Con motivo del Batman day que se celebra todos los años en el tercer sábado de septiembre, hemos decidido recordar al particular Batmóvil de BMW, un apodo que se ganó a pulso uno de los coches más icónicos de la marca, el BMW 3.0 CSL.
Se trata de un coche con un palmarés y una historia muy interesante y es que cuenta con seis campeonatos europeos, un sensacional récord de vuelta a Nürburgring y además se consagró como el primer BMW Art Car de la historia de la marca.
El año 1972 fue testigo del comienzo de una nueva era en BMW y es que fue por aquel entonces cuando se fundó BMW Motorsport GmbH, una división con un objetivo claro, la competición.
Para conseguir ser los mejores, Jochen Neerpasch -jefe del recién fundado equipo de especialistas-,trajo a BMW a un grupo de pilotos de carreras que jugaron un papel decisivo en hacer de M una de las letras más rápidas del mundo.
BMW ya había creado un icono de diseño en 1968 con el BMW 2800 CS. En aquel entonces, el coupé con su motor de carburación de 2.8 litros entregaba 170 CV. El BMW 2800 CS, sin embargo, se veía más como un Gran Turismo deportivo y cómodo que como un deportivo de carreras.
Un año después de su lanzamiento, Alpina entregó los primeros BMW 2800 CS con una potencia mejorada de 250 CV. Alpina, así como Schnitzer, optimizaron la suspensión y el grupo motopropulsor para convertir el cómodo coupé deportivo en un automóvil de carreras. No obstante, el éxito no fue el resultado y es que además de potentes, los competidores eran 300 kg más ligeros.
Siguiendo la desventaja de peso, Alpina desarrolló un ligero 3.0 CS para que BMW utilizara como vehículo de calle, lo que dio nacimiento al BMW 3.0 CSL, que a la vez sirvió como modelo de homologación para las pistas. La primera versión ligera del coupé de seis cilindros de BMW apareció en 1971. Poseía la misma tecnología que la versión de carburación del BMW 3.0 CS coupé y los mismos 180 CV pero pesaba 215 kg menos.
El punto de inflexión llegó con un cambio en el Consejo de BMW. Bob Lutz, un apasionado del automovilismo deportivo, se hizo cargo del departamento de ventas en 1972. Lutz trajo al jefe de automovilismo deportivo de Ford, Jochen Neerpasch, y a su principal ingeniero de carreras. También, presionó para que BMW regresara a las carreras.
La intención de unir todo el trabajo de BMW en el deporte de motor bajo un mismo techo finalmente condujo a la fundación de BMW Motorsport GmbH. Bajo el mandato de Neerpasch, se desarrolló la segunda etapa del BMW 3.0 CSL, ahora con 200 CV y motor de inyección de seis cilindros. Un año después apareció la versión final del 3.0 CSL, que no sólo era una cara bonita.
Aquí es donde empieza la historia del Batmóvil. A partir de 1973, el BMW 3.0 CSL fue la versión de calle más potente de la serie. Los ingenieros lograron ofrecer en el modelo una mayor capacidad, una mayor potencia, una construcción extremadamente liviana y un llamativo paquete aerodinámico, por el cual el BMW 3.0 CSL obtuvo el apodo de “Batmóvil” por parte de los fanáticos de la marca.
Ningún otro BMW hace que el dicho favorito de los diseñadores – “la forma sigue a la función”-, sea más visible que en el 3.0 CSL. Canalizaciones de aire, unos pasos de rueda 2 cm más anchos , unas llantas más anchas, un spoiler delantero con más carga aerodinámica en el eje delantero y el enorme alerón trasero para dar más tracción a las ruedas traseras eran algunas de las mejoras.
Algunas de estas mejoras no llegaron a pisar el asfalto público debido a que no eran «legales». Cuando se entregaba el coche, el alerón estaba desmontado y guardado en el maletero y no montado en la atractiva parte trasera.
Las siglas CSL representaban “coupé sport lightweight”. Casi todos los componentes del BMW 3.0 CSL fueron medidos, pesados y en la medida de lo posible reemplazados por una versión más ligera. Las puertas, la tapa del maletero y el capó eran de aluminio, el material más ligero en uso hace 50 años. Incluso la pared divisoria del maletero, los carenados de las ruedas junto con las paredes laterales delantera y trasera ahora estaban hechos de una chapa más fina.
Las ventanillas traseras y laterales eran de perspex. Cada gramo contaba y así incluso el mecanismo de elevación del capó se reemplazó por varillas. El conductor se sentaba en asientos ligeros especialmente hechos para el 3.0 CSL.
El peso en vacío del BMW 3.0 CSL era de apenas 1.270 kg por el cual se lograba una excelente relación potencia/peso de 6.1 kg/CV. La versión aligerada del CS tenía 180 CV, dos carburadores y una velocidad máxima de 213 km/h. La versión final logró 206 CV y tuvo una inyección de gasolina desarrollada por Bosch. Todas las versiones del E9 tenían un motor de 6 cilindros en línea. La capacidad pasó de 2,985 cm³ a 3,003 cm³, alcanzando un máximo en 1973 con 3,153 cm³. El “Batmóvil” contaba con una caja de cambios manual de cuatro velocidades, alcanzando una velocidad máxima de 220 km/h.
Ya en 1973, el mundo del automovilismo estuvo dominado por los colores rojo, violeta y azul, sobre todo en el chasis del CSL Coupé, que con Hans-Joachim Stuck y Chris Amon al volante cruzaron la meta de las 6 Horas de Nürburgring tras 42 vueltas, muy por delante de los competidores.
En un segundo llegó el BMW 3.0 CSL suministrado por Alpina con el que Niki Lauda estableció un nuevo récord de vuelta en la misma carrera – 8:21.3 minutos- .
Hasta 1979, nadie pudo impedir que el BMW 3.0 CSL ganara seis campeonatos europeos.
El diseño icónico, los éxitos en el automovilismo deportivo y la escasa producción de la versión final han hecho del BMW 3.0 CSL un codiciado automóvil clásico con un valor impresionante.
Sólo 167 unidades salieron de la fábrica entre 1973 y 1975.
¿No es ahora tu Batmóvil favorito?