En los últimos años, la fiebre SUV ha hecho que aparezcan numerosos términos en el mercado que, en muchas ocasiones, llevan a la confusión hasta a los expertos. Hace apenas unos años, todos entendíamos por todoterreno o 4×4 un vehículo de considerables dimensiones, con formas cuadradas, un pésimo coeficiente aerodinámico, una comodidad criticable y una eficiencia incapaz de superar la normativa Euro 6.
Eso sí, eran “cacharros” que se subían hasta por las paredes. Actualmente, los modelos de la vieja escuela off road podemos contarlos con los dedos de la mano, e incluso nos sobra una mano. En su lugar, podemos ver todo un elenco de atractivos todocamino SUV y crossover que cautivan a los usuarios allí por donde pasan.
Fijaos si se nos está yendo el tema de las manos que incluso vemos compactos convertido en todocaminos, como el Kia XCeed o el Ford Focus Active. Lo llaman evolución y, gracias a ella, ahora podemos disfrutar de vehículos más o menos capaces con la comodidad, la eficiencia y la seguridad de un turismo.
Pero no por ello debemos confundir los diversos términos en los que se engloban este tipo de vehículos. El término todoterreno suele diferenciarse un poco más del resto, pero las palabras todocamino, SUV y crossover se emplean indiscriminadamente en la actualidad para denominar a cualquier cosa con protección plástica de bajos y un poco más de altura libre al suelo.
Es por ello que hoy voy a dedicar parte de mi tiempo a explicaros cuáles son las diferencias entre los diversos conceptos automovilísticos con los que nos bombardean a diario tanto en los medios como en la publicidad. Por otra parte, los conceptos SAV, SSUV y CUV quedan reservados para los más puristas, pero también hablaremos de ellos para explicar quién se sacó la idea de la manga y en qué casos se utilizan.
4×4 y 4×2: Esta regla ya no marca la diferencia
Cuando en el mercado sólo encontrábamos esencialmente modelos 4×4 puros, era fácil diferenciar a los recién llegados SUV y establecer una diferencia entre ambos. Los SUV o todocaminos llegaron hace ya más de dos décadas para quedarse y, poco a poco, han ido ofreciendo variantes para todos los gustos y de todos los colores, ofreciendo tanto tracción total como a un solo eje.
Como todos sabéis, definimos 4×4 como un vehículo que cuenta con tracción total (¿Conoces las diferencias entre AWD, 4WD y 4×4?). Antes, los 4×4 solían incorporar adicionalmente otros sistemas como la reductora o los bloqueos de los diferenciales, pero actualmente podemos encontrar vehículos todocamino con tracción total en el mercado que carecen de este tipo de sistemas.
Los 4×2, por su parte, ofrecen tracción a un solo eje, ya sea el delantero o el trasero. Si nos fijamos en las diversas versiones que ofrece un modelo todocamino SUV o crossover, nos daremos cuenta de que muchos de estos vehículos ya no disponen de variantes 4×4 porque son más caras y tienen un consumo mayor.
A cambio algunos fabricantes de automóviles ofertan un sistema electrónico de tracción avanzado que simula la transmisión total y optimiza al agarre de los neumáticos. Un ejemplo de ello podría ser el Grip Control de PSA que, adicionalmente, se ofrece con neumáticos M+S y permite sacarnos de un apuro, pero poco más.
Una moda que ha segmentado en exceso el mercado
La nueva tipología de vehículo que pretende emular a los clásicos todoterrenos ha encajado a la perfección con los gustos y necesidades de los compradores, tanto que se disputa una importante cuota de mercado con los turismos compactos e incluso ha eclipsado a los monovolúmenes.
Es más, han evolucionado de tal manera en estos últimos años que hemos llegado a un punto en el que ya no sabemos diferenciar qué es cada cosa. Es por ello que, ahora, vamos a analizar con detalle los diversos conceptos para aprender a diferenciarlos.
Todoterreno
Es el 4×4 puro por antonomasia, esa bestia con la firma de Jeep o de Land Rover -entre otros- que presume de un aspecto robusto y cuadrado, tracción a las cuatro ruedas, chasis de doble viga y reductora de los que cada vez se ven menos. Son modelos duros, de gran envergadura, resistentes y capaces de llevar tanto pasajeros como carga a lugares inaccesibles para otro tipo de vehículos.
Con modelos de este calibre puedes superar, barro, nieve, arena, rocas e incluso vadear ríos de profundidad media. Normalmente están asociados a mecánicas diésel para aumentar su eficiencia, así como a cambios automáticos con reductora, aunque al otro lado del Charco también es posible encontrar opciones de gasolina.
Características tradicionales de los mismos son una altura libre al suelo muy superior a la habitual, un chasis de bastidor en acero, voladizos cortos para mejorar los ángulos de ataque y salida, suspensiones reforzadas de largo recorrido, llantas de perfil alto, un acabado interior sufrido y tracción total.
La gran mayoría de estos modelos también cuenta con diversos bloqueos de los diferenciales siendo algunos de los representantes más conocidos los Land Rover Defender, Discovery y Range Rover, el Mercedes-Benz Clase G, el Jeep Wrangler, el Mitsubishi Montero, el Lada Niva, el Suzuki Jimny, el Toyota Land Cruiser o el Volkswagen Touareg.
La gran mayoría de pick ups del mercado también pueden encuadrarse dentro de este concepto. En la actualidad, las mejoras en los procesos de fabricación, los nuevos materiales y la tecnología aplicada a la producción de estos vehículos ha permitido el empleo de chasis monocasco para su construcción y la sustitución de la tracción integral mecánica por electrónica.
Tecnologías como el reparto de potencia y par aplicando los frenos, el bloqueo electrónico de ejes, los controles de descenso de pendientes o las transmisiones automáticas, entre muchos otros, permiten tener todo bajo control sin ninguna complicación para el conductor. Claro ejemplo de ello es el nuevo Land Rover Defender.
A pesar del empleo masivo de tecnología, este tipo de vehículos no se sienten cómodos en autopista y en ciudad. Su dirección es poco precisa, su suspensión excesivamente blanda, su centro de gravedad muy alto y tanto el peso como la aerodinámica penalizan los consumos. Es cierto que se puede viajar cómodamente en ellos, pero quedan mucho más alejados del comportamiento de un turismo que un SUV o un crossover.
Todocamino o SUV
A medio caballo entre un monovolumen y un todoterreno, los SUV (Sport Utility Vehicle) o, en castellano, todocaminos, se han puesto especialmente de moda en los últimos años, ofreciendo un peso menor y un diseño más civilizado. Aunque los hay que pueden presumir de muy buenas capacidades fuera del asfalto, este no es su punto fuerte en realidad.
A nivel estético, son más racionales que los todoterrenos y no cuentan ni con unas líneas tan angulosas ni con unas suspensiones tan elevadas, aunque mantienen buenos recorridos de las mismas para afrontar terrenos rurales bacheados. En un SUV el interior está más cuidado y se incrementa el enfoque al confort respecto a un todoterreno.
Por esa razón se suelen montar en ellos neumáticos de origen mixto y perfil más bajo, a fin de lograr un mayor equilibrio entre asfalto y terreno agreste. Además, las ayudas off road son en su mayoría electrónicas y carecen de reductora, pudiéndonos incluso encontrar con versiones únicamente de tracción delantera para mejorar las prestaciones de aceleración y los consumos
Pensemos que la gente busca modelos altos, amplios, atractivos y robustos, que le transmitan una sensación de seguridad que, en el fondo, no es real. El usuario quiere un coche multiusos, polivalente, y es por ello que los SUV o todocamino están triunfando. Ni siquiera el 10% de los clientes de este tipo de modelos lo saca del asfalto, por lo que es frecuente ver también opciones manuales y de gasolina.
Crossover
El término crossover ha sido el último en llegar al mercado y surgió a raíz de la proliferación de los SUV, aunque como ahora veremos hay claras diferencias entre ambos segmentos. Hablamos de modelos concebidos inicialmente como meros turismos pero que, en base a la fiebre SUV del mercado y los nuevos gustos de los clientes, adoptaron una vestimenta propia de un vehículo campero.
Es decir, ofrecen una altura libre al suelo ligeramente superior y diversas protecciones plásticas alrededor de su carrocería para darles un toque más robusto. La gran mayoría se oferta con tracción a un solo eje, sin prejuicio de que pueda haber algunas variantes 4×4, pero sus capacidades fuera del asfalto son muy reducidas, limitándose a caminos de tierra de baja dificultad.
Su nombre viene del ‘cruce’ de dos tipologías de vehículo muy diferentes.
Todo es, como os digo, pura fachada, y podemos encontrar desde versiones familiares de modelos tradicionales hasta pequeños urbanos o compactos de los segmentos A y B, como el Opel Adam Rocks o el Nissan Juke. Uno de los mayores atractivos de este tipo de modelos es su precio, el cual ronda los 14.000 euros en los modelos más pequeños como el Renault Captur o el Citroën Cactus.
En algunos casos podemos encontrar también mejoras a nivel técnico en las suspensiones, con un recorrido algo superior a las versiones estándar, así como transmisiones automáticas con repartidor de par. En cualquier caso, están concebidos para una conducción cómoda y de calidad como la de un turismo, con pocas diferencias en el apartado dinámico respecto a estos.
SAV, CUV e incluso SSUV
Del empleo anárquico de los términos SUV y crossover han ido naciendo otros vocablos de los más peculiar, aunque en cualquier caso todas estas denominaciones pueden englobarse dentro de los segmentos antes explicados. Veámoslos de manera breve:
- SAV: en este caso hablamos de Sport Activity Vehicle, un término que BMW se sacó de la manga al lanzar al mercado el X6, un modelo que, por otra parte, marcó tendencia creando un nuevo segmento. La realidad es que hablamos de un SUV normal y corriente.
- CUV: es un término que no entraña ningún misterio, las siglas hacen referencia a Crossover Utility Vehicle, es decir, un crossover.
- SSUV: en un alarde de superioridad y a fin de ver quien la tiene más grande (la originalidad), con el reciente lanzamiento del Lamborghini Urus la compañía con sede en Sant’Agata Bolognese ha creado el término Super Sport Utility Vehicle, o como diríamos en España, un “SUVebordillos” que corre mucho.
Todoterreno, todocamino SUV o crossover ¿Qué me compro?
Hablamos en todos los casos de un tipo de vehículo en el que la estética juega un papel muy importante, tanto por el hecho de aparentar o estar a la moda como por la sensación de seguridad que transmite el vehículo, especialmente si hablamos de SUV y crossover.
Objetivamente, únicamente deberás optar por un todoterreno si realmente vas a salir mucho del asfalto y por terrenos realmente rotos, porque por precio, conducción y eficiencia no son nada recomendables en el día a día. Hay alguna excepción, como los Suzuki Jimny o Suzuki Vitara.
Respecto a los todocamino SUV, estos son recomendables para aquellas personas o familias que necesiten una gran capacidad de remolque, suelan circular por terrenos de dificultad media, se sientan cómodos con una visión elevada de la carretera o viajen con un gran tamaño de bultos o equipamiento en el maletero.
En cualquier caso y, como ya te comentamos hace tiempo en una interesante comparativa, recuerda que una versión familiar de un turismo ofrece bastante más capacidad de carga de la que ofrece un SUV y, además, no pierde tantas cualidades dinámicas como ocurre en los vehículos de mayor altura.
Debes de tener en cuenta que, en muchos casos, existen grandes diferencias de precio entre una versión 4×2 y una variante con tracción a las cuatro ruedas, tanto en el precio de compra (por el suplemento de precio y el impuesto de matriculación) como en el coste de mantenimiento, además de un peso y consumos superiores.
Además, en todos los segmentos ahora hay opciones más ecológicas, tanto híbridas como híbridos enchufables o incluso eléctricos. La oferta es ahora más variada que nunca con la entrada en vigor de la nueva normativa de emisiones de la Unión Europea.
Muy interesante.