Parece mentira que teniendo la tecnología, no la hagan obligatoria como en su día lo hicieron con el cinturón de seguridad, el ESP y otros muchos sistemas.
Durante la pasada Semana Santa, 33 personas han perdido la vida en 31 accidentes de tráfico ocurridos en vías interurbanas, una cifra que pese a ser de las más bajas de la historia, continúa siendo escandalosa.
Durante esos diez días y medio de dispositivo especial se han producido nada menos que 13,8 millones de desplazamientos de largo recorrido, un 7,28% más que los desplazamientos que se produjeron en el mismo periodo del año pasado.
Aunque son malas noticias, hay que subrayar que este año se han registrado 4 víctimas mortales menos que en 2014, lo que hace que la siniestralidad de este periodo junto con la de 2013 sea la más baja desde 1960.
¿Qué conclusiones sacamos si analizamos los siniestros?
– Los vehículos en que se han producido los fallecidos tenían una antigüedad media de 11 años para las motos, 14 para los turismos y 15 años para las furgonetas.
– Pese a que los fallecidos en vías convencionales han disminuido, la mayoría de las víctimas mortales han sido en estas vías.
– La salida de vía sigue siendo el tipo de accidente más frecuente seguido de las colisiones frontales.
21 de las 33 víctimas se han producido por salidas de la vía o del carril en colisiones frontales, lo que representa el 63,63% de las víctimas.
Aunque penséis que no se puede hacer nada, creo que se puede trabajar duro y hacer un esfuerzo para bajar esta escalofriante cifra. Además de los sistemas de seguridad que todos conocemos, en los últimos años han empezado a llegar al mercado innovadores sistemas como el Asistente de Salida Involuntaria de Carril – llamado de otras formas dependiendo de las marcas-. Este sistema utiliza la tecnología más avanzada para evitar que te salgas de los carriles de la calzada.
¿Cómo funciona el Asistente de Salida Involuntaria de Carril y cómo podría ayudar a bajar esta cifra?
Gracias a una pequeña videocámara situada tras el parabrisas, en una posición elevada, el sistema observa y analiza las líneas de la calzada.
Si el sistema detecta que el vehículo empieza a salirse del carril o “descentrar” su posición respecto a las líneas, este ayudará al conductor haciendo unas suaves correcciones en el volante que van acompañadas por un leve pitido para alertar.
Si el conductor acepta estas correcciones, el Asistente de Salida Involuntaria de Carril continuará corrigiendo la trayectoria del vehículo y manteniéndolo en el carril.
Si el conductor cambia activamente de carril o indica un cambio de carril mediante los indicadores, el Asistente de Salida Involuntaria de Carril no interviene.
De esto podemos deducir que si este sistema fuese obligatorio podríamos reducir las víctimas mortales en accidentes de tráfico, ya que la mayoría de ellas se producen en salidas de la carretera o colisiones frontales, situaciones que este sistema podría reducir.
¿Qué normativa afecta a este tipo de sistemas de conducción semi-autónoma?
Como veréis, este es un gran paso hacia la conducción autónoma, aunque aún queda bastante ya que la Convención de Viena sobre la circulación por carretera del año 1968, firmada y asumida por casi todos los Estados europeos no permite que esta clase de sistemas tome el control durante más de un tiempo determinado. Este tratado, que tenía como fin hacer más seguro el tráfico rodado mediante una estandarización de las reglas, prescribe como una de sus normas básicas que el conductor debe dominar su vehículo de forma permanente y en todas las circunstancias.
La regulación internacional UN/ECE R 79 basada en la Convención de Viena permite solamente intervenciones correctivas en la dirección del vehículo, pero no un control autónomo a velocidades mayores de 10 km/h. Esta restricción con limitación de velocidad es uno de los requisitos clave para estos sistemas pero si se modificase la norma, el coche prácticamente podría mantenerse en el carril durante cientos de kilómetros.
Sobretodo si te toca trabajar hasta tarde