El dominio de Ford en las 24 Horas de Le Mans a finales de la década de los 60′ fue absoluto, y el modelo protagonista fue el Ford GT40. En los años 1968 y 1969 las victorias corrieron a cargo del Mark I, mientras que el Mark II obtuvo su primera victoria en el Circuito de la Sarthe en 1966, pero el Mark II de 1967 tenía un diseño y una mecánica, estaba hecho de otra pasta. Desde un inicio el GT40 fue una propuesta inglesa y americana con una clara inspiración en el Lola Mark 6 de Eric Broadley. Podríamos decir que su origen más que espacial era aeroespacial, mientras que Ford se refirió a su origen como el ‘J-Car‘. Su chasis fue construido con un panel de aluminio con segmentos unidos entre sí y el limpiaparabrisas era de un Boeing 707 ¿No es toda una obra de arte?
Ford comenzó a trabajar en el ‘J-car’ de la mano de Kar Kraft en 1965, después de que el GT40 sufriera varias malas salidas en el Circuito de la Sarthe. Podría, incluso, haber competido ya en 1966, cuando Ford llevó una unidad a Francia para realizar las pruebas previas a la carrera pero el Mark II parecía una apuesta más segura en ese momento que una máquina completamente nueva en un entorno no muy amigable para la marca. Y ahora mirando atrás podemos decir que fue una decisión correcta.
Pero la historia de este coche de carreras cambió drásticamente cuando durante una serie de pruebas en los Estados Unidos, Ken Miles murió en el Circuito de Riverside en el sur de California. Tras este terrible accidente, se modificó la carrocería del ‘J-car’ para evitar que se levantara del asfalto a alta velocidad, y de esta remodelación nacería el Mark IV. Ya en 1967 Ford llegaría a Le Mans con cuatro ejemplares del Mark IV listos para competir al nuevo Ferrari P4, y al volante de cada uno de ellos había un piloto estadounidense.
En 1968 un cambio en las reglas hizo que los GT40 Mark II y Mark IV no pudieran seguir compitiendo, dando paso a una nueva generación.
Ahora uno de los Mark IV puede ser tuyo, Leach vendió este a su propietario actual en 1994 y en el 2015 la FIA le otorgó un Pasaporte Histórico que le permite competir en una serie de carreras aprobadas por la FIA. Un auténtico pedazo de la historia que saldrá a subasta de la mano de la casa Gooding & Company el próximo mes en Amelia Island.