El Lancia Stratos es todo un clásico del Grupo B, un icono del automovilismo italiano que acapara las subastas más prestigiosas de todo el planeta y enamora a los coleccionistas más adinerados. Fue homologado para el Campeonato Mundial de Rally en 1974 y se llevó numerosas victorias a casa. En total 500 unidades se homologaron para la carretera pero en 1978 solo 492 ejemplares habían salido de la línea de producción. Estos números hacen que sea casi imposible encontrar hoy en día un Lancia Stratos en buen estado y original, y de ser así su precio se dispara por las nubes.
Pero recientemente encontramos en venta esta unidad en un estado impecable, que acaba de ser vendida en el sitio web «Bring a Trailer» por un precio final de 400.000 euros, pese a que su precio inicial era de 261.000 euros. Se trata del número 44 de los 492 que se fabricaron para competir en el Grupo 4 del Campeonato Mundial de Rally. Este coche solo ha pasado por las manos de dos propietarios desde que fue producido en 1974, pasando la mayor parte de su vida en Italia, antes de ser llevado a los Estados Unidos.
En total suma unos 71.000 kilómetros y puede hacer gala de tener el motor, la transmisión y el chasis totalmente originales. Debajo del capó encontramos un motor V6 de 2.4 litros que produce 190 caballos de potencia, la cual se envía directamente a las ruedas traseras a través de una caja de cambios manual de cinco velocidades. En su exterior hace gala de una pintura Rosso Arancio Rally con las alfombrillas a juego, asientos «Havana» y el color negro del panel de instrumentos, paneles de las puertas y respaldos del habitáculo.
Este modelo recibió una completa revisión en el 2017 y funciona a la perfección como si se tratara de un modelo nuevo. Desgraciadamente como hemos mencionado ya tiene dueño, el cual ha tenido que desembolsar una importante suma de dinero para tener en su garaje este impresionante clásico italiano que no pasará nunca de moda.
Que diseño tan espectacular. No pasará de moda jamás. Pena de Lancia.
Como todos los Lancia…más feo que pegarle a un padre.