Sí, hay un mundo de réplicas realmente extenso sobre la base del Bugatti Veyron que como bien dijo uno de los lectores atenta contra la propiedad intelectual e industrial de las marcas. Sin embargo, en algunas ocasiones estas réplicas son tan malas que lo mejor que podemos decir es que atentan contra el buen gusto y la vida en general.
Puede que a alguno os suene el nombre de Gurmeet Ram Rahim Singh Insan (Dios no lo quiera), un peculiar ciudadano indio autoproclamado predicador, líder espiritual, Santo, productor, cantante, director, escritor y actor, entre otras tantas cosas. Desde septiembre de 1990 ha sido el jefe de su propia organización socio-espiritual Dera Sacha Sauda (DSS), y claro, alguien como él no puede ir por el mundo montado en un burro. Sí, sé que ahora lo estáis empezando a entender todo…
¿Y qué mejor forma de moverse iba a tener nuestro amigo Gurmeet que a bordo de un Bugatti Veyron? Pues lo cierto es que visto lo visto, muchas, porque lo que se esconde bajo ese peculiar metal maleado a mano y pintado de color verde radioactivo no es otra cosa que un Honda Accord de hace varias generaciones. Personalmente, antes de insultar de semejante forma al superdeportivo de superdeportivos me habría quedado con el Honda, pero oye, para gustos los colores y nunca mejor dicho.
Pero cuando crees que la historia no puede mejorar y que ya has llorado suficiente sangre, he de decirte que al parecer nuestro Santo tiene algún cariño especial a las manualidades, ya que el «coche» que veis en las imágenes es fruto de su propia creación y como bien señala el corazoncito del morro difunde los valores de su organización. Desde luego si lo hubieran sabido antes los productores de Art Attack, el presentador del programa estaba ya en la calle, fijo.
El conjunto lo remata indudablemente la zaga, con esas redondeadas curvas presididas por una salida de escape que a mí, si no me lo dicen, confundo con el desagüe de alguna cañería y una práctica mosquitera sobre la que Gurmeet pone su equipaje cuando decide hacer alguna escapadita al volante del flamante Veyron, porque claro, tras su paso por el quirófano este Accord ya no tiene ni maletero ni plazas traseras.
Por suerte bajo el capó no hay novedades, y allí descansa plácidamente lo poco que queda de serie del modelo japonés, un bloque V6 de gasolina con una cilindrada de 3.5 litros asociado a una transmisión automática. No os perdáis la galería y juzgad por vosotros mismos.
Los faros parecen de Skoda
Que horror
Eso iba a decir Jose Garrido Sanchez, yo veo un octavia o superb
Para llevar eso, llevo un saxo …
Joder que digo … Estoy comparando el saxo con esa mierda..
Me sangran los ojos de verlo!!!