La 69ª temporada del Campeonato Mundial de Fórmula 1 de la historia está a la vuelta de la esquina y, de cara a la temporada 2018, nos encontraremos con algunas novedades interesantes tanto en el calendario de la competición como en la alineación de los equipos y la regulación de la FIA. Además, no olvidemos que la nueva generación de monoplazas será la más rápida hasta la fecha, pues la combinación de una aerodinámica mejorada y los nuevos neumáticos súper-duros e hiperblandos de Pirelli deberían permitir a los pilotos recortar uno o dos segundos por vuelta.
Hasta ahora se ha hablado mucho del Halo, pero el sistema de frenos es uno de los aspectos que a menudo pasa desapercibido en los monoplazas de la Fórmula Uno. Sin embargo, su nivel de desarrollo es igual e incluso superior al que podríamos ver en otros componentes como el motor o el alerón delantero, incluyendo un elevado nivel tecnológico que, de cara a 2018 y con el aumento de peso provocado por el Halo, es mayor que nunca.
Para hacer frente a las tensiones adicionales causadas por los neumáticos más pegajosos, los discos de carbono han ganado un extra de 100 orificios de ventilación para ayudar a enfriarlos desde los más de 1.000 grados centígrados que alcanzan. Existen tres tipos de discos según el circuito, la temperatura ambiente y la estrategia de carrera, los cuales tienen 900, 1.200 o 1.500 agujeros de ventilación. Los discos delanteros generalmente tienen 32 mm de grosor, mientras que los discos traseros alcanzan los 28 mm.
Es importante también señalar que son increíblemente ligeros, con un peso de apenas un kilogramo cada uno. Para que os hagáis una idea, pesan seis veces menos que los discos carbocerámicos que puedes encontrar en un vehículo deportivo, y hasta 12 veces menos que los discos de acero convencionales.
Igual de relevantes son los pistones, los cuales pueden llegar a alcanzar los 200 grados centígrados. Aunque el peso mínimo de los coches ha pasado de 728 a 733 kilos, los pistones ahora son fabricados en una aleación de litio y aluminio más ligera que la de anterior generación que, sin embargo, los hace también más rígidos para maximizar la efectividad del sistema de frenado. Por lo general, en los frenos delanteros se emplean pinzas de seis pistones, mientras que en los traseros se utilizan pinzas de cuatro pistones al contar con la ayuda de la frenada regenerativa del tren motriz híbrido.
Cada fabricante trabaja individualmente con los equipos para desarrollar los discos a medida, pues cada monoplaza tiene sus particularidades. Pensemos que en la Fórmula 1 milésimas de segundo pueden marcar una gran diferencia, y que el conductor tenga confianza en sus frenos es vital. En función de su presupuesto, cada equipo pide entre 12 y 15 juegos, cada uno de ellos con una vida útil de aproximadamente 10.000 kilómetros. Por lo general, un equipo gasta entre 140 y 240 discos y 480 pastillas por temporada.