Seguro que muchos de vosotros veréis el modelo y no lo creeréis, pero sí, ha pasado un cuarto de siglo.
Esta semana hace nada menos que 25 años que Mercedes-Benz sorprendió a los fanáticos del mundo del automóvil con un roadster revolucionario de techo duro retráctil que en menos de 30 segundos podía pasar de ser un sueño al aire libre a un coupé biplaza.
Además de un interesante sistema de capota y un aspecto muy deportivo, el R170 debutó con muchas mejoras en materia de seguridad y equipamiento.
El concepto de construcción ligera que utilizaba magnesio, entre otros materiales, redujo el peso de la versión básica del SLK 200 a 1.270 kilogramos. En 2004, se habían construido nada menos que 311.222 unidades del SLK de la serie R 170 en la planta de Bremen.
El roadster recibió su nombre durante la fase de diseño, cuando los ingenieros se refirieron a él como el «SL kurz» («compacto») en un homenaje al Mercedes-Benz SL. De hecho, la R 170, con una longitud de carrocería de 3.995 milímetros, era casi 500 milímetros más corta que los SL Roadster de la serie R 129 -el SL coetáneo-.
La versión de producción del SLK se presentó en el Salón Internacional del Automóvil de Turín el 22 de abril de 1996. Este deportivo se adaptaba perfectamente a su época: los biplazas abiertos estaban experimentando un fuerte renacimiento. En Europa Occidental, el número anual de matriculaciones de automóviles en este segmento de mercado aumentó de 11.300 en 1992 a 98.500 en 1995. El SLK contribuyó al auge de los coches descapotables de las décadas de 1990 y 2000. Durante algún tiempo, este Mercedes-Benz fue el automóvil con techo plegable de metal más vendido en Alemania.
El techo de acero plegable del SLK como alternativa al techo de lona clásico fue un logro técnico excepcional y muy admirado del modelo. La idea no era completamente nueva en la industria automovilística, pero los pocos diseños anteriores implicaban que todo el techo se alojara en el maletero, lo que ocupaba mucho espacio. Los ingenieros de Mercedes-Benz revolucionaron el concepto con un proceso conocido internamente como el «truco con las torceduras» y es que el techo de acero y paneles de vidrio se doblaba hacia atrás y se escondía debajo de la tapa del maletero, que se abría en el sentido de la marcha. Esto significaba que la parte trasera de la carrocería podía mantenerse corta, e incluso cuando el techo estaba abierto, todavía quedaba espacio para algo de equipaje en el maletero.
Un sistema electrohidráulico coreografió el proceso de apertura y cierre con la ayuda de cinco cilindros hidráulicos. Antes del inicio de la producción en serie, 30 prototipos tuvieron que someterse al proceso de apertura y cierre 20.000 veces cada uno. Proyectado a diez años, esto correspondía a abrir y cerrar el techo seis veces al día.
La filosofía de seguridad del SLK fue digna de una mención especial. Una característica sorprendente eran las dos robustas barras antivuelco para proteger a los ocupantes en caso de vuelco. Los pilares A reforzados con tubos contribuyeron aún más a la protección de los ocupantes. Además, el SLK estaba equipado con airbags, tensores de cinturón y limitadores de fuerza de cinturón de serie.
Inicialmente, el roadster se ofrecía como SLK 200 (100 kW / 136 CV) y como versión SLK 230 sobrealimentado (142 kW / 193 CV). Tras un lavado de cara en 2000, el SLK 320 de seis cilindros (160 kW / 218 CV) y el SLK 32 AMG (260 kW / 354 CV) completaron la gama.
El primer SLK desencadenó toda una saga. En en enero de 2004, Mercedes-Benz presentó el SLK de la serie de modelos R 171. Un punto culminante de ese modelo fue el AIRSCARF opcional, un sistema que se presentaba como la perfecta climatización a cielo abierto, una bufanda de aire caliente que surgía del respaldo y del reposacabezas -en la zona del cuello- y creaba una atmósfera climatizada alrededor de los ocupantes del biplaza.
La tercera generación SLK R 172 se dio a conocer en 2010. En 2016, pasó a llamarse SLC y se fabricó hasta 2020.