Cada vez más marcas se suman a la moda de tener en SUV compacto en su gama. La marca japonesa, que ya ha cautivado a miles de propietarios con su sistema híbrido, pretende triunfar también en este segmento añadiendo nuevas motorizaciones a una de sus últimas creaciones, el Lexus NX.
Estéticamente nos encanta, al volante la propulsión híbrida nos enamora, pero la marca es consciente de que en la variedad está el gusto y muchos clientes europeos demandaban una motorización algo menos respetuosa con el medio ambiente. ¿La solución? El primer motor de gasolina turboalimentado de la compañía que da vida al Lexus NX200t.
Concretamente, el bloque motor es un twin-turbo de 2.0 litros y cuatro cilindros con inyección directa equipado con doble tecnología de distribución variable que se ejecuta en los ciclos Otto y Atkinson. Esta doble tecnología de distribución variable adopta la configuración VVT-i de las válvulas de escape y VVT-iW para las válvulas de admisión. Este último permite que el ciclo Atkinson se mantenga gracias a un bloqueo de la posición media, evitando de esta manera un bajo rendimiento cuando la temperatura no acompaña. Además, este ciclo retrasa el cierre de las válvulas de admisión a fin de reducir aún más las pérdidas de bombeo y aumentar el ahorro de combustible.
La culata, por su parte, integra el colector de escape para una mejor refrigeración de los gases y el sistema está diseñado de tal forma que permite la disponibilidad del máximo par posible en una amplia gama de revoluciones, aumentando la respuesta y eficiencia del motor. El peso total del bloque alcanza los 160 kg, una cifra bastante razonable.
Pero aquí no acaban sus virtudes, y es que los ingenieros han puesto el máximo empeño en reducir el nivel de ruido y las vibraciones, por lo que este motor 2.0 litros turbo de gasolina está acoplado a una nueva caja de cambios automática de seis velocidades desarrollada en exclusiva para este modelo pero que, con total seguridad, heredarán en un futuro el resto de compactos modelos de la gama Lexus.
Sus cifras son clave y hablan por sí solas: 238 caballos entre las 4800-5600 rpm, un flujo constante de par de 350 Nm y un 0-100 km/h en solo 7,1 segundos para alcanzar una velocidad máxima de 200 km/h. Como es propio de la marca, se ha prestado especial atención al elemento contaminante, emitiendo unos ajustados 178 g/km de CO2.
A la luz de estos datos parece un conjunto prometedor. Si en su versión híbrida nos pareció un vehículo inigualable en términos de calidad y precio, ¿conseguirá superarse a sí mismo con esta versión de gasolina?