth comienza a adquirir especial relevancia con los paquetes de preparación, sobre todo con los famosas “Marmitas”, las líneas de escape que le proporcionaban su sonido característico. De hecho, en 1962, la marca produce 257.000 Marmitas –el 65% de las cuales era para exportar–, contando con una plantilla de 375 personas.
Abarth estaba viviendo su época de expansión, la época en la que aparecen modelos como el 850 TC o el Fiat 1000 coupé GT Paperino. Pese a lograr grandes éxitos en la competición, los setenta y la crisis de petróleo truncaron los planes de Abarth. Como consecuencia, el fabricante se une con Fiat, que hasta la fecha había sumado varias colaboraciones.
En 1979 fallece Carlo Abarth, su fundador, dejando al A112 Abarth como el último automóvil de su creación. Aún así, Abarth sigue su curso. Los años setenta son otro cantar para Issigonis. En el 1971 la marca ha había logrado 318.475 unidades vendidas, cifras que evocaban un rotundo éxito para la marca. Sus versiones especiales, tales como el Mini “Limited Edition”, ayudar a revitalizar el espíritu Mini.
Los años 80 y 90 fueron aminorando la marcha de ambas. Mini reducía su nivel de ventas y su popularidad, mientras que en 1988 moría Alec Issigonis. La marca Abarth destacaba generalmente en el mundo de los rally por algunas creaciones inmemorables, tales como el Fiat 131 Abarth o Fiat Ritmo Abarth, aunque tenía poca repercusión para los coches de calle.
Durante los 80 y 90 las marcas dejan de ser tan populares, con lo que poco a poco van perdiendo relevancia en el mercado.
La llegada de la década del 2000 fue la clave para revivir estos dos grandes mitos. El grupo BMW compraba la marca Mini en 1994 y en 2001 se estrenaban los nuevos MINI One y MINI Cooper, los Minis de la nueva generación. En 2008 también aparecería la nueva versión del Abarth 500, la cara deportiva del Fiat 500, que volvía a basarse en el modelo se serie. Así, ambas marcas continuaban con una historia de logros.
El producto
Nadie puede negar que el Abarth y el MINI son ideas brillantes: coches pequeños, pintones, deportivos y con mucha, mucha personalidad. La oferta actual de Abarth es escueta, dando a elegir entre la carrocería de tres puertas o la carrocería Cabrio, mientras que MINI ofrece las versiones tres puertas, cinco puertas, Cabrio, Clubman y la versión SUV llamada Countryman.
Eso sí, ¿buscas aparcar en el centro? El Abarth 500 es el más pequeño de todos, con una carrocería que suma una longitud de 3,66 metros; mientras que el MINI tres puertas mide 3,82 metros. Sus estéticas retro y sus infinitas configuraciones los convierten en los utilitarios más chillones del mercado. En concreto, la vinilación de Abarth y sus posibilidades de coloración aclaman la vista del viandante, que ya viene prestando atención por el sonido de escape.
La estética de MINI, en cambio, es menos racing, mostrando formas más sobrias y discretas, con lo que los MINI disparan a un público más selecto y refinado. Los interiores de ambos también presentan formas retro y de estética ovalada, sobre todo para el cuadro de instrumentos, que intenta imitar al de los años sesenta. Las calidades interiores de los Abarth son más austeras que las de MINI, que monta plásticos blandos con muy buenos acabados.
La mayor oferta de motores de MINI se opone a la oferta de Abarth, que solo brinda el bloque de 1.4 litros de cilindrada. A pesar de ello, podremos encontrar distintas opciones: la de 145 CV de la versión estándar, la de 165 CV del 595 y la de 180 CV del Competitzione, por ejemplo. Sus motores cuentan con el famoso sistema T-jet, que disfruta de un sistema de inyección directa y turbocompresor.
MINI tiene bloques de 1.5 y 2.0 litros, con lo que uno tiene más donde elegir. Además, la motorización es tomada directamente de BMW, por lo que cuenta con la tecnología “Twin Power Turbo” con turbos twin-scorll, el sistema Valvetronic y el sistema VANOS, aunque no en todos sus motores. El abanico de potencia va desde los 102 CV hasta los 306 CV del MINI JCW GP.
