Hace algún tiempo os comentaba que el gigante de Elon Musk daba el salto de las carreteras a los circuitos gracias a la nueva Electric Production Car Series (EPCS), donde competirán todo tipo de modelos de calle totalmente eléctricos con más de 500 CV bajo el capó -unos 385 kW- y que han sido modificados especialmente para adquirir un aspecto al más puro estilo GT.
Como ya sabíamos, el Tesla Model S ha sido el elegido por la marca de Palo Alto (California) para debutar en esta nueva competición que tendrá como escenario los principales circuitos europeos tales como Nürburgring, Brands Hatch, Paul Ricard, Barcelona, Mugello o Estoril. 20 pilotos -entre hombres y mujeres- y 10 equipos competirán en la EPCS 2018 con hasta siete citas diferentes que tendrán lugar en algunos de los circuitos antes citados.
Hoy, la compañía Electric GT Holdings Inc. ha anunciado que su coche de carreras completamente eléctrico ha superado con éxito el crash test oficial de la FIA antes del inicio de la primera temporada de la competición, el cual se llevó a cabo en las instalaciones del IDIADA (Instituto de Investigación Automotriz Aplicada) en Barcelona.
Recordemos que dicha prueba de choque es un paso obligatorio de la Federeación Internacional de Automovilismo como parte de la homologación del coche de carreras antes de la temporada inaugural en 2018.
El modelo incorpora desde una carrocería ensanchada, unos neumáticos especiales de competición para todo tipo de condiciones extremas y gran cantidad de accesorios que tienen como principal objetivo la mejora de la aerodinámica del vehículo, hasta nada menos que una potencia total de 585 kW -lo que equivale a 785 CV- y un par motor instantáneo 995 Nm. Además, está equipado con el último equipo de seguridad OMP.
Para la prueba, el Model S P100D experimentó una colisión frontal contra un bloque de hormigón de 130 toneladas de peso cubierto con una placa de madera de 19 mm, a una velocidad de 50,4 km/h. La batería de alto voltaje del coche estaba activa y cargada de acuerdo con las instrucciones del fabricante y la FIA, y a bordo viajaba un dummy de 88 kilos en el asiento del piloto.
El peso del vehículo era de 1.720 kilos -el peso máximo de carrera del coche de competición-, a lo que hay que añadir el peso del muñeco y el de un sistema de adquisición de datos de 25 kilos.