Como algunos sabréis, el caso Takata es la mayor llamada a revisión y retirada de producto registrada en Estados Unidos en toda su historia. Aunque muchos usuarios ni siquiera le dieron importancia al problema, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) llamó a revisión a una larga lista de modelos por los casos de lesiones e incluso muertes registrados en accidentes y que fueron causados por un defecto en las bolsas de aire -6 muertos y más de 100 heridos-.
Al parecer, las pruebas y la investigación llevada a cabo por Takata y por organizaciones independientes apuntaban como posible causa, la filtración de humedad en el sistema de hinchado y el posterior deterioro del mismo. La humedad puede alterar el producto químico, que detonaría mucho más rápido de lo que debería. Esta explosión prematura y acelerada a su vez genera un exceso de presión que fragmenta varias piezas metálicas del sistema y las proyecta en el habitáculo, causando heridas de gravedad e incluso la muerte de varios ocupantes.
Una vez descubierto el problema, se puso en marcha una campaña de sensibilización que instaba a los consumidores a comprobar sus airbag dos veces al año, se habilitó una web con toda la información y se emitió un aviso de elaboración de normas públicas que buscaba descubrir nuevas formas de notificar a los propietarios de los automóviles afectados a través de correos electrónicos que a menudo eran confundidos por el servidor con correo basura.
Hace ya un año os conté que se habían llevado a cabo un total de 868 llamadas a revisión que afectaban a 51,2 millones de vehículos, un auténtico récord histórico. Aunque ojo, no afectaron ni a todos los mercados ni a todos los modelos. Por desgracia, solo el 75 por ciento de los vehículos llamados a revisión habían sido reparados, ya que muchos conductores hicieron caso omiso de los avisos. Recordemos el caso de aquél adolescente de Pennsylvania que murió a causa de la explosión de un airbag de Takata en julio de 2015; cuando se le había notificado el fallo en febrero de 2010. En su día, un familiar le vendió el coche sin avisarle de que había sido llamado a revisión, un problema que cada vez es más frecuente en la compraventa de coches usados y que puede tener trágicas consecuencias.
Por suerte, parece ser que el culebrón de los airbag está llegando a su fin, y es que según ha señalado la propia compañía, están cerca de cerrar un acuerdo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. En su día Takata acordó pagar una sanción de 70 millones de dólares -más de 63 millones de euros- en un acuerdo que incluía el compromiso de abandonar el uso de nitrato de amonio en los airbag para 2018, pero el pasado miércoles The Wall Street Journal elevaba esta cifra hasta los 1.000 millones de dólares -961,5 millones de euros al cambio-.
La compañía japonesa, por ahora, ha desmentido dicha cifra indicando que la compensación será «considerablemente menor», existiendo diversas fuentes de la investigación que afirman que el pago podría hacerse en varios años. Adicionalmente, parte del acuerdo contemplaría que Takata se declarase culpable de conducta criminal, abriéndose la posibilidad de que la compañía sufra una reestructuración, aunque por ahora todos estos hechos están en el aire. Asimismo, actualmente el fabricante está considerando declarar en bancarrota su unidad de Estados Unidos mientras busca un aval financiero que le permita afrontar los pagos de las futuras sanciones.