Pocos serán los que no conozcan, aunque solo sea de vista, la Clase E W124 de Mercedes, y menos aún los que no hayan oído hablar del preparador Brabus. Este conocido «tunner» lleva tiempo ligado a los modelos de la marca (sí, también a otros) consiguiendo que cada estrella brille que toca brille aún con más luz.
Es el caso del 500E. Hace unos meses hicimos un reportaje sobre él con el nombre “El fuego y la seda”, denominación publicitaría con la que se presentó en su día el modelo. En el artículo salta a la vista que no es un W124 convencional sino lo más parecido a un AMG solo que sin las siglas. Pues bien, estas, es Brabus quien se las puso.
Que un modelo no se fabrique ya (para desgracia de los «chatarreros» como yo, enamorados de los coches de antes), no es excusa para que no se pueda volver sobre él y mejorar su perfección. Perfección en este caso aderezada por las manos de Porsche, y ya se sabe que casi todo (por no decir todo) lo que sale, o en lo que participan, los de Zuffenhausen, «termina teniendo un olor diferente», como sucedió con el 500E/E500 o con el Audi RS2.
En el año 94’ llegó el facelifting del W124, que perdió esa parrilla tan “ochentera” en favor de una más estilizada al estilo del Clase S W140 de la época, y cambió su denominación naciendo oficialmente la Clase E como tal. El 500E se convirtió en el E500 (el 300D en el E300 Diesel, y así sucesivamente).
Su motor, sus prestaciones, sus acabados… todo seguía siendo prácticamente idéntico incluso por fuera, a diferencia de esos sutiles detalles y otros igualmente ligeros en el interior, todos ellos fáciles de escapársele a cualquier profano y no tan profano en la materia.
Con Brabus trabajando sobre el modelo, era de esperar que el resultado fuera poco menos que brutal. Su V8 de 5 litros pasó a ser de 6,5 y su potencia aumentaba algo más de 100cv hasta los 445. Dado que mantenía la misma caja de cambios (monta la del SL500 R129 de la época), poco más han podido hacer con la aceleración, que mejoraba únicamente en 3 décimas.
La velocidad subía hasta casi 290Km/h, algo que, de no ser por la limitación con la que Mercedes entregaba de origen este modelo, tampoco representa una gran mejora (aunque ahí está).
Para quien me haya leído otras veces, le será fácil detectar el tono de escepticismo con el que hablo de este tipo de preparación y es que, si de por sí el modelo es suficiente exclusivo y potente para lo que puede digerir, gastarse el dinero en una modificación de este tipo, para encima no conseguir demasiada mejora, me parece del todo innecesario además de un derroche de dinero. Es más lo que aumenta el consumo que lo que mejora en prestaciones, pero bueno, si es por tener un coche «diferente»…
Algo que sí conviene tener en cuenta es que hablar de un Brabus no es hablar de cualquier preparación. Preparaciones sobre este modelo hay muchas y otras tantas empresas que las ofrecen, pero si por algo puede merecer la pena Brabus es por la experiencia de trabajo sobre todos los modelos de Mercedes, de ahí la importancia de la especialización que tan a menudo vemos (MTM o ABT con Audi, AC Schnitzer con BMW…).
Me gusta la marca y me gusta el modelo, y sé que estas unidades escasean. De momento solo hay que ver lo conservada que está la de nuestras imágenes y el kilometraje que indica una de las fotos. En cualquier caso el de las fotografías pertenece a la propia empresa Brabus y está en venta. No sé el precio que pedirán por él, pero algo a tener en cuenta si te gusta lo que ves, es que las preparaciones de Brabus no tienen fecha de caducidad, por lo que si tienes un E500/500E siempre existe la posibilidad de realizar la misma preparación, solo que hoy.
Desconozco el funcionamiento burocrático de la empresa, pero supongo que el único requisito será tener una economía holgada. Por lo demás, solo tendrás que ponerte en contacto con Brabus, sentarte en una silla cuando te vayan a dar el presupuesto (y esto es importante), dejárselo unos días, ¡e voilà!