El Ford Shelby Mustang GT500 es el modelo de producción más potente que Ford nunca ha construido, lo que lo convierte en un vehículo realmente especial, tanto que muchos concesionarios oficiales de la marca pretenden sacar un gran beneficio con ello. Esto tampoco es algo nuevo, hemos visto algo similar con otros deportivos como el Toyota Supra o el Demon.
Lamentablemente el Ford Shelby Mustang GT500 no llegará a muchos países de Europa, pero en aquellos lugares del planeta donde se vende, los precios están duplicando el precio oficial recomendado por la marca. Por ejemplo, un concesionario en Sterling, Virginia, pide 145.890 dólares por el Shelby Mustang GT500.
Es preciso recordar que, de serie, el modelo tiene un precio oficial de 70.300 dólares. Incluso si pensamos en las unidades más equipadas como esta, con elementos como las carísimas franjas decorativas, el paquete de fibra de carbono -18.500$- o el equipo de tecnología -3.000$-, este concesionario estaría ganando unos 40.000 dólares de beneficio.
Pero ojo, que hay casos peores, como el de un concesionario en Thousand Oaks, California, que pide casi 170.000 dólares por su Shelby. Eso supone un sobrecoste de 24.000 dólares respecto al de Virginia, y eso que está peor equipado, sin navegación, paquete de fibra de carbono, el techo pintado o las franjas decorativas. Hablamos de un margen de 96.000 dólares.
Sencillamente absurdo hasta para un coche que bajo el capó monta un motor V8 de 5.2 litros sobrealimentado que es construido totalmente a mano. Por suerte, la gran mayoría de los concesionarios de la marca no juega con tarifas tan abusivas. El motor se fabrica en la factoría Romeo de Ford, donde un equipo de élite construye los motores más importantes de la firma del óvalo azul.
Conocida como la línea Niche, en ella solo se fabrican los mejores V8, una tradición que comenzó con el V8 de 4.6 litros del Mustang Cobra de 1996 y continúa en la actualidad con el Predator V8 del GT500 que produce la friolera de 760 CV y 847 Nm de par. La mecánica V8 se asocia con una caja de cambios automática de doble embrague y siete velocidades y transmite la potencia al eje trasero a través de una transmisión de fibra de carbono.
Según el fabricante, el cambio es capaz de abordar una marcha más o una menos en menos de 100 milisegundos. De forma adicional a las levas ocultas tras el volante, el modelo equipa un sistema de gestión de modos de conducción. Estos se denominan Silencioso, Normal, Deportivo y Circuito.
A medida que avanzamos en los modos y subimos el régimen con las mariposas abiertas, su bramido va cambiando de tono hasta lograr girar todas las cabezas que haya a tu alrededor. En este vídeo podemos escuchar todos y cada uno de los modos, aunque yo lo tengo claro: vas a querer mantenerlo en modo Track en todo momento.