Si nos remontamos unos cuantos años atrás en el tiempo, podríamos llegar a una época en la que Ferrari empezaba a surgir como una de las grandes compañías de deportivos y una de las características que más nos sorprenderían hoy en día es que cada cliente podía elegir el diseñador para la carrocería que más le gustara. Es por ejemplo lo ocurrido con este Ferrari 166 MM/212 Export “Uovo”, todo un One-Off único y realmente imposible de ver, que ahora ha visto la luz después de mucho tiempo gracias a que RM Sotheby’s lo expondrá esta semana en París, y en agosto será subastado.
Su apodo «Uovo» le viene dado por su original forma de huevo, y es que su carrocería tan original fue diseñada por Carrozzeria Fontana y un escultor llamado Franco Reggiani por orden del Conde Giannino Marzotto. ¿Su objetivo? Ser todo un contrincante para los cavallinos de la época, allá por 1951. Su forma aerodinámica fue toda una revolución para el momento, donde apenas existían las nociones básicas sobre los deportivos que tenemos en la actualidad con los avanzados túneles de viento.
Después de 20 años en la oscuridad ha visto de nuevo la luz para ser expuesto en el Rétromobile de París y será subastado por RM Sotheby’s este mismo verano. Se espera que este extraño deportivo alcance un precio que ronde los 5,5 millones de dólares -unos 5,1 millones de euros al cambio- muy cerca de los 7 millones de dólares que cuesta este Bentley Le Mans Racer de 1928 del que os hablábamos hace poco.
El diseño de este Ferrari 166 MM/212 fue encargado nada menos que a un escultor, ya que su dueño pensó que cobraba especial sentido dado que es un oficio acostumbrado a trabajar en tres dimensiones. Y por tanto la Carrozzeria Fontana fue la encargada de dotar de carrocería al insólito deportivo, con las formas y diseño imaginado previamente por el escultor, Franco Reggiani.
Su propio dueño, Giannino Marzotto lo calificaba como «horriblemente bello» y enseguida lo adentró en el mundo de la competición para el asombro de muchos ante tal diseño. Comenzó liderando competiciones tan importantes en la época como la Mille Miglia de 1951 y el Giro de Sicilia, aunque poco tiempo más tarde tendría que abandonar con motivo del bloqueo del diferencial trasero.
En 1952 volvería a competir en la Mille Miglia sin éxito, y a finales de los 50 competiría en otra serie de carreras en California de la mano de su nuevo dueño. Finalmente su último dueño obtuvo el coche en 1986 y decidió devolver el coche a Italia, que pasó unos años en el Museo Enzo Ferrari.