Y por si las posibilidades de configuración te saben a poco, Abarth ofrece la oportunidad de elegir como opcional otros elementos del tren de rodaje o motor. Por poner un ejemplo, los escapes de Record Monza o Akrapovič están disponibles como elección, al igual que la suspensión Koni. MINI, en este aspecto, no es tan configurable, ya que por el momento el escape John Cooper Works no está disponible.
Sea cual sea, ambos son divertidos
Pese a no ser incómoda, Abarth ofrece la misma posición de conducción que el Fiat 500, con lo que le resta deportividad. Eso sí, prepárate, porque el 575 Competizione exige buenas manos al volante, sobre todo por tener un comportamiento algo subvirador, al igual que ocurre en algunos MINI. Para mitigarlo, MINI ofrece un diferencial Torsen en sus versiones John Cooper Works, mientras que Abarth puede montar un diferencial de paquete de discos.
Al volante, los MINI ofrecen una conducción más refinada y noble que el chasis del Abarth, que podríamos calificarlo de “espartano” en casi todos los sentidos. ¿Lo que más va a cautivarte de un Abarth? Su sonido de escape, sin duda, que es lo más característico de la marca.
Ten en cuenta que, si buscas una versión automática, las cajas de cambio robotizadas del Abarth son algo lentas e incómodas, así que lo más recomendable será decantarse por la caja de cambios manual. En MINI, optar por los cambios automáticos no es mala idea, ya que se ofrecen, dependiendo de la versión, con la caja de doble embrague o la de convertidor de par, que solo están disponibles en los JCW y en algunas versiones diésel.
Los sonidos de escape de Abarth son una delicia para el conductor, aunque debes evitar la compra de las versiones con caja automática.
Por otra parte, las suspensiones del MINI suelen tildarse de secas, con lo que si en algún modelo como el Countryman buscas más confort, evita optar por la suspensión deportiva, que es equipamiento opcional. El Abarth, en este caso, tampoco se salva, aunque sus suspensiones Koni presentan una buena puesta a punto del tarado.
Y si hablamos de conducción, no podemos olvidar que Abarth tenía disponible hasta hace poco la versión 124 Spider, un vehículo roadster basado en el Mazda MX-5 y que era de propulsión. ¿Sus sensaciones? Un vehículo ligero, potente y muy divertido, con lo que no habría producto comparable en el caso de MINI. Desafortunadamente, este modelo ya no está disponible, aunque con suerte y paciencia podrás encontrar alguno en el mercado de ocasión.
¿El MINI por coche; el Abarth por precio?
Al final una cosa sí que tenemos clara, y es que MINI es más caro que Abarth. Como podrás imaginar, estar bajo el paraguas de BMW no es nada barato; podríamos estar hablando de un incremento del 20% del precio entre un Abarth y un MINI, teniendo en cuenta dos modelos de iguales prestaciones. Lo bueno es que MINI es de las marcas con un muy buen valor futuro, por lo que en caso de reventa tendrás más posibilidades de recuperar lo invertido.
Además, el diseño y calidades de MINI están por encima del fabricante italiano, con lo que el precio podría llegar a justificarse. El mercado de ocasión está pagado de MINIy Abarth. A no ser que quieras una edición especial, no tendrás problemas para encontrar lo que buscas. Eso sí, para los MINI, la segunda generación suele traer dolor de cabeza, con lo que conviene vigilar bien lo que compras, que las facturas de taller pueden llegar a ser caras.
La nueva generación muestra una mayor fiabilidad, con lo que probablemente sea la más recomendable. Si tu presupuesto es más ajustado, la compra de un Abarth puede ser buena opción. Abarth ofrece un muy buen equilibrio entre precio y deportividad, además de una amplia gama de configuraciones y de personalización, con lo que por menos de 20.000 euros ya podrás tener un utilitario deportivo en condiciones, de esos que fabrican sonrisas al volante.
Artículo de Joan Bassa Moragues