Hace ya algún tiempo os expliqué las razones por las cuales no deberíamos apurar nunca el depósito de combustible, una mala práctica que puede afectar no solo a la salud de nuestro vehículo, sino también a la de nuestro bolsillo, y eso sí que duele. Sin embargo, existe otro mal hábito entre los conductores que es igual o peor que apurar el tanque de combustible: llenarlo más de la cuenta.
Hablando en plata y para que me entendáis, me refiero a seguir echando combustible cuando salta el aviso de la manguera, ese característico clack que hace saltar el pulsador e indica que se ha apagado la bomba de combustible. Todos somos un poco obsesivo-compulsivos y nos gusta ver números redondos en el surtidor, así como arañar unos kilómetros de más en el cuadro de instrumentos pero, ¿y si esto fuese solo una creencia popular?
Aprovechando un vídeo de Roadshow, hoy os voy a dar cuatro razones por las cuales no deberíamos seguir llenando nuestro depósito una vez se apaga la bomba de combustible, y hablamos de una cuestión que va más allá de ahorrarnos unos cuantos euros. La primera de ellas es sencilla y es un tema de conciencia y de salud más que de dinero. Al echar combustible se evaporan gases que van a la atmósfera, y a más tiempo repostando, más gases contaminantes.
Vale, quizás no te he convencido, pero el segundo motivo ya te afecta de forma más directa, y es que seguramente no estarás ganando nada de combustible adicional, ya que las bombas de combustible están diseñadas para detenerse automáticamente cuando se detectan cambios en la presión del aire a medida que el tanque se llena. Esto es algo que podemos comprobar fácilmente incluso sin que el depósito esté al máximo de su capacidad.
Pensemos en aquellas ocasiones en las que el gatillo de la manguera nos salta justo cuando empezamos a echar el combustible. La razón es simple: salta porque estamos «ahogando» el suministro. Cuando el combustible sale por el tubo, por dicho tubo debe entrar la misma cantidad de aire hasta el tanque de la gasolinera, lo mismo que ocurre cuando vaciamos una botella: no sale líquido si no entra aire.
La clave es igualar la presión exterior con la interior, por lo que si metes la manguera hasta el fondo y tapas todo el agujero de llenado, no entrará aire suficiente y el gatillo saltará. Lo mismo ocurre cuando llenamos el depósito. Al llegar a su capacidad máxima, la punta de la manguera se sumerge en el combustible, de forma que el aire no puede entrar y el gatillo salta porque un sistema hace que la bomba deje de funcionar cuando se crea depresión.
Si llegados a este punto seguimos echando combustible, lo más probable es que el excedente simplemente se vaya por el hueco de desagüe y lo estemos desperdiciando, de forma que únicamente estaremos tirando dinero. Por otra parte y, dado que la bomba depende de la presión y el vacío para funcionar, al darle unos pocos clics adicionales al pulsador, simplemente podríamos estar añadiendo dinero a la factura final sin que realmente salga más combustible, porque este pasa a través de la manguera hasta el cuello de llenado y luego volver a introducirse.
Más allá del factor económico, podemos encontrar consecuencias más graves para nuestro vehículo. Los automóviles actuales -desde 1971, más concretamente- tienen un sistema de evaporación más conocido como canister o filtro de carbón activo (también conocido en América como EVAP -sistema de control evaporativo de gases-), diseñado para evitar que los vapores del combustible salgan del tanque.
Su funcionamiento es sencillo. Los vapores de los hidrocarburos acumulados en la parte superior del depósito de gasolina se evacuan hacia el canister a través de la válvula antivuelco, por el tubo, y llegan a la válvula de dos vías. Si la presión de los vapores es suficiente, una de las compuertas de la válvula se abre, los vapores penetran en el canister y el carbón activo retiene los vapores.
Si dañamos el filtro de carbón activo nos saltará el aviso de fallo de motor en el cuadro de instrumentos y, además, nuestro vehículo emitirá más gases contaminantes.
Cuando echamos más combustible del recomendado, lo que podríamos estar haciendo es echar el combustible crudo en un sistema destinado a absorber los vapores, lo que directamente se traduce en una avería y, por lo tanto, en un buen desembolso a la hora de acudir al taller, ya no solo por la sustitución de la pieza, sino también por las horas de mano de obra que requiere.
¿Estás seguro de que prefieres seguir redondeando la cifra del surtidor en lugar de comprarte unos chicles con lo que te sobra?
Con los diesel tambien sucede lo mismo,o solo con los motores gasolina
e cambiado todos los repuestos a mi suburban 5.3 1500 y sigue igual cuesta llenar el tanque de gasolina pregunto no tiene reparación. O hay que cambiar el tanque tanbie?