Varios países de la Unión Europea ya han modificado los tramos impositivos que aplican en los vehículos nuevos para evitar que el nuevo ciclo de homologación WLTP eleve considerablemente los precios de los automóviles, algo que en España por el momento parece no ocurrirá.
Con el ciclo WLTP se esperaba lograr una mayor veracidad de los datos de consumo declarados por los diversos fabricantes al realizar las pruebas en unas condiciones más reales de uso y no en laboratorios, algo que ha terminado por elevar las cifras medias declaradas por la mayoría de vehículos.
El problema está en aquellos países en los que el nivel de emisiones sirve para estipular diversos tramos impositivos dado que de media las cifras WLTP respecto a las del anterior ciclo NEDC se han incrementado en un 20% más o menos. Esto en España supone una subida de precios de la mayoría de modelos, afectando especialmente a los que se producen localmente.
Países como Francia y Portugal ya habían adaptado sus impuestos internos a la nueva normativa cambiando los tramos o bien elevando los límites para que los precios no se vean afectados. Italia ha comunicado hoy que también subirá el impuesto relativo un 20% para evitar que un mismo coche se encarezca considerablemente sin razón alguna.
Entre tanto España sigue empeñada en no mover ficha alegando que ya se retrasó la normativa hace un año y medio, algo que acordaron todos los países europeos al ser completamente inviable su aplicación. Sin solución al respecto, España será el único país de la Unión Europea que no ha aplicado cambios para adaptar los tramos y evitar encarecer absurdamente los coches.
Si España no mueve ficha el encarecimiento de los coches será inevitable y se sumará otro factor negativa a la mala situación actual provocada por la crisis sanitaria. Según fuentes del sector se dejarán de vender 110.000 vehículos y afectará a más de 18 mil trabajadores directos.
La crisis sanitaria es una parte del problema, la falta de reacción es la otra parte.