Hace alrededor de un mes ya os contamos que el Gobierno de Pedro Sánchez estaba pensando una fecha de caducidad para el motor de combustión. Por ello, según la propuesta recogida en el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, a partir del 2040 estaría prohibida la venta y matriculación de turismos y vehículos comerciales que produzcan “de forma directa” emisiones de carbono. Pero desde Europa tampoco se quedan atrás…
Hoy mismo, tanto el Parlamento Europeo como la Comisión y el Consejo, han acordado unas medidas aún más duras para combatir las emisiones de CO2. A corto plazo, para el 2025 planean reducir en un 15% las emisiones de dióxido de carbono de coches y furgonetas nuevos y así en el 2030 incrementarlo hasta un 37,5% en automóviles y un 31% en furgonetas. Una medida duramente criticada por la industria automovilística, pero que tampoco contenta a ecologistas.
El Europarlamento pedía en un primer momento una reducción de hasta el 40% de las emisiones de CO2, mientras que la Comisión Europea reducía la cifra hasta un 30%. El Consejo Europeo proponía un término medio con una reducción del 35%, para que finalmente el Parlamento haya establecido una cifra del 37,5 % de reducción de emisiones. Sin embargo, los grandes fabricantes no se han mostrado nada satisfechos con esta decisión final, que tildan de «demasiado exigente«.
La Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) ha adelantado que esta decisión tendrá un impacto «sísmico» sobre el empleo. Además, aseguran que esta reducción de las emisiones de CO2 en vehículos nuevos «es totalmente irreal en función de nuestra situación actual«. Mientras tanto, los ecologistas han acogido mejor la noticia, pero la consideran insuficiente para cumplir con los objetivos contemplados en el Acuerdo de París. El Parlamento Europeo ha desestimado cualquier penalización a los fabricantes que no consigan vender suficientes vehículos de cero y bajas emisiones